La imputación de Sarkozy no baja su ego; Valls, un político centrista en la izquierda

    • La característica que más ha definido al expresidente, ahora imputado por cargos de tráfico de influencias y revelación de secretos profesionales, han sido sus constantes apariciones en televisión.
    • Manuel Valls es el mejor político del Gobierno con un 61% de aprobación aunque ha recibido fuertes críticas entre sectores de izquierda por su política migratoria.
Sarkozy, imputado por corrupción activa y tráfico de influencias
Sarkozy, imputado por corrupción activa y tráfico de influencias

Político y abogado, Nicolas Sarkozy consiguió alcanzar el Elíseo durante la legislatura entre 2007 y 2012, antes de ser derrotado por la izquierda de François Hollande. Desde sus inicios ha tenido un importante papel no sólo en la vida mediática gala sino también a nivel internacional, y su vida, tanto social como política, ha estado en portada de diferentes medios en repetidas ocasiones.

'Pequeño Napoleón' le llaman. Por un "ego que parece superar al de sus antecesores", como explica el periodista guatemalteco Gustavo Berganza, "Sarkozy es el tipo de chaparro napoléonico que luce más alto de lo que en realidad es". La característica que más ha definido al expresidente, ahora imputado por cargos de tráfico de influencias y revelación de secretos profesionales, han sido sus constantes apariciones en televisión.

Ya sea por sus relaciones personales o por sus polémicas políticas, como la referente a la expulsión de los gitanos de Francia o las medidas contra la población musulmana, Sarkozy ha sido carne de cañón para los medios informativos donde, además, parece haber mostrado cierta hambre de notoriedad y ego.

Ambicioso sin remedio, los analistas explican su "afán de figuración y publicidad" en una serie de complejos no superados. Así, Berganza explica cómo Sarkozy llevó durante toda una campaña presidencial a una novelista para que luego escribieran un libro sobre él. La autora, después de pasar tanto tiempo junto al expresidente, le comentó que nunca había pasado tanto tiempo "en compañía masculina sin que al final alguno intentara seducirla". El ego de Sarkozy fue quien le respondió: "Es a Francia a quien estoy seduciendo".

Sin embargo, durante su mandato su popularidad cayó en picado hasta que François Hollande se erigió en el "salvador de la izquierda" que logró sacarlo del Elíseo. Ahora, azotado por las acusaciones por revelación de secretos profesionales y tráfico de influencias, Sarkozy parece no haberse achantado en absoluto."Nunca he traicionado la confianza de los franceses", explicó tras su detención. "Todo ha sido hecho para mostrar una imagen de mi que no es conforme a la realidad", declaró. "Nunca he cometido un acto contrario a los principios republicanos o al estado de derecho", anunció en TF1. El expresidente pasó este lunes cerca de 15 horas en comisaría declarando sobre un presunto caso de corrupción.

El exdirigente se presentó como víctima de "una justicia instrumentalizada".El contraataque del expresidente no dejó espacio para el suspense, de acuerdo a Libération. Víctima, complot, jueces partisanos… y una vuelta a la política que sería necesario antes del final del verano. El diario recoge así las declaraciones de Sarkozy, en su primera entrevista desde 2012, rompiendo un silencio mediático que justificó para mostrar a los franceses "la instrumentalización de la justicia".Un centrista en la izquierda francesa

Manuel Valls, nacido en Barcelona hace 51 años, ha sido nombrado primer ministro del Gobierno socialista de François Hollande, que se visto forzado a remodelar su gabinete tras la derrota histórica en las elecciones municipales. Valls viene de familia de artistas: es hijo del pintor catalán Xavier Valls y de la italiana Luisangela Galfetti, y sobrino-nieto de Manuel Valls i Gorina, compositor del himno del F.C. Barcelona, club por el que el político socialista siente devoción desde que siendo adolescente iba al Camp Nou aprovechando las escapadas a la capital catalana.

Se ha criado en Francia, aunque pasaba los veranos en Barcelona, donde su padre trabaja por temporadas. Desde la adolescencia, Manuel Valls se sumergió en un mundo donde la cultura y la política estuvieron entrelazados. A los 17 años se afilió al Partido Socialista, aunque no obtuvo la nacionalidad francesa hasta los 20 años, lo que le impidió votar en 1981 por François Mitterrand, el primer presidente socialista en Francia.

De su padre Xavier, "extraordinariamente culto" y que mimó una pintura pausada y meticulosa, ha heredado "la seriedad" y cierto carácter introvertido cuando al principio no conoce a la persona que trata. Lo cuenta Gloria Bosch, directora de arte en Fundación Vila Casas, donde se expuso hace meses una muestra sobre Xavier Valls y su obra.

En su historia familiar, hay un momento de dolor y dificultad. Su hermana Giovanna cayó en el infierno de las drogas y contrajo el virus del VIH. Giovanna reside en Barcelona, donde se dedica ahora al campo de la geriatría familiar. La situación de su hermana y cómo lo vivió el político socialista se relata en el libro 'Manuel Valls, los secretos de un destino'. La prensa francesa sostiene que su experiencia familiar explica su postura dura sobre el consumo de cannabis. Su hermana relata a los autores del libro que fue Manuel quien la salvó de la heroína. Le hizo entrar en razón sobre que había dos opciones: o la droga o la vida.

Valls está enclavado en lo que ha venido a llamarse la segunda izquierda, más pragmática que la encarnada por François Mitterrand. Durante sus estudios de Historia en la Universidad de París I Tolbiac, formó parte del sindicato socialista de estudiantes y que le permitió adentrarse en la política francesa. El gran salto de su carrera política se produjo cuando alcanzó el cargo de responsable de comunicación y relaciones con la prensa del gabinete de Lionel Jospin, primer Ministro de Francia entre 1997 y el 2002.

Valls fue elegido alcalde de Evry en 2001 y logró entrar en la Asamblea Nacional al año siguiente. Su popularidad local no dejó de crecer a la par que su dimensión nacional. Su gestión como regidor de Evry, ciudad obrera con disturbios habituales, le dio puntos en su carrera política.
De cara a las primarias de 2011, Valls apoyó inicialmente a Dominique Strauss-Kahn, antes de que un escándalo sexual acabara con las aspiraciones del exdirector del Fondo Monetario Internacional, lo que le animó a presentar su propia candidatura. Fue penúltimo de los seis candidatos, con el 6% de los votos, pero Hollande le rescató para su candidatura.Críticas a su política migratoria

Controvertido y criticado por mantener posturas fuera de la línea del partido, se ha mostrado favorable en múltiples ocasiones a la implantación de la videovigilancia y a armar a las policías municipales. El catalán ha sido criticado en su partido y por sectores de la izquierda por su política migratoria. En septiembre de 2013, Manuel Valls defendió que los campamentos ilegales de rumanos y búlgaros debían ser desmantelados y sus ocupantes, expulsados a sus países. "Los gitanos tienen vocación de volver a Rumanía o a Bulgaria. donde las autoridades de ambos países tienen que hacer esfuerzos para su integración", subrayó entonces Valls.

La detención y expulsión a Kosovo de una niña gitana de 15 años durante una excursión escolar desató una intensa polémica en Francia y volvió a colocar en el centro de las críticas a Manuel Valls. Tras la tormenta política, el presidente Hollande ofreció a la niña, Leonarda Dibrani, volver al país galo, pero sin su familia. La Justicia francesa acabó fallando este año contra la entrada de la familia de la menor.
El ministro mejor valorado

Manuel Valls es el mejor político del Gobierno con un 61% de aprobación. Al mismo tiempo, encarna el ala más conservadora del Partido Socialista (PS) y gestiona la seguridad interna de Francia con mano de hierro y una hiperactividad que, según el semanario "Le Point", recuerda a la del expresidente conservador Nicolas Sarkozy, que preparó desde Interior su ascenso al Palacio del Elíseo.

Analistas franceses le consideran el mejor comunicador del Gobierno de Hollande. Thomas Guénolé, politólogo del Centro de Investigaciones del Instituto Político de París, explica a teinteresa que es con diferencia el ministro que mejor se expresa y con más proyección mediática. Pero duda de que Valls vaya a salvar a Hollande del desastre y de una mala gestión, marcada por el aumento del paro. La clave, dice, es que se cambie la tendencia en el paro y empiece a bajar.

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