La odisea de un padre y un hijo que salvaron su vida dos veces seguidas

Bryan Anderson estaba en su casa con su hijo Kaden cuando se produjo la primera explosión. Anderson relata al diario Dallas News que nada más producirse la primera explosión salieron huyendo de su casa.

Bryan decidió ir al lugar de la explosión por puro instinto. “Cuando vi la gravedad de lo que estaba ocurriendo me planteé dar la vuelta. Pero no lo hice. La segunda explosión golpeo de lleno a mi camioneta y nos desplazó varios metros. No sé qué pasó, solo sé que minutos después ni mi hijo ni yo podíamos ni ver, ni oír ni respirar”, relata.

Tras los primeros minutos de angustia, Bryan cogió a su hijo y se dirigieron a una residencia de ancianos para pedir ayuda. Pero allí se encontraron con otro peligro. “Fuimos a buscar ayuda cuando alguien nos dijo que nos alejáramos lo antes posible de este lugar porque podría haber una fuga de gas”.

Finalmente su aventura terminó en Hillcrest Baptist Medical Center, donde Anderson y su hijo fueron atendidos. “Seguimos vivos y nuestros familiares también están bien. Hay una gran cantidad de personas que no puede decir lo mismo. Somos afortunados”.  Eso sí, a partir de ahora, Bryan se lo pensada dos veces para acudir al lugar de los hechos cunado ocurra algún accidente.