La "okupación", una nueva táctica para salvar la cultura egipcia

  • Marina Villén.

Marina Villén.

El Cairo, 20 jun.- ¿La identidad cultural de Egipto está en peligro con los Hermanos Musulmanes? Eso piensan numerosos egipcios, que tras meses de protestas en la calle han optado por un nuevo método de presión: "okupar" el Ministerio de Cultura.

Escritores, cineastas y artistas están detrás de esta iniciativa sin precedentes, que ya cumple dos semanas de vida con el fin de proteger la cultura egipcia de la influencia de los islamistas y su visión conservadora.

Los temores a este dominio surgieron hace tiempo, pero estallaron con la actuación del nuevo ministro de Cultura, Alaa Abdelaziz, quien en mes y medio ha despedido a importantes responsables culturales como los directores de la Opera de El Cairo y de la Biblioteca Nacional y los Archivos.

Lo que comenzó como una protesta para exigir la renuncia de Abdelaziz, ha dado paso a un movimiento más global en defensa de la identidad diversa de Egipto, frente a los intentos por "islamizarla".

En el interior de la sede ministerial, el reputado director de cine egipcio Jaled Yusef explicó a Efe que el régimen de los Hermanos Musulmanes "menosprecia la cultura" y está consagrado a "valores retrógrados contrarios a la civilización y la historia" de este país.

"El peligro se cierne sobre componentes básicos de la cultura e identidad egipcias, labrados a lo largo de 7.000 años", subrayó este cineasta, discípulo del gran Yusef Chahine y conocido por su compromiso político.

El ministro alega que el objetivo de estos cambios es limpiar de corruptos las instituciones culturales del Estado, unas acusaciones que no han sentado nada bien entre los intelectuales.

En declaraciones a medios egipcios, denunció la semana pasada que la cultura egipcia ha estado durante mucho tiempo "monopolizada por un grupo excluyente", en alusión a los liberales.

Abdelaziz tiene vetada la entrada al ministerio, pero a su sede siguen acudiendo los funcionarios. La rutina laboral en la planta alta del edificio contrasta con la "okupación" del primer piso, redecorado con un mural de estilo faraónico.

Con el fin de que no se borren las que consideran como señas de identidad de Egipto, todas las noches se organizan frente al ministerio conciertos, espectáculos de danza y obras de teatro, en los que no faltan reivindicaciones revolucionarias.

En el interior de este palacete situado en el acomodado barrio de Zamalek, donde siempre pasan la noche al menos una decena de activistas, los intelectuales más veteranos debaten los siguientes pasos que adoptarán.

Una caricatura del ministro da la bienvenida al visitante. Esa puerta ha sido también cruzada por opositores como el premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei o el "imán de la revolución", Mazhar Shahin, famoso por guiar el rezo en la plaza Tahrir.

Todos recuerdan que Egipto ha sido una referencia musical y cinematográfica en Oriente Medio y que su historia engloba también la herencia faraónica y cristiana, además de la islámica.

Una de las principales preocupaciones de los intelectuales consultados por Efe son los Archivos Nacionales, que contienen documentos confidenciales sobre las relaciones de Egipto con Israel, el Canal de Suez o la historia de los Hermanos Musulmanes.

La decisión de tomar el ministerio fue adoptada después de que no obtuvieran ningún resultado con las protestas, huelgas y la suspensión de actuaciones en la Ópera.

Uno de los ideólogos de la "okupación", el productor cinematográfico Mohamed al Adl, detalló a Efe la estrategia, que comenzó con el rumor de que iban a irrumpir en la sede del Consejo Superior de Cultura y no en el ministerio.

Tan solo 15 personas, entre las que se encontraban Al Adl, Yusef y el escritor Bahaa Taher, acudieron al ministerio el pasado 5 de junio para entregar una carta a Abdelaziz. Esta excusa dio paso al anuncio de que no tenían intención de abandonar el edificio.

En defensa del ministro salieron la semana pasada decenas de islamistas, que protagonizaron frente al ministerio una contramanifestación, que derivó en violencia y aumentó el activismo político de la "okupación".

Las tertulias y los espectáculos pretenden ser la pista de despegue para "la segunda revolución": el próximo 30 de junio, los movimientos opositores y revolucionarios han convocado marchas en todo Egipto con las que esperan forzar al presidente egipcio, Mohamed Mursi, a convocar elecciones presidenciales anticipadas.

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