La violencia se recrudece en Somalia con divisiones entre los insurgentes islamistas

  • Los recientes atentados cometidos contra mezquitas de Somalia inmersa en una guerra civil desde hace dos décadas representan un giro en la lucha que libran los insurgentes islámicos, Naciones Unidas y el Gobierno somalí apoyado por occidente. Nunca antes se había atacado un templo musulmán durante el conflicto y según los analistas, las explosiones indican que hay una lucha de facciones en el seno de los rebeldes fundamentalistas de Al Shabaab, algunos de ellos bajo la influencia de islamistas radicales de países como Pakistán y Afganistán.
Tristan McConnell | GlobalPost

(Nairobi, Kenia).El 27 de abril un terrorista suicida se inmoló en un destacamento de los cuerpos de paz de la Unión Africana (AMISOM), que intentaban tímidamente ampliar la zona de control en la capital. Fue el primer ataque suicida en meses. Ese mismo día también explotó una mina fuera de la mezquita de Abu Hureyra en el mercado de Bakara, un bastión de los insurgentes. La tragedia dejó un muerto y ocho heridos que se preparaban para los rezos.

Era la primera vez en los 19 años de guerra de Somalia que se atacaba una mezquita. Pero no sería la última. El 1 de mayo, en la mezquita de Abdalla Shideye, las plegarias del mediodía se vieron interrumpidas por dos explosiones, esta vez dentro del recinto. Los líderes insurgentes de Al Shabaab suelen ir a este templo.

Al día siguiente, otra mezquita fue bombardeada en la ciudad portuaria de Kismayo, otro bastión de Al Shabaab, en la que murió al menos una persona. Al parecer, el objetivo del ataque del 1 de mayo era el jeque Fuad Mohamed Shongole, que a menudo asiste a la plegaria de los sábados en la mezquita. “Murieron 32 personas y más de 70 resultaron heridas en el ataque”, declaró a Reuters un funcionario de Al Shabaab. “El jeque Fuad sufrió heridas en las manos”.

La explosión fue la más mortífera desde diciembre pasado cuando un ataque suicida durante una graduación universitaria dejó 27 muertos, entre ellos, tres ministros del Gobierno. Todas las partes en conflicto — Al Shabaab, Hizbul Islam, el Gobierno y AMISOM — niegan cualquier responsabilidad en el atentado. Después del ataque, el jeque Shongole, herido, fue a una radio local y responsabilizó a las empresas de seguridad internacionales que trabajan en nombre de la misión de paz de la Unión Africana.

Si bien AMISOM frecuentemente ataca con morteros y cohetes algunos barrios densamente poblados como Bakara, son muy pocos los que dan crédito a la acusación de que planearan a propósito los ataques en lugares públicos. Un residente de Mogadishu cuenta vía telefónica que “el 99 por ciento de la gente” cree que las bombas fueron organizadas por facciones de Al Shabaab.

A pesar de que han acorralado al Gobierno y a AMISOM, los analistas indican que Al Shabaab está profundamente dividido a nivel ideológico y de clanes. En palabras de Sitg Harle Hansen, de Horn of Africa, una organización con sede en Oslo, Shongole era “uno de los principales ideólogos de Shabaab”. Fue imán de la mezquita de Rinkeby –ahora cerrada- y se dice que canalizaba el dinero de la diáspora.

Se calcula que en Suecia viven unos 25.000 somalíes; el año pasado otros 5.000 solicitaron asilo. Shongole estaba entre los 11 somalíes sospechosos de terrorismo, cuyos activos fueron incautados por EEUU.Además de Ahmed Abdi Godane e Ibrahim Haji Jamaa, ambos veteranos de Afganistán, Shongole es un elemento clave de la campaña para internacionalizar la insurgencia somalí y reclutar a extranjeros.

Los analistas indican que los cientos de extranjeros de Pakistán, Irak y Afganistán que tienen vínculos con Al Qaeda han provocado divisiones en la jerarquía de los insurgentes. Algunos se oponen a la ideología de los máximos líderes de Al Shabaab de promover una yihad mundial y quieren limitar la batalla a ganar el control del estado somalí.

“La próxima lucha será entre los yihadistas extranjeros y los yihadistas nacionalistas”, explica Rashid Abdi, experto en Somalia para International Crisis Group, de Nairobi. “Los atentados a la mezquita son un signo de lo que vendrá, una batalla despiadada dentro de la jerarquía de la insurgencia”.

Como siempre, serán los somalíes de a pie lo que se verán atrapados por este torbellino. Pero también se avecina otra lucha. Durante el fin de semana, los miembros de la milicia Hizbul Islam, un socio de la insurgencia de Somalia, atacaron la localidad pirata de Haradheere y obligaron a los piratas a abandonar el lugar. Los testigos describen elegantes todoterrenos con televisores de pantalla plana huyendo hacia el norte, a Hobyo, otro famoso paraíso de piratas, después que los islamistas invadieran Haradheere con una flota de camionetas con artillería pesada, conocida como “técnicas”.

“A partir de ahora, Haradheere es una de las aldeas somalíes donde se implantará la sharia (ley) islámica”, declaró un comandante de Hizbul Islam a la agencia France Press. “No habrá piratería ni ningún tipo de robo. Desde ahora la gente obedecerá la ley islámica”, afirma el jeque Ahmed Abu Yahya. “Nuestra presencia cambiará la imagen de este pueblo, que los bandidos se encargaron de destruir”.

Otro comandante islamista de Hizbul Islam indica que su grupo liberará a los cerca de 300 secuestrados que ha descubierto en la zona. Sin embargo, es poco probable que el control islamista de Haradheere acabe con la piratería frente a las costas somalíes. Los piratas ya se han desplazado a otros lugares y se han llevado los barcos y los rehenes con ellos.

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