Las revolución egipcia se dibuja desde Brasil

  • Enrique Rubio.

Enrique Rubio.

El Cairo, 12 ago.- Desde el otro lado del Atlántico, el brasileño Carlos Latuff se ha convertido en el cronista más punzante de la revolución egipcia, de sus anhelos y sus éxitos, pero sobre todo de sus continuos reveses.

Pocos en la plaza Tahrir, corazón de la revuelta que acabó con el régimen de Hosni Mubarak, desconocen quién es Latuff.

Y quienes no lo saben, a buen seguro que se han topado con alguno de sus dibujos y caricaturas, ommnipresentes en la plaza durante las protestas -que ahora viven un parón por el ramadán- y en el ágora digital de Facebook y Twitter, donde se gestó y continúa labrándose la revolución.

Sus caricaturas han puesto color a pancartas revolucionarias y dado cobijo a los acampados en Tahrir, que han decorado con ellas el exterior de sus carpas y tiendas de campaña.

¿Cómo ha podido un hombre que no ha pisado Egipto, que no sabe árabe y que vive a miles de kilómetros captar de esa forma un sentimiento colectivo y plasmarlo en imágenes?.

"Mucha gente piensa que se trata de mi origen libanés, por mi abuela, pero no es eso. Es más bien solidaridad con los pueblos, ya sean árabes, kurdos o de donde sean. Me considero un internacionalista", explica Latuff a Efe por teléfono desde Río de Janeiro, donde nació en 1968.

No habla árabe, pero cuenta con una tropa de colaboradores y amigos que le ayudan a traducir el texto en sus dibujos, aunque en muchos casos estos hablan por sí solos.

Para estar permanentemente al día de todo lo que ocurre tan lejos, Latuff se nutre sobre todo de Twitter, la gran fuente de información de la revolución egipcia, en la que los jóvenes vierten de forma inmediata cualquier cosa que sucede.

"Yo siempre elijo bando, no pretendo ser neutral, y en este caso mi bando es el pueblo egipcio", dice Latuff, quien pese a todo no se considera el "dibujante oficial" de la Revolución del 25 de Enero, que consiguió derrocar a Mubarak.

El brasileño considera que la caída de Mubarak "no significa el final de la revolución, como muchos creían, así que hay que seguir apoyando al pueblo egipcio hasta que consiga la democracia".

Para muchos, ese afán de Latuff por convertirse en "la voz de la gente" le ha abierto de par en par las puertas de un país que se mira en el reflejo de sus dibujos.

Como dijo el caricaturista egipcio Amr Selim al diario "Al Ahram Online", Latuff "criticó la dictadura egipcia cuando estaba en su apogeo, por lo que nadie debería sorprenderse ahora o menospreciarlo por ser brasileño".

"De igual forma", insistió, "se esperaría que yo, un caricaturista egipcio, no dibujase nada relacionado con lo que sucede en Yemen, Palestina o EEUU".

Para otros, sin embargo, Latuff no deja de ser un advenedizo, con un conocimiento parcial y limitado de la realidad sobre la que dibuja.

No hay día en que las redes sociales no ardan por alguna polémica relacionada con Latuff. La última de ellas, la acusación de ser "sionista", probablemente la más desacertada que se le pueda haber lanzado nunca.

"Estuve 15 días en Palestina en 1999. Después de aquella experiencia decidí volcarme en apoyar el movimiento palestino", señala sobre esta causa, que se ha dedicado a defender con denuedo, en muchas ocasiones levantando ampollas en Israel.

Sin embargo, esa capacidad de no dejar indiferente también se ha vuelto en alguna ocasión en su contra y en la de sus causas.

Una de las ocasiones más dolorosas para el dibujante fue la reacción que suscitó una caricatura en la que se burlaba del rey saudí, Abdalá bin Abdelaziz, para tratar de apoyar a las mujeres que desafían la prohibición de ponerse al volante de un coche en ese país.

Algunas de ellas se quejaron al considerar que, antes que ayudarlas, esa falta de respeto perjudicaba su objetivo.

"Hubo gente que protestó. Por respeto a esas mujeres, quité el dibujo de mi página web, su lucha es muy importante", asegura, aunque reconoce que "este tipo de cosas puede suceder".

Y aunque no se atreva a ejercer de adivino sobre el rumbo que tomará Egipto -"nadie podía haber previsto la caída de Mubarak"-, por ahora no viajará a El Cairo para comprobarlo "in situ".

Teme ser detenido: "Estoy seguro de que el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas podría fabricar algo en mi contra, arreglar una excusa para detenerme y expulsarme. Temo que me detengan en el mismo aeropuerto".

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