Las terrazas secretas de Roma

  • La capital italiana esconde numerosos sitios que pasan desapercibidos a los ojos de los turistas. Aunque suelen ser lugares algo caros, no está de más conocer dónde están las mejores terrazas que hasta ahora sólo conocían los romanos.
La capital italiana esconde numerosos sitios que pasan desapercibidos a los ojos de los turistas.
La capital italiana esconde numerosos sitios que pasan desapercibidos a los ojos de los turistas.
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Fulvio Paolocci y Angelica Marin | GlobalPost

(Roma, Italia). Justo una manzana al este del Coliseo hay una terraza en un séptimo piso que la mayor parte de los romanos conocen por conducir alrededor del monumento. Esta terraza suele pasar desapercibida a los turistas que caminan, perdiéndose así una de las vistas más impresionantes del Coliseo.

La vista "pertenece" al Palazzo Manfredi, del siglo XVI, un hotel de cinco estrellas que inauguró su terraza a principios de año y cuya minúscula puerta de acceso está en la Via Labicana.

Eso sí, la vista tiene un precio: sólo la pueden disfrutar los clientes del restaurante del hotel, el Aroma, en donde una cena de tres platos puede costar unos 100 euros por persona.

Añejo, como el buen vino

Las ofertas gastronómicas alrededor del Panteón apenas se pueden comparar a la elegancia de este templo de casi 2.000 años de antigüedad. Dejando atrás los bares turísticos y los restaurantes de comida rápida, detrás del Panteón hay una plaza más pequeña que tiene un elefante de mármol en la que se abre todo un nuevo mundo de opciones. Allí está el Grand Hotel de la Minerve, el más viejo de Roma, que acaba de cumplir dos siglos.

Un ascensor sube hasta la terraza en forma de ele, desde la que se puede ver la cúpula del Panteón a un lado y la plaza Venecia en el otro. Pese al lujo del hotel, no se exige ropa formal para subir a la terraza. "Me gustaría que todo el mundo vistiese pantalón corto; así yo también me lo podría poner", bromea Ezio Sacrini, el jovial director del establecimiento.

La música del piano ambienta la noche, mientras un camarero ofrece mojitos hechos con tres tipos diferentes de menta fresca o una variante llamada Basiliquito, con albahaca de Génova y Grecia que crece en grandes macetas desplegadas por la terraza. Mejor aún, sorprende a tu acompañante pidiendo un Angelica Martini, un cóctel inventado por esta periodista de GlobalPost la noche que visitó el hotel. El precio medio de las copas es de 15 euros.

Un barman impecable

Cerca de la entrada del Foro Romano, cruzando hacia Via Cavour, en la primera intersección a la izquierda está el Hotel Forum. Su terraza con jardín en el último piso es territorio de un camarero sonriente que habla varios idiomas pero que prefiere que sus cócteles hablen por sí mismos.

Las gaviotas sobrevuelan mientras los clientes se relajan en los bancos con cojines. De unos altavoces escondidos tras una buganvilla violeta sale tranquila música lounge. Aquí se puede tomar el Americano, una bebida a base de vermú y Campari con soda que fue inventada en la década de 1930 para emular los cócteles de EEUU.

El bar de la terraza sirve de todo, desde cerveza hasta combinados clásicos y champán. Entre 8 y 30 euros.

Panorámica con encanto francés

En la popular Via Veneto la "Dolce Vita" es agua pasada. Estos días no queda ya nada del viejo glamour que dio fama al cine italiano en la década de 1960. Así que si estás por la Piazza Barberini, ahorra tiempo y atraviesa la Via Veneto. Al final, dos manzanas hacia el oeste, está un hotel que rememora aquéllos lejanos tiempos. 

El lujoso Hotel Sofitel Villa Borghese, gestionado por una compañía francesa, es un majestuoso palacio de mármol en donde el director Federico Fellini solía tomarse un trago para rematar la noche romana.

El atardecer es el mejor momento para disfrutar de Bellavista, la terraza del séptimo piso, totalmente ajena al ruido urbano. Es el lugar idóneo para tomar una fotografía panorámica nocturna del Vaticano. Los precios de los cócteles rondan los 18 euros, y una cena de cuatro platos, los 80 euros.

Moderna y minimalista

En cualquier lugar en torno a la Piazza del Popolo los bares y restaurantes ofrecen bebidas a algo menos de 10 euros por simplemente ver pasar a la gente desde debajo de una sombrilla. Caminando un poco y por la mitad, se puede disfrutar del Hotel Valadier. Sólo hay que ir a la Via del Corso y girar a la izquierda en la primera calle.

En el último piso del Valadier está el restaurante HI-Res, una terraza brillante y cómoda y con una decoración tan moderna que uno podría pensar que está en un bar de Nueva York. Pero las cúpulas romanas ponen el toque especial.

Clientes exclusivos, políticos y actores italianos acuden al HI-Res cualquier noche de la semana. Mientras la música que pincha un atractivo DJ brasileño suena de fondo, los camareros sirven aperitivos de inspiración italiana, francesa y asiática.  "Nuestra cocina es minimalista", explica Andrea Ciotoli, gerente del restaurante. "Intentamos cambiar lo menos posible los sabores originales de la comida que servimos".

La terraza enmarcada en acero da sombra a los clientes que deciden acudir a disfrutar de un aperitivo temprano por la tarde. Los cócteles son generosos y rotundos. Bien sea una caipiroska brasileña o un cóctel veraniego de la casacon vodka, kiwi y zumo de manzana, una sola bebida es suficiente para abrir el apetito. En el tartar bar se pueden acompañar los tragos con bocados de carne y pescado crudo. A partir de 15 euros.

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