Los edificios de la época fascista de Tailandia tienen sus defensores

  • Canela Bangkok, 19 mar.- Grupos de ciudadanos han emprendido un movimiento para tratar de evitar la demolición de los edificios de Bangkok que rememoran la violenta etapa política de corte fascista que vivió Tailandia tras la caída de la monarquía absolutista.

Gaspar Ruiz-Canela

Bangkok, 19 mar.- Grupos de ciudadanos han emprendido un movimiento para tratar de evitar la demolición de los edificios de Bangkok que rememoran la violenta etapa política de corte fascista que vivió Tailandia tras la caída de la monarquía absolutista.

Activistas y arquitectos han apelado al Gobierno para que frene el derribo del Tribunal Supremo, un complejo de bloques uniformes de hormigón que contrastan con los estilizados tejados y cúpulas del cercano Palacio Real, un colorido ejemplo de la arquitectura tradicional.

Las máquinas han comenzado a destruir el primer edificio, el más antiguo del tribunal, y los obreros se afanan para construir una nueva estructura mayor, más moderna y con un estilo más cercano al "tailandés".

La mala reputación de la construcción que alberga el Tribunal Supremo, y también un laberinto de lúgubres calabozos, radica en que fue construido bajo el Gobierno del dictador Plaek Phibulsonkhram, uno de los líderes de la revolución de 1932 y que luego dirigió con puño de hierro a la convulsa Tailandia de mediados del siglo XX.

El general Phibul, como también era conocido y quien alió a Tailandia con Japón en la II Guerra Mundial, representó la corriente militarista opuesta a la monarquía tradicional en aras de un modernismo basado en las sociedades fascista y nazi en Europa.

Como otros edificios y monumentos de la época, el Tribunal Supremo fue construido siguiendo la estética austera de grandes bloques de hormigón y geometría repetitiva propia de los movimientos nacionalsocialistas en Europa.

A pesar de este incómodo legado, asociado a la dictadura y a una estética foránea, conservacionistas y arquitectos se manifiestan en favor de mantener en pie este edificio y otros de aquella pasada época "modernista" en Tailandia.

"Nosotros no queremos decirle al Gobierno lo que tiene que hacer, sino que tenga en cuenta el valor histórico de los edificios. Si tienes en cuenta todo el contexto, ¿merece la pena derribarlo para tener un nuevo edificio de oficinas?", dijo a Efe Smith Obayawat, presidente de la Asociación de Arquitectos Siameses.

Smith propuso que la mejor solución sería modernizar el interior con materiales y técnicas modernas, respetando la fachada y otros elementos históricos del complejo.

A la Corte Suprema también le han salido defensores en las redes sociales, como la campaña iniciada por Chatri Prakitnonthakam, profesor de Arquitectura de la Universidad de Chulalongkorn, la de mayor prestigio del país.

Chatri señaló que la ley castiga con severas penas de cárcel el derribo de edificios históricos, pero en este caso nadie se atreve a llevar la contraria al Poder Judicial y su propuesta de levantar un nuevo complejo sobre los mismos terrenos.

"La Policía teme afrontar el problema porque el litigante es el propio Tribunal Supremo que incumple la ley. Todo este lamentable episodio también refleja que la gente quiere borrar nuestro pasado oscuro, ya que el edificio fue construido durante el gobierno del dictador P. Phibulsongkhram", indicó el arquitecto en una entrevista con la prensa tailandesa.

Aquel dictador, que gobernó durante los periodos que van desde 1938 a 1944 y de 1948 a 1957, dejó la impronta marcial en otras construcciones de la época, entre estas el monumento a la caída de la monarquía absoluta, luego rebautizado como de la Democracia; el edificio de Correos y los bloques de viviendas en la avenida Ratchadamnoen o el estadio Supachalasai en Bangkok.

Otros edificios inspirados por el mariscal Phibul se ubican en la provincia de Lopburi, donde el dictador planeó sin éxito trasladar la capital.

El Monumento de la Democracia fue diseñado por el italiano Corrado Feroci, quien cambió su nombre a Silpa Bhirasri cuando adoptó la nacionalidad tailandesa e importó la impronta de la arquitectura y el arte de la Italia fascista donde él se había formado.

Según Chatri, las ansias de renovación también suponen una amenaza a la supervivencia de otros edificios de estilo Art Decó o modernistas de la época como la vieja imprenta Khurusapa, salvada de las máquinas de derribo por la oposición de los vecinos.

El teatro Sala Chalermkrung, otro ejemplo art decó tardío en Tailandia, se encuentra en buen estado de conservación aunque con cierto halo decadente de naftalina.

"La sociedad debería despertar y madurar. Aprendamos de lo que pensaba la gente en el siglo XX", concluyó Chatri en defensa de estos edificios de estética tan poco agraciada comparada con las filigranas de la arquitectura tradicional tailandesa. EFE

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