Los Juegos Olímpicos rehabilitan una de las zonas más pobres de Londres

  • Las obras avanzan en el Parque Olímpico de Stratford, al este de Londres y una de las zonas socialmente más deprimidas de Gran Bretaña. El evento deportivo supondrán un espaldarazo enorme al crecimiento del PIB británico.
Los Juegos Olímpicos rehabilitan una de las zonas más pobres de Londres - Getty
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Michael Goldfarb - GlobalPost

LONDRES— Los economistas se sorprendieron la semana pasada cuando los resultados del PIB británico del segundo trimestre se revisaron ligeramente al alza. La explicación de ese pequeño punto porcentual se puede encontrar directamente en el Parque Olímpico de Stratford, al este de Londres.

Los organizadores de los Juegos Olímpicos de Londres aseguran que se trata de la obra más grande de Europa. Unas 10.000 personas están trabajando en ella, el 20 por ciento empleados locales. Un centro comercial de 1.500 millones de libras en Westfield, parte de un programa de regeneración local independiente (pero a la vez dependiente) de los Juegos, está prácticamente terminado en las proximidades del nuevo escenario olímpico. Mientras, en la franja sur, al margen de una desagradable autovía de cuatro carriles en la que solía haber solares con coches de segunda mano, acaba de abrir un concesionario de Porsche.

Definitivamente han vuelto los días felices a esta zona, considerada una de las más pobres y socialmente deprimidas de Gran Bretaña y de toda Europa hasta que llegaron los Juegos Olímpicos.

Una reciente visita a las obras de las instalaciones olímpicas, que ocupan 202 hectáreas, revela los motivos que justifican las buenas sensaciones que rodean todo el proyecto en este momento. Detrás de una valla electrificada de 12 kilómetros se puede ver que los edificios y los estadios ya están terminados, o casi, aún quedan unos dos años para la ceremonia de inauguración.

La estructura del Estadio Olímpico está terminada y se están instalando ya los asientos. En el velódromo se está colocando el suelo de madera “súper rápido”. El mayor edificio, el de las retransmisiones y de la prensa (93.000 metros cuadrados y capacidad para unos 20.000 periodistas), está siendo cableado. En la primera fase de la Vila Olímpica, con 2.800 viviendas y en donde se alojarán unas 16.500 personas durante las competiciones, se están instalando las unidades de aire acondicionado y de ventilación.

El edificio al que le quizás le falta más para estar acabado es también la pieza arquitectónica más especial del parque: el Centro Acuático de Zaha Hadid. Se sabe que será una obra maestra porque el edificio de Hadid se han convertido en el centro de debate favorito de la prensa británica, generando falsas polémicas en torno al mismo. Es demasiado caro, dicen unos; va retrasado, es demasiado difícil de construir, etcétera. Incluso en su estado inacabado, se puede ver que el edificio de Hadid, con su techo arqueado que recuerda a un delfín o a un nadador de mariposa entrando en el agua, será uno de los más hermosos de lo que va de siglo.

Igual de impresionante que los avances en las edificaciones es el trabajo que ya se ha hecho para recuperar la zona medioambientalmente, explica Alison Nimmo, directora de Diseño del Olympic Delivery Authority. El Parque Olímpico está en torno al río Lee, un afluente del Thames. Durante décadas, fue la zona de vertido de toda la basura de Londres, de los residuos industriales, de los escombros de los edificios destruidos durante la II Guerra Mundial y de los restos habituales de la vida moderna: carritos de la compra, neveras viejas, televisores y coches robados.

“Se han ‘recuperado’ cuatro millones de toneladas de basura. El 90 por ciento del suelo ha sido descontaminado”, explica Nimmo.

Teniendo en cuenta que el Parque Olímpico está en una zona densamente poblada de Londres, a unos 6 kilómetros del distrito financiero de Canary Wharf, un observador no puede dejar de asombrarse ante lo que está ocurriendo. Más todavía si está familiarizado con la reciente historia de grandes proyectos de edificación en Londres.

La remodelación del estadio de Wembley, sede de la selección nacional de fútbol, se terminó con un retraso de 18 meses y 400 millones de libras por encima del presupuesto. En la British Library se hicieron obras que tardaron más de una década de lo previsto, y también por encima de lo presupuestado. Y eso son solo dos ejemplos. Es difícil encontrar un gran proyecto de infraestructuras en Gran Bretaña en las dos últimas décadas que haya respetado los plazos y el presupuesto.

Las obras de los Juegos Olímpicos parece que lo lograrán, aunque los números de los presupuestos quizás tengan que ser revisados. El proyecto empezó siendo una sociedad público-privada en tiempos de bonanza económica.

Pero el sector privado ha ido reduciendo dramáticamente su participación, aunque Nimmo no la cuantifica. El gobierno, pese a su presupuesto austero, está comprometido a aportar los fondos necesarios para que el proyecto salga adelante. La cantidad comprometida por el Olympic Development Authority se sitúa ahora en los 7.200 millones de libras.

Lo que toda esta construcción significará para los habitantes de la zona es difícil de evaluar. Antes de la llegada de las Olimpiadas, esa zona de Londres era conocida por tener una de las mayores tasas de tuberculosis en el mundo occidental.

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