Los países del Este siguen apostando por el euro

  • Los disturbios en Grecia, las tasas de cambio inciertas y el temor al impago de deuda de Irlanda, Portugal y España de los últimos meses no han mancillado la imagen del euro en el Este de Europa.Mientras muchos observadores se muestran pesimistas en torno al futuro de la moneda oficial de la Unión Europea, búlgaros, rumanos y otros ciudadanos del antiguo bloque comunista todavía la consideran un refugio seguro en estos tormentosos tiempos económicos.
Los países europeos del antiguo bloque comunista siguen queriendo entrar en la eurozona a pesar de las actuales reticencias frente a la moneda (Imagen: Getty Images)
Los países europeos del antiguo bloque comunista siguen queriendo entrar en la eurozona a pesar de las actuales reticencias frente a la moneda (Imagen: Getty Images)
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John Dyer | GlobalPost

(Boston, EEUU y Arad, Rumanía). "Estoy de acuerdo con el objetivo de cambiar al euro", dice Frunza Andra, de 23 años y vecina de Arad, una pequeña ciudad rumana cerca de la frontera húngara. "Ya no habrá tantas diferencias entre países, como Rumanía y Alemania. A largo plazo, creo que es beneficioso".

La economista búlgara Svetla Kostadinova, del Instituto para Economía de Mercado de Sofía, coincide con Andra, asegurando que la adopción del euro fue un paso crucial en la larga transición de la región desde el comunismo. "Primero tuvimos el objetivo de crear una economía de mercado. Después, el siguiente objetivo fue entrar en la OTAN. Después, en la UE. Ahora, el siguiente objetivo lógico es el euro", dice.

Entre los ocho países ex comunistas de la UE solo Eslovaquia y Eslovenia forman parte de los 16 miembros de la eurozona. A todos se les pide que se integren en ella cuando cumplen una serie de requisitos, como una baja inflación y un déficit nacional menor del 3 por ciento de su PIB. Está previsto que Estonia acceda el 1 de enero de 2011 y Letonia y Lituania podrían hacerlo en 2014. Otros países han pospuesto a regañadientes su entrada hasta 2015 o más tarde.

"La crisis en Grecia no ha reducido el atractivo del euro para Bulgaria", asegura a través de un correo electrónico un portavoz del Ministerio de Finanzas de Bulgaria. "La sensibilidad política respecto al acceso de miembros nuevos de la región a la Eurozona tiene un efecto restrictivo en nuestras intenciones".

Los europeos del Este, cansados de la corrupción y de la interferencia política en sus economías, reciben con agrado la moneda única porque cede la política monetaria a funcionarios competentes en el Banco Central Europeo, afirma Kostadinova.

"Sumarse al euro garantizará que los acontecimientos locales no dañarán el futuro del país", añade.

El mes pasado, por ejemplo, los medios de comunicación occidentales presentaron la exitosa solicitud de Estonia para entrar en la Eurozona como algo curioso, a tenor de las dudas sobre el futuro de la moneda única. Pero los políticos estonios calificaron el hecho de triunfo. "El euro es una señal de calidad y de confianza con el que celebramos nuestras dos últimas décadas de existencia", dijo el ministro de Finanzas de Estonia, Jurgen Ligi en un comunicado.

Entrar en la Eurozona también hace "de iure" lo que ya es "de facto" a lo largo de Europa del Este. Las transacciones comerciales se realizan en levs de Bulgaria o leis de Rumanía en sus respectivos países, pero los salarios, las hipotecas y otros asuntos se tratan normalmente en euros.

Los pequeños aspirantes a entrar en la UE Kosovo y Montenegro ni siquiera se han molestado en crear su propia moneda y utilizan el euro como divisa oficial.

Pero aunque los europeos del Este sean seguidores del euro, sus posibilidades de unirse al exclusivo club son más endebles que nunca.

Países relativamente prósperos como Polonia están peleando por cumplir las exigencias de la Eurozona, mientras que Bulgaria y Rumanía (las dos naciones más pobres de la UE) casi no tienen posibilidades de plantear las medidas de austeridad necesarias para cualificar pronto a entrar, dicen los expertos.

"Toda la industria se fue a la bancarrota después de 1989", asegura Gheorghe Popescu, profesor de Economía en la Universidad Babes-Bolyai en Cluj, Rumanía. "Más o menos lo que consumimos aquí son productos de importación. Todos los esfuerzos del Gobierno de Rumania para estabilizar la economía y estabilizar los precios no dan frutos, porque el dinero que se inyecta en la economía se va al extranjero".

Otros señalan, no obstante, que la mayor parte de los miembros de la Eurozona no podrían cumplir los requisitos de Bruselas si tuviesen que pasar esa prueba hoy en día. Europa quizás necesite cambiar sus estándares si quiere infundir en la zona la confianza que aporta la expansión, dicen.

"Es difícil ver cómo Europa -por no hablar de los países pequeños como Bulgaria- podrá competir internacionalmente a no ser que se expanda la eurozona", indica el economista búlgaro Ivan Angelov."Si los países europeos no están unidos económica y políticamente no tienen ninguna oportunidad de encarar los desafíos económicos que llegan desde EE UU y de los nuevos gigantes en Asia: China y, en el futuro, India. Europa no tiene otra alternativa".

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