Los rusos con nostalgia soviética viajan a Cuba

  • No es que los rusos quieran volver a las cartillas de racionamiento de la época en la que existía la URSS. Pero a muchas personas viajar a la isla caribeña les trae también recuerdos bonitos o agridulces de los tiempos pasados: grupos juveniles similares a aquellos en los que ellos participaron, la tranquilidad y cercanía que muestran los cubanos frente a la vida ajetreada y marcada por el devenir de los mercados de Moscú o San Petersburgo, según cuentan los propios turistas rusos en La Habana.
Nick Miroff | GlobalPost

(La Habana, Cuba). Llevaba unos cuantos días en Cuba, pero a María Malysheva le inundaron los recuerdos cuando vio a escolares cubanos vestidos con los uniformes que les identifican como "pioneros", pioneros comunistas."Yo era jefa de los pioneros cuando era una niña en la Unión Soviética", dice con voz nostálgica Malysheva, ahora directora general de una página web de viajes rusa. "Los niños jugaban y reían. Parecían muy felices".

Malysheva ha viajado a La Habana para ayudar a promocionar al viejo aliado caribeño como destino turístico de moda en la nueva Rusia. Su país fue el invitado de honor en la Feria Internacional de Turismo de este año en la capital cubana, y con la ampliación de los vuelos directos entre La Habana, Moscú y San Petersburgo está previsto que el número de turistas rusos se incremente este año de 30.000 a 45.000.

Es una cuota pequeña respecto a los cerca de 2,5 millones de turistas que Cuba recibe cada año (la mayor parte de Europa -especialmente España- y Canadá), y el vuelo de 12 horas desde Moscú probablemente continuará siendo un obstáculo para el turismo de masas. Pero los rusos que visitaron la isla durante la Feria celebrada la semana pasada aseguraban que Cuba ofrece más que sol y arena a sus compatriotas más sentimentales: es un lugar donde pueden revivir parte de su propia historia, con la que todavía están forcejeando.

Al igual que los turistas de EEUU se sienten conmocionados al ver en Cuba los viejos vehículos norteamericanos y los hoteles de la era de Eisenhower, los rusos encuentran elementos de su propio pasado en el presente de la isla, aún cuando los recuerdos no son tan buenos.

"Los cubanos utilizan todavía cartillas de racionamiento, como hicieron en la Unión Soviética después de la II Guerra Mundial, así que eso es un poquito negativo", dice Anna Martynova, una funcionaria de turismo que trabaja para el Ministerio de Deportes, Turismo y Juventud de la federación rusa."No hay muchos rusos que tengan nostalgia por las cosas del socialismo", continúa. "Quieren echar una ojeada a los tiempos pasados. Quieren sentir algo, algo agridulce".

Durante casi tres décadas la Unión Soviética apoyó al régimen cubano con generosos subsidios para petróleo, alimentos, productos manufacturados y, durante un periodo corto, misiles nucleares.A cambio, Cuba enviaba azúcar, cítricos, café, ron y otros productos caribeños al helado norte.

Hacia la década de 1980 Moscú le estaba transfiriendo varios miles de millones de dólares al año al Gobierno de Castro.Cuando la Unión Soviética se disolvió y se cerró el grifo de las ayudas, los líderes comunistas cubanos aguantaron el tirón en parte abriendo el país al turismo.

Pocos rusos visitaron la isla en los años posteriores a la apertura, pero el mercado cubano ha ido creciendo desde entonces, aseguran los delegados del turismo ruso, al igual que la nostalgia por los elementos más prometedores de aquella era roja."Por supuesto que a Rusia le va mejor ahora que en el periodo soviético", afirma Malysheva. "Pero mucha gente piensa que en aquellos tiempos éramos más amigables. Ahora siempre estamos pensando en los negocios, en el dinero, y no tenemos tiempo para la amistad".

Los operadores turísticos rusos en la feria Fitcuba tenían su propio stand, en el que ofrecían chupitos gratis de vodka Stolichnaya y había un grupo tocando música folclórica en directo, con un acordeón y un ukelele. Las paredes estaban decoradas con pósteres del lago Baikal, los bosques siberianos y rusos practicando snowboard, lo que producía una sensación un poco extraña en medio del Caribe.

Pero los empresarios rusos viajaron a la Feria fundamentalmente para firmar acuerdos con las compañías de turismo estatales cubanas, no para vender a Rusia como destino de vacaciones entre los isleños.Alexander Gureev, un saxofonista de 33 años de aspecto campechano, asegura que Cuba se ha convertido en un destino de moda en su país.

"Es un sitio caliente, y la gente es cálida y potente", dice entre risas y con un marcado acento eslavo. "Aprendí un montón de Cuba, porque de joven estudié en la Unión Soviética y Cuba era amigo de la Unión Soviética", dice Gureev, secándose el sudor de la frente. "Y ahora puedo verlo con mis propios ojos", dice.

Por lo que ha visto hasta ahora de la isla, dice, Cuba no parece tan triste como la sociedad soviética que recuerda de cuando era pequeño."La Unión Soviética era un país cerrado", dice. "A los rusos les encanta viajar. Ahora tienen algo de dinero, así que es como si no hubiese fronteras".

Entre los cubanos la sensación de nostalgia por la era soviética no es algo que se comparta totalmente. A los rusos se les solía llamar de forma despectiva "bolos", por su piel pálida y aspecto a veces redondeado. Pero también son recordados por su generosidad.

La cubana Annice Rubio Miranda, hija de rusos que creció en Moscú, dice que los dos países son "como hermanos". "Compartimos el amor por el baile y la música y la cultura. Y el ron", dice. "En Cuba, los turistas rusos disfrutan de lo mejor del sistema socialista. Aquí se sienten seguros, seguros al 100 por cien", asegura Rubio.

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