Los socialistas franceses se levantan frente al plan de austeridad de Valls

    • Otros 11 diputados, adscritos a la Comisión de Finanzas, presentan tres alternativas para aplazar las ventajas fiscales a los empresarios.
    • Valls consigue apoyos en la derecha, mientras en su partido se oponen a las medidas contra los funcionarios y los pensionistas.

El Gobierno francés congela las pensiones, los sueldos de los funcionarios y las prestaciones
El Gobierno francés congela las pensiones, los sueldos de los funcionarios y las prestaciones

El desastre electoral en la municipales, las forzada crisis de Gobierno capitaneada por François Hollande, pero sobre todos los recortes y los planes de austeridad del primer ministro francés Manuel Valls han puesto en pie de guerra a una buena parte de los diputados socialistas, que se siente traicionados por las políticas liberales de Valls y por su traición a los Verdes, hasta hace poco socios del Ejecutivo.

Cerca de un centenar de diputados ya han impulsado un manifiesto contra Valls, una iniciativa a la que se sumaron ayer otro grupo de parlamentarios, adscritos a la Comisión de Finanzas de la Asamblea gala, que también presentaron sus propuestas.

Los once legisladores díscolos están encabezados por Karine Berger, han entregado este lunes al presidente del grupo parlamentario socialista, Bruno Le Roux, y a la nueva relatora general de presupuestos, Valérie Rabault, su propio plan, en el que plantean "otra vía de ahorros".

"El poder adquisitivo de los franceses ya se ha visto afectado por los esfuerzos presupuestarios, no es posible pedirles más", han dicho los firmantes, que han hecho hincapié también en los "esfuerzos" asumidos en los últimos años por "los hogares con rentas medias y bajas".

También han alertado de que, si bien marcar un límite de ahorro está bien, este tipo de objetivos "no deben ir en contra de la recuperación económica y del empleo".

El programa de Valls, que establece un recorte del gasto público de 50.000 millones en los próximos tres años, plantea una reducción del déficit de 28.000 millones gracias a un plan de aumento de impuestos a hogares y de reducción para empresas.

Los tres planes presentados este lunes por los diputados mantienen el objetivo de reducción del déficit en 28.000 millones, pero proponen, por ejemplo, aplicar progresivamente las rebajas fiscales a empresas, de tal forma que los grandes grupos no se vean beneficiados hasta 2016. Esto permitiría 3.000 millones adicionales en 2015 y evitaría congelar las prestaciones sociales.

El segundo escenario plantea retirar los descuentos fiscales aplicados a las empresas para dejarlos al nivel de 2014, lo que daría como resultado la liberación de 3.000 millones de euros, la no congelación de las pensiones y el aumento del 1 por ciento de los sueldos a los funcionarios.

El tercer y último plan incluye una reducción de la carga impositiva sobre las empresas de 38.000 a 33.000 millones de euros, así como una mayor lucha contra el fraude fiscal. De adoptarse este programa, según los firmantes del manifiesto, en 2017 podrían igualarse los impuestos de sociedades a las pymes y a los grandes grupos.

Este tercer plan prevé una reducción del ahorro de 2.000 millones de euros para organismos públicos y la misma cantidad en materia de impuesto sobre la renta, en un escenario donde tampoco se congelarían las prestaciones y los sueldos dependientes de la Administración subirían un 1 por ciento.Contrarreloj

Rabault, a quien corresponde una labor de mediación, ha admitido que existe una oposición "muy clara" en ciertos sectores al plan anunciado por Valls tras su designación como primer ministro. El objetivo del Gobierno es encontrar "un punto de equilibrio entre el Ejecutivo y la mayoría" parlamentaria.

Sin embargo, el tiempo apremia. Al malestar expresado en los últimos días por miembros del ala más a la izquierda del Partido Socialista se suma un calendario que avanza inexorablemente hasta el 29 de abril, fecha en la que está fijada la primera votación del plan en la Asamblea Nacional.

Al tiempo que Valls, también Hollande, se han encontrado con la oposición de su partido, han conseguido un sorprendente respaldos de economistas y políticos neoliberales, entre ellos Alain Minc, exconsejero con Nicolas Sarkozy. Asegura Minc que Valls ha emprendido ahora una labor que Hollande no se atrevió a afrontar y aseguró que "en el fondo, Mitterrand nos desembarazó del comunismo; ahora, Hollande nos desembaraza del socialismo. Esto es, para Francia, un gigantesco paso adelante".

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