Al mandatario boliviano no le gusta el concepto de "gasolinazo". Según Evo Morales la subida (de entre el 57 y el 82 por ciento) se trata de una "nivelación" del precio de los combustibles respecto a los países vecinos. Para calmar a los críticos con el Gobierno, el presidente ha confirmado un "aumento salarial que compensará" el efecto de la subida en los precios del petróleo.
Las medidas para paliar los efectos también se traducirán en el congelamiento de las tarifas de agua, electricidad y teléfonos. Los bolivianos esperan el comunicado de su presidente, que tendrá que confirmar las decisiones reales que asumirá el Gobierno.
Mientras esperan, los bolivianos (con un salario mínimo de 95 dólares mensuales), ya pagan los incrementos que han repercutido en los transportistas y de ahí al sector alimentario.
Transportistas, petróleo y salarios
"Lo estamos haciendo para que la gasolina no se vaya afuera", ha afirmado Morales. Una de las razones que ha llevado a tomar la medida son los 150 millones de dólares que cada año pierde Bolivia a causa del contrabando de carburantes con Argentina, Brasil y Perú.
Las subvenciones que recibía la gasolina en Bolivia, suponía un buen negocio para los bolivianos que revendían el carburante en los países vecinos.
Los transportistas, que ya han estado dos días en huelga, esperan nuevas convocatorias. La Central Obrera Boliviana, que había hecho un llamamiento a sus afiliados para una "movilización permanente", ha rebajado su apuesta. Realizarán marchas de protesta para que Morales dé marcha atrás al decreto.
Siete años sin subir
El precio del barril de petróleo llevaba siete años congelado en Bolivia. Acostumbrados a pagar 27 dólares (no llega a la tercera parte del valor internacional) gracias a la subvención estatal, los bolivianos tendrán que pagar ahora más del doble (59 dólares por barril).
Hace cuatro años, el Ejecutivo de La Paz puso en marcha la nacionalización del petróleo. Opositores y analistas bolivianos critican que la subida es consecuencia del fracaso de la política económica de Morales. "Hay hambruna fiscal", ha sentenciado Gonzalo Chávez, uno de los analistas.
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