Nacer entre bombas: así rescatan a bebés en un hospital bombardeado de Alepo

  • Un ataque cercano al hospital infantil Al-Hakim, en la parte oriental de la ciudad siria devastada por la guerra, destrozó gran parte de las instalaciones.

    Las enfermeras consiguieron salvar milagrosamente la vida de los recién nacidos, que fueron trasladados de las incubadoras al sótano del edificio en medio de las explosiones.

La guerra tiene infinitas facetas descarnadas, pero lo que ha sucedido esta semana en Alepo, Siria, provoca escozor extremo y plantea interrogantes probablemente sin respuestas: ¿hasta dónde es capaz el hombre de generar terror y crueldad?

Personal sanitario debió rescatar el pasado miércoles a un grupo de recién nacidos a punto de morir de un hospital de niños local que fue salvajemente bombardeado. Mientras el centro médico infantil Al-Hakim funcionaba con normalidad, un sorpresivo ataque con explosivos a las puertas del inmueble provocó el derrumbe de parte de la fachada y de sus instalaciones interiores.

Las escenas vividas dentro fueron tan dramáticas que los sobrevivientes al ataque jamás podrán olvidar lo que registraron sus retinas, hasta el momento de su muerte. Mientras pacientes atendidos, casi todos menores, escapaban desesperados hacia la parte posterior del hospital, las enfermeras se precipitaron al sector de neonatología, donde más de una veintena de bebés permanecían en incubadoras.

El doctor R. Hatem, pediatra y director de Al-Hakim, describió un día después del infernal bombardeo lo que ocurrió en instantes que parecieron eternos.

'Fue un momento horrible. Las enfermeras se atropellaban unas a otras para intentar trasladar los bebés al sótano del edificio, mientras que muchos de ellos comenzaron a llorar', afirmó el facultativo.

La tragedia se desencadenó a un centenar de metros del centro médico, cuando el Gobierno sirio detonó bombas contra el área ocupada por  los rebeldes, cuya onda expansiva destrozó parte del hospital infantil. El ataque dejó 15 víctimas mortales en la periferia del hospital, mientras que milagrosamente todos los recién nacidos pudieron salvarse.

El radio de explosión también afectó otro centro médico, el de agudos Al-Bayan. Las imágenes en Al-Hakim, por su parte, fueron dantescas y macabras. Las enfermeras corrían despavoridas escaleras abajo hacia el subsuelo del edificio, con uno y hasta dos bebés en brazos, para intentar protegerlos de los atroces estruendos de las bombas.

Madres horrorizadas que acababan de dar a luz saltaron de sus camas para intentar no separarse de sus pequeños, mientras el personal sanitario no sabía qué instrucciones darles en un primer momento.

La visibilidad en el lugar era prácticamente nula, por la nube de polvo generada tras el derrumbe de parte del edificio. Entre los escombros, las enfermeras montaron en el sótano camas improvisadas con colchones y mantas en el suelo.

'A medida que mi personal se trasladó a las incubadoras, fui urgente a decirle a la gente que estaba en la sala de espera que debían salir del hospital. Yo les gritaba 'Salgan ahora! Puede haber un segundo ataque', relató el doctor Hatem.

Los más dramático de todo es que hoy en día no son pocas las madres a punto de dar a luz en Alepo que deambulan por las calles sin saber a qué hospital poder recurrir para poder parir.

Ya solo quedan 18 incubadoras en toda la zona controlada por los rebeldes al Gobierno Sirio. En apenas dos días dos hospitales (los mencionados Al-Hakim y Al-Bayan) y un centro de atención primaria han sido alcanzados por los bombardeos y han quedado inutilizados.

'Esperábamos que esto ocurriera un día, y hoy es ese día. En la actualidad hay sólo 18 incubadoras que quedan en Alepo oriental. Los recién nacidos sobrevivieron pero el hospital quedó inoperable', ha comentado Hatem.

El hospital de Al-hakim fue fundado a mediados de 2012. Su personal sanitario y administrativo se vio obligado a trasladarse varias veces de lugar por miedo a las redadas del Gobierno, según la Asociación de Médicos Independientes que presta ayuda humanitaria en Siria.

El brutal conflicto armado en Siria, en tanto, ya ha matado a más de 280.000 personas y ha destruido decenas de hospitales en todo el país.

En abril pasado, el propio doctor Hatem lloró la muerte de su colega Mohammad Wassim Maaz, fallecido en un ataque aéreo en el hospital Al-Quds. El hospital Al-Hakim  que dirige asiste aproximadamente a unos 3.800 pacientes por mes.

'Quiero que todos imaginen que uno de estos recién nacidos podría haber sido su propio hijo o hija', ha manifestado entre sollozos el médico.

Mientras tanto, otro colega de Hakim, el doctor Bassas Samah, integrante de la Red de Alivio de Siria, una organización que integra a 60 grupos humanitarios en el país devastado por el terrorismo, ha emitido una terrible sentencia: 'Las opciones de vida de la gente en Alepo se están agotando. El hambre y la enfermedad golpean rápidamente. Aún más, la muerte es inevitable', dijo. Ojalá se equivoque, pero todos los indicios parecen conducir al peor de los destinos.

Diego Caldentey / José González
Mostrar comentarios