Opinión: 3.000 vidas en manos de EEUU

  • Son excombatientes que lucharon contra el régimen de Irán y después huyeron a Irak, donde Estados Unidos se comprometió solemnemente a proteger. Ahora corren el riesgo de ser asesinados por agentes iraníes tras la retirada del personal militar estadounidense.
Inician el traslado de refugiados iraníes a un campamento provisional en Bagdad
Inician el traslado de refugiados iraníes a un campamento provisional en Bagdad
Alan M. Dershowitz | GlobalPost

3.000 excombatientes iraníes en Irak temen que ahora peligre su vida. Podrían ser asesinados por agentes iraníes infiltrados en territorio iraquí, ahora que éste se encuentra desprotegido sin las tropas de EEUU que prometieron protegerlos.

Estos disidentes, cuyos miembros de su familia y colegas fueron asesinados por el Gobierno iraní, se declaran en situación de emergencia.

Pertenecen a una organización llamada MEK, que Estados Unidos - por razones enteramente políticas – designa como organización terrorista, a pesar del hecho de que no hay evidencias en años de que ninguno de sus miembros haya participado en actos de violencia.

El Tribunal Federal de Apelaciones de EEUU ha ordenado al Departamento de Estado que reconsidere su designación basándose en las evidencias actuales, pero el Departamento de Estado ha estado echando balones fuera, proporcionando así a los iraquíes - que cada vez más siguen la voluntad de Irán - una excusa para poner en la diana a los miembros del MEK .

El primer ministro iraquí Nouri al Maliki siempre se refiere a MEK como un grupo "terrorista", mientras amenaza su seguridad. Sin embargo, estos antiguos rebeldes accedieron a desarmarse y a consolidarse en un lugar seguro llamado el Campamento Ashraf, a cambio de una promesa estadounidense de protección.

A pesar de esa promesa, docenas de ellos han sido asesinados por los iraquíesactuando a instancias del Gobierno iraní.

Ahora que Estados Unidos ha puesto fin a su presencia militar, Irak se está moviendo en un terreno mucho más cercano a los mulás de Irán y está más ansiosa por cumplir sus órdenes.

Los mulás quieren que esta gente muera porque muchos de ellos son testigos de los horrendos crímenes de guerra cometidos por el Gobierno iraní contra los disidentes y otros civiles.

El Gobierno iraquí ha anunciado que va a cerrar el campo de Ashraf y que trasladará a sus habitantes a una ubicación mucho más pequeña eufemísticamente llamada Campamento Libertad (Camp Liberty).

El objetivo final es que estos residentes puedan trasladarse a otros países donde puedan estar a salvo de la venganza iraní. Todo el mundo reconoce que el tiempo que permanezcan en Irak, y en particular en el Irak de hoy, no están a salvo.

Tanto el Talmud judío como el Corán musulmán determinan que "el que salva, incluso una sola vida humana, es como si hubiera salvado al mundo entero". EEUU tiene la oportunidad de salvar más de 3.000 vidas humanas, pero solo podría hacerlo usando su considerable influencia para presionar al Gobierno iraquí de que proteja a los residentes y facilite su rápido traslado a lugares seguros fuera de Irak.

Hay buenas y hay malas noticias.

Los esfuerzos de EEUU para proteger a los disidentes han alcanzado el más alto nivel en el Departamento de Estado y la Casa Blanca. Maryam Rajavi, la presidenta electa del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán, merece mucho crédito por lo que demuestra de que la defensa de los derechos humanos puede ayudar a prevenir los desastres humanitarios.

Pero la mala noticia es la nueva realidad en Irak, tal como se refleja en los titulares recientes, como "el primer ministro iraquí da la bienvenida a un grupo con estrechos vínculos con Irán y con un historial de violencia". Nosotros no podemos confiar en el actual Gobierno iraquí para proteger a la gente del Campamento Ashraf.

¿Cómo de fácil sería para los iraníes, con la complicidad del Gobierno iraquí, organizar una masacre horrible y negar que sus huellas están en ella, así como advertir a ambos gobiernos de la responsabilidad de las masacres anteriores de los residentes de Ashraf?

Debemos conseguir que el MEK desaparezca inmediatamente de la lista de terroristas del Departamento de Estado. El MEK no pertenece a esa lista, como una cuestión de hecho y como una cuestión de moralidad.

Y tenemos que conseguir que los residentes del Campamento Ashraf salgan de Irak tan pronto como sea posible, con el fin de evitar una catástrofe humanitaria.

Seamos claros, cuando se trata de los residentes del Campamento Ashraf, la responsabilidad termina en el Gobierno de Estados Unidos, que hizo la promesa de protegerlos. Ahora es el momento de convertir las promesas en acciones que salven vidas.

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