Oreja para 'El Juli' y Bolívar en una triste final de la temporada taurina en Bogotá

  • Bogotá, 22 feb (EFE).- El español Julián López 'El Juli' y el colombiano Luis Bolívar se llevaron hoy las últimas dos orejas en el triste final de la temporada taurina, con lleno en la Plaza de Santamaría de la capital colombiana.

Bogotá, 22 feb (EFE).- El español Julián López "El Juli" y el colombiano Luis Bolívar se llevaron hoy las últimas dos orejas en el triste final de la temporada taurina, con lleno en la Plaza de Santamaría de la capital colombiana.

El cartel lo completó el también español Cayetano Rivera Ordóñez, con un encierro de Juan Bernardo Caicedo.

Las esperanzas firmemente fundadas se fueron al pozo por pésimo desempeño de los astados, que otras tardes habían permitido el triunfo de los espadas.

Inició el festejo Cayetano, quien confirmó su alternativa de manos de "El Juli", pero nada positivo pudo lograr por la poca colaboración de su oponente, aunque se tuvo en cuenta su esfuerzo ante un imposible astado.

Un pinchazo y una casi entera acabaron con la res, el público guardó silencio y el toro fue pitado en el arrastre.

Se repitió la escena en el que cerró plaza, ante la imposibilidad de lucimiento alguno. Un pinchazo y media estocada fueron suficientes, hubo silencio en los tendidos y pitos al toro en el arrastre.

El primero para "El Juli" fue devuelto por inválido y con el sustituto a fuerza de su voluntad y veteranía logró lances y pases de mucho mérito, especialmente con la mano izquierda, logrando los aplausos del respetable.

Una estocada y descabello al primer intento le valieron para obtener una oreja a petición unánime del público.

Su segundo también fue devuelto por la misma causa. Con el sobrero no fue suficiente su esfuerzo ante un ejemplar sin fuerza y pocas embestidas.

Pinchazo y medio más descabello al primer intento acabaron con el morlaco, palmas en los tendidos y pitos a los despojos mortales del toro.

El colombiano Bolívar tuvo que esforzarse sobremanera para conseguir algún lucimiento a base de porfía y buena voluntad.

Algo consiguió con la muleta en ambas manos frente a un toro que embestía a media altura.

Tres cuartos de espada y un golpe de descabello fueron suficientes. Hubo palmas del respetable y los pitos acompañaron los despojos del animal.

Su segundo, quinto de la tarde, se fue a la zona de tablas y allí logró Bolívar ejecutarle meritorios muletazos, ligando pases sobre ambas manos, con el beneplácito de la concurrencia. Tuvo mucho mérito y el público supo responder cuando de una casi entera despachó al astado.

El publico, batiendo pañuelos unánimemente, pidió y obtuvo la oreja para el diestro, también fue pitado cuando el toro era arrastrado por las mulillas.

Desencanto y tristeza mostraron los espectadores que colmaron la Santamaría de Bogotá para el final de la temporada.

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