Polonia debate dónde está enterrado el cuerpo del presidente Kaczynski

  • El periodo de unidad social que surgió en Polonia a raíz del accidente se desvaneció rápidamente. Lo que hace unos meses era una tragedia, ahora se ha convertido en objeto de enfrentamiento político. Los seguidores de Kaczynski denuncian que el cuerpo de su líder fue abandonado en el barro por los rusos.
Jan Cienski, Varsovia (Polonia) | GlobalPost
Jan Cienski, Varsovia (Polonia) | GlobalPost

Cuando decenas de miles de polacos rindieron su último homenaje al presidente Lech Kaczynski en su funeral del 18 de abril, no había duda alguna sobre la identidad del cuerpo que estaba siendo enterrado en la cripta subterránea de la catedral real de Wawel, en Cracovia.

Pero nueve meses después del accidente aéreo del 10 de abril en el que murieron Kaczynski y otras 95 personas, muchas de ellas altos cargos del gobierno polaco, las opiniones sobre la tragedia se han encarnizado tanto que los seguidores de Kaczynski empiezan a dudar de que el cuerpo enterrado en la tumba de mármol sea realmente el del presidente.

“Identifiqué a mi querido hermano fallecido en el aeropuerto, y allí no tuve ninguna duda... sin embargo, cuando vi el cuerpo que habían transportado a Polonia en un ataúd, no lo reconocía”, asegura Jaroslaw Kaczynski, hermano gemelo del presidente y líder del partido de la oposición Ley y Justicia, de extrema derecha.

Kaczynski no descarta pedir la exhumación de los cadáveres de su hermano y de su mujer para confirmar su identidad.

El primer ministro Donald Tusk, adversario político de los Kaczynski, declaró su asombro al escuchar las palabras de Jaroslaw, mientras que las autoridades militares subrayan que no hay duda alguna sobre quién está enterrado en la catedral.

El periódico Gazeta Wyborcza ha publicado una información muy detallada que relata cómo se encontró el cadáver de Kaczynski entre los restos del avión oficial del gobierno polaco estrellado en la mañana del 10 de abril. El artículo describe cómo el cuerpo desnudo de Kaczynski (con el cráneo aplastado, sin un brazo, el pie izquierdo arrancado y la pierna derecha segada por la rodilla) fue encontrado a los pocos minutos del accidente, y colocado en una camilla cubierto por una sábana blanca.

A diferencia del resto de las víctimas, el cadáver del presidente no fue llevado a Moscú, sino a la cercana ciudad de Smolensk, en donde se le realizó una autopsia antes de ser trasladado con todos los honores militares de regreso a Polonia.

El breve periodo de unidad social que surgió en Polonia a raíz del accidente se desvaneció rápidamente, y la tragedia se ha convertido en objeto de enfrentamiento político. Los seguidores de Kaczynski denuncian que el cuerpo de su líder fue abandonado en el barro por los rusos, como desprecio intencionado hacia un presidente conocido por su actitud agresiva hacia Moscú.

Los investigadores rusos encargados de esclarecer el accidente difundieron esta semana un informe en el que culpan de lo ocurrido a los polacos, y concretamente a un comandante de las fuerzas aéreas ebrio que dio la orden de hacer aterrizar la nave.

Aunque algunos partidarios de Jaroslaw Kaczynski han intentado distanciarse de sus comentarios sobre quién está enterrado en Cracovia, otras familias de las víctimas empiezan a expresar sus dudas sobre las identificaciones de los cadáveres que regresaron de Rusia y quieren que ese aspecto del caso se reabra.

Marcin Dubieniecki, yerno de Lech Kaczynski, ha dicho recientemente que no puede descartar la posibilidad de que el presidente fuese asesinado, algo que tanto las autoridades polacas y rusas han dicho que no es posible pero que sin embargo es una opinión que sostienen algunos teóricos de la conspiración, que creen que el accidente fue orquestado por Rusia (enemigo histórico de Polonia) y el gobierno de Tusk.

“Todavía tengo dudas sobre si estamos en un país libre y soberano”, declaró Magdalena Merta, viuda de un ex viceministro de Cultura fallecido en el accidente, tras acudir la semana pasada al pase de una película sobre la tragedia.

Para Jaroslaw Kaczynski el desastre aéreo está resultando ser la mejor manera de recomponer su partido, y espera que sirva para consolidar su base política.

Los esfuerzos de Tusk para evitar que el accidente domine la vida política de Polonia se han visto dificultados por la polémica generada por el informa ruso sobre lo ocurrido.

Como el accidente tuvo lugar en Rusia, son sus autoridades quienes lideran la investigación, aunque para ello cuentan con la ayuda de expertos polacos. En las semanas posteriores al accidente la cooperación entre ambas partes fue fluida, pero tras la publicación de un informe preliminar (que el presidente Tusk calificó de “inaceptable”), los polacos acusaron a los rusos de intentar evadir cualquier tipo de responsabilidad por lo ocurrido. De hecho, se destaca que aunque los pilotos polacos fueron quienes tomaron la fatal decisión de intentar hacer aterrizar el avión de fabricación rusa Tu-154 en medio de una densa niebla, los controladores aéreos rusos no habían ordenado el cierre del aeropuerto.

“Es obvio que si no se hubiese tomado la decisión de aterrizar, no se habría producido ninguna catástrofe”, ha dicho el presidente Tusk. “Sin embargo, sabemos que hubo otros factores importantes... Cuando digo que el informe es inaceptable, es porque hay una falta de datos precisos sobre la responsabilidad por parte rusa”.

Edmund Klich, el principal investigador por parte polaca, fue aún más directo cuando dijo recientemente: “Tengo dudas de que los rusos estén diciendo la verdad cuando aseguran que no tienen grabaciones de la torre de control del aeropuerto de Smolensk el 10 de abril”.

Los crecientes problemas en torno al informe del accidente están avivando el fuerte resentimiento y las sospechas hacia Rusia entre los partidarios de Kaczynski. También parecen anunciar futuros problemas políticos para Tusk, que se prepara para unas elecciones parlamentarias a finales de año.

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