Por qué Tailandia acabará esta semana con cientos de muertos

  • Tailandia celebra el Songkran, el Año Nuevo Lunar, pero además de pasárselo bien, es probable que cientos de personas mueran. La mezcla de alcohol y conducción en estas fechas puede dejar hasta 500 muertos, que se sumarán a las más de 5.000 tailandeses que han fallecido por estas fiestas en la última década. ¿La solución es prohibir la venta de alcohol?
ailandia celebra su Año Nuevo Lunar, pero además de pasárselo bien, es probable que cientos de personas mueran.
ailandia celebra su Año Nuevo Lunar, pero además de pasárselo bien, es probable que cientos de personas mueran.
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Patrick Winn, Bangkok (Tailandia) | GlobalPost

Esta semana llega, probablemente, el momento más alegre de todo el año en Tailandia, la celebración del Año Nuevo Lunar conocido como Songkran.

El trabajo se detiene. Las familias se reúnen. Los jóvenes bendicen a los ancianos con un ritual de purificación ceremonial: la aspersión de agua por las manos o los hombros.

Aquí es donde termina la aprobación del Songkran por parte del Ministerio de Cultura. Los tailandeses también conocen a este periodo vacacional como los "Siete días de peligro", un periodo de excesos que puede terminar con unos 500 muertos.

Sólo en la semana de celebración del Songkran en el mes de abril, entre los años 2000 y 2010 unas 5.050 personas murieron y 187.300 heridas, de acuerdo con las cifras a las que hemos tenido acceso a través de la Red de Promoción de la Salud de Tailandia, dependiente del gobierno.

¿Los culpables? Las pistolas de agua, los vehículos en movimiento e ingentes cantidades de alcohol.

"Cuando llega el Songkran, te emborrachas. Abres los ojos, te lavas la cara y ¡listo!. Empiezas a beber otra vez, dice  Songsak Samtha, un conductor de moto-taxi de 43 años de edad que trabaja en Bangkok. "Si te paras, tus amigos pasan a tu lado y te dicen: ¡eh!, ¿todavía estás borracho?"

Hace algunas décadas, la inocente aspersión de agua sobre los dedos de la abuela mutó en algo mucho más estridente: una guerra de agua callejera entre los borrachos y sin reglas.

En el Songkran 2.0, es socialmente aceptable tirar agua helada en la cara de un desconocido, incluso si ese desconocido va conduciendo una motocicleta a más de 50 kilómetros por hora.

Adultos y niños por igual merodean por las calles con cañones de agua. Su vehículo de ataque preferido es una camioneta de tipo pick-up, los hombres en cuclillas armados como una milicia somalí. Por lo general, recargan de un cubo de basura lleno de agua.

El objetivo es empapar a fondo los transeúntes hasta la ropa interior. Se conceden puntos extra por golpes directos sobre los extranjeros o sobre cualquiera que se atreve a salir a la calle en ropa de trabajo. Muchos lugareños permanecen en el interior de sus casas hasta que termina la semana.

Las directrices sociales se vuelven tan resbaladizas como las aceras. Las chicas jóvenes, normalmente sujetas a estrictas normas de etiqueta, pueden acercarse al chico de su agrado y frotarle la cara y el cuello con un polvo pegajoso. A los hombres se les perdona que reemplacen el desayuno por una pinta de whisky barato.

Songkran es tan divertido y fuera de la ley como suena. El aire de la imprudencia y el consumo de alcohol masivo, junto con la conducción, dejan a la nación a merced de cientos de víctimas mortales. En el noticiero nocturno, las cadenas de televisión anuncian cada día el número de muertos que ha habido ese día.

En 2004, el peor año de la historia reciente, hubo cerca de 100 muertos diarios durante la semana que duró el Songkran, casi triplicando el promedio de muertes diarias.

Esto ha convencido a un grupo pequeño pero bien conectado políticamente de que sólo hay una solución: la prohibición de todas las ventas de alcohol durante las vacaciones.

El alcohol es el causante de las muertes que se producen durante el Songkran, explica el director de la red "Stop bebida". Irónicamente, su nombre es Songkran Pakchokdee.

La red ha presentado en el Parlamento su propuesta de prohibición de venta de alcohol, explica Sonkdran. Nunca ha sido aprobada. La idea sigue siendo impensable para muchos tailandeses.

"Imposible", asegura Songsak, el conductor de moto, que planea un viaje de diez horas a su provincia natal de Srisaket. "No alcohol significa no diversión".

Pero la red "Stop bebida" no se deja intimidar. Ellos dicen que "la gente se abastecerse de antemano". Nosotros decimos, bien, pero cuando se queden sin nada por lo menos que no puedan comprar más. Todo el mundo tiene miedo, los turistas no vendrán. Nosotros decimos: "Ok, podemos eximir la prohibición de vender alcohol en los hoteles".

El crecimiento del número de muertes durante el Songkran empezó en la década de 1980, dice el gerente de "Stop bebida", Theera Watcharapranee. En esa década, y también durante la mayor parte de la década de 1990, fue un periodo de fuerte crecimiento económico que permitió a muchos tailandeses utilizar sus ingresos para adquirir coches y motos. De acuerdo con estadísticas del Banco Mundial, desde 1987 a 1997 el número de vehículos en Tailandia se cuadruplicó.

"Claro que la gente se emborrachaba durante el Songkran hace 50 años", dice Theera. "Pero ellos no tenían coches".

La cruzada anti-alcohol de "Stop Bebida" confronta con dos intereses muy poderosos: la industria del turismo y el alcohol. Los extranjeros acuden a Tailandia al Songkran, que es intensamente promocionado por la Autoridad de Turismo de Tailandia. Y la industria del alcohol es aún más fuerte, explica Theera.

"Se concentran en esta semana para aumentar su cuota de mercado", dice. "Puedes ver un montón de promociones durante esta semana".

La carnicería que se produce en Songkran se amplifica por el tradicional regreso a casa por vacaciones. Para los tailandeses de provincias que trabajan en Bangkok, el Songkran es una de las pocas oportunidades para volver a casa para ver a la familia y a los amigos de su ciudad natal. A medida que aumenta el tráfico, y las botellas se vacían, aumentan las muertes en la carretera.

"Tienes que permanecer en guardia todo el tiempo", apunta Worawut Kaewkongmul, un chico de Bangkok de 17 años de edad que se hacer llamar por el apodo de "Cerveza" (me lo dieron mis padres, explica, porque a "mi papá le gusta la cerveza").

Worawut recuerda que hace un año fue testigo de la muerte particularmente desagradable durante el Songkran, cuando una moto chocó frontalmente con un coche que dejó al conductor de la motocicleta tendido en el suelo lleno de sangre. "Hay gente borracha, conduciendo sin cascos. Es normal", dice. "Yo sólo utilizo los autobuses públicos".

Pero momentos después de rememorar el accidente, Worawut habla excitado de sus planes para el Songkran: salpicar de agua a sus padres durante el día y a los extranjeros cuando llegue la puesta del sol.

"Adoro el Songkran", afirma. "Es parte de la identidad de Tailandia. Ningún país lo hace como nosotros".

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