¿Qué significa ser de izquierdas en América Latina?

  • Pese a que los movimientos de izquierdas han crecido en Latinoamérica en la última década, las diferencias entre unos y otros también son cada vez más grandes. Figuras tan distintas como Hugo Chávez, el ex presidente Lula da Silva, Daniel Ortega o Evo Morales marcan la izquierda del continente latinoamericano.
Pese a que los movimientos de izquierdas han crecido en Latinoamérica en la última década, las diferencias internas también son cada vez más grandes.
Pese a que los movimientos de izquierdas han crecido en Latinoamérica en la última década, las diferencias internas también son cada vez más grandes.
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Tim Rogers, Managua (Nicaragua) | GlobalPost

Los líderes de la Alianza Internacional de Partidos de Izquierdas se reunieron la semana pasada en Nicaragua para analizar las credenciales revolucionarias y diseñar la estrategia y próximos movimientos que deben seguir en su lucha contra el neoliberalismo.

El Foro de Sao Paulo tiene el ambicioso objetivo de "construir una nueva visión del mundo" y trazar las líneas maestras frente a "la contraofensiva del capitalismo".

Pero desde que se creó en 1990, el foro se ha convertido en un grupo cada vez más heterogéneo. En la recepción de los participantes en el evento, en el Holiday Inn de Managua, los comunistas radicales se mezclaban amistosamente con los socialdemócratas progresistas, mientras que miembros de grupos anti-sistema de la oposición daban la mano a líderes del gobierno que parecían sentirse muy a gusto siendo la clase dirigente.

"Hoy en día es difícil identificar políticas comunes o incluso una ideología común entre los muchos izquierdistas de Latinoamérica. Sin embargo, comparten un cierto estado de ánimo y son miembros del mismo club, así que a menudo suelen disfrutar de la compañía del resto", explica Michael Shifter, presidente de la asociación Diálogo Interamericano en Washington.

A pesar de la camaradería que existe en el club entre los líderes de izquierdas, muchos "comparten algunas experiencias en materia de formación" apunta Shifter, que considera que la "etiqueta 'de izquierdas' no significa gran cosa".

El foro se compone de 80 partidos políticos y movimientos sociales de izquierdas de América Latina y el Caribe. El congreso también acogió a un puñado de otros invitados internacionales de izquierdas, desde los comunistas vietnamitas y los socialistas españoles, hasta los diplomáticos libios y los activistas palestinos.

Ese evento de carácter anual estuvo encabezado por dos hombres que han conseguido representar la dicotomía de Latinoamérica y la evolución de la izquierda en la región. El ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, arquetipos de la "nueva izquierda" progresista y la autocracia de la vieja guardia de América Latina.

Aunque algunos afirman que la etiqueta de izquierda no significa demasiado, muchos en Latinoamérica todavía sienten que la distinción es lo suficientemente importante como para acudir a Managua desde todos los puntos del hemisferio.

"Somos diferentes de los partidos tradicionales de derecha que son dirigidos por la oligarquía, los ricos y los corruptos que se mantienen el poder basándose en una estructura formada de arriba hacia abajo", destaca Alejandro Toro, un joven organizador del partido izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA) de Colombia.

Sin embargo, cuando se trata de identificarles en su conjunto, incluso los propios participantes en la conferencia de la semana pasada tienen dificultades para ponerse de acuerdo sobre una definición común.

 

"No me identifico como un izquierdista. Me identifico como un luchador que defiende a las clases marginadas, los agricultores, los estudiantes, las amas de casa, aquellos en deuda con los bancos. Todos ellos son víctimas del sistema", explica Manuel Cortez, un socialista chileno de 68 años de edad y fundador de la Brigada Salvador Allende.

Cortez critica a muchos de izquierdas, como al Partido Socialista de su propio país y a los demás presentes en el Foro de Sao Paulo por estar corrompidos por el poder y de estar fuera de contacto con los intereses de los que dicen representar. También les critica por ser complacientes con el capitalismo, "el socialismo es un proceso y es una palabra muy grande", afirma Cortez. "El modelo aún no está definido en América Latina".

Mientras que la izquierda no resulta fácil de encasillar, ha ganado indiscutiblemente un importante terreno en Latinoamérica y en el Caribe durante la última década. Con la excepción de la pérdida electoral del año pasado a favor de la "nueva derecha" de Sebastián Piñera en Chile, el Foro de Sao Paulo está representado por 11 gobiernos de la región: Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Argentina y la República Dominicana.

Sólo siete países de América Latina están ahora dirigidos por gobiernos que se identifican como de centro-derecha, mientras que otros como Perú y Guatemala, están en juego en las próximas elecciones.

Para muchos en el Foro de Sao Paulo, la diversidad es algo que debe ser celebrado como clave para los múltiples éxitos de la izquierda en muchas partes del mundo.

El representante del Partido Comunista de Cuba, Ricardo Alarcón, es presidente del Parlamento de Cuba. Alarcón compara el socialismo en América Latina con un arco iris que ha aparecido después de la tormenta de la dictadura y del neoliberalismo que ya ha pasado. "Y, como todos los arco iris, tiene que ser multicolor", añade Alarcón. "No es un socialismo que es dogmático o monocromático, sino que es diverso, con toda la riqueza y el color que son capaces de brindar nuestros pueblos y culturas"

Sin embargo, toda esa diversidad también está causando una lucha de poder y de crisis de identidad en la izquierda de Latinoamérica.

El grupo de trabajo del Foro de Sao Paulo dio a conocer un documento preparado para la reunión de la semana pasada en Managua reconociendo los "celos" mutuos entre la vieja y la nueva escuela de izquierdas. El documento critica a la vieja guardia por ser "sectaria", "intolerante" e "inmadura" a tenor de las "profundas" transformaciones sociales que están sucediendo en cada país.  

Las transformaciones están afectando a todos. A medida que la "nueva derecha", continúa adoptando políticas sociales tradicionalmente identificadas con la política de izquierdas, y los gobiernos de izquierda se ajustan a las normas de un mercado capitalista globalizado, la línea de separación entre ambos cada vez es más borrosa.

Arturo Cruz, profesor de ciencias políticas en la escuela de negocios INCAE de Managua, considera que en la práctica no hay mucha diferencia entre los partidos socialistas de los partidos socialdemócratas de izquierdas y los partidos liberales progresistas de derechas.

"La dicotomía izquierda-derecha se ha ido erosionando desde hace algún tiempo; hay un consenso emergente en América Latina de que el Estado tiene que desempeñar un papel fundamental, y ocurre lo mismo con el mercado", concluye Cruz.

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