Ruanda, el nuevo Silicon Valley de África

  • El Gobierno de Paul Kagame quiere convertir la economía eminentemente agrícola de Ruanda en un líder continental en tecnología y telecomunicaciones. Este pequeño país centroafricano aún tiene problemas para alimentar a un tercio del país, según el Fondo Monetario Internacional. Pero el nivel de formación de los ruandeses y el Producto Interior Bruto están creciendo.
Aeropuerto internacional de Kigali, capital de Ruanda. (imagen: Fanny Schertzer)
Aeropuerto internacional de Kigali, capital de Ruanda. (imagen: Fanny Schertzer)
Fanny Schertzer
Jon Rosen | GlobalPost

(Kigali, Ruanda). Viateur Mugenzi personifica a la nueva Ruanda. Emprendedor y curioso, este joven de 32 años recuerda mucho a quienes trabajan en el mundo tecnológico de Silicon Valley, la meca tecnológica en California. Mugenzi es gestor de telecomunicaciones y socio en tres empresas de reciente creación.

Una de ellas utiliza la tecnología de código abierto para traducir los programas informáticos al kinyarwanda, el idioma más importante de la población rural del país. "Ahora la gente de las aldeas que no habla francés ni inglés tendrá acceso a las tecnologías de la información", afirma Mugenzi. "Este es el futuro del país".

Sus palabras representan el nuevo espíritu ruandés y la astuta visión de su presidente Paul Kagame de convertir esta nación agrícola de 10 millones de habitantes en un país de ingresos medios de aquí al 2020. Debido a la escasez de espacio, la estrategia busca situar a Ruanda como líder regional en sectores que no estén vinculados a la tierra, entre ellos, las tecnologías de la información y la comunicación, la logística, los servicios financieros o la educación.

El modelo que se menciona frecuentemente es el de Singapur y otros tigres asiáticos, sociedades de campesinos en los años 60 que se convirtieron en líderes de la alta tecnología y pasaron a integrar el grupo de países ricos en cuestión de una generación. La tarea podría parecer imposible en un país que aún tiene problemas para alimentar a un tercio de su población, según el FMI. Sin embargo, desde que Kagame asumió la presidencia en el año 2000, Ruanda ha registrado un progreso considerable.

Hoy en día, Kigali es muy diferente de la ciudad que heredó el Frente Patriótico de Ruanda (RFR) de Kagame a finales del genocidio en 1994. Las calles están más limpias que en la mayoría de ciudades occidentales y se respetan las normas de tráfico. Muchos hoteles y restaurantes ofrecen wi-fi y se observan grúas en el centro junto a futuros rascacielos, una prueba del 8 por ciento de crecimiento anual del PIB durante los últimos cinco años.

La pobreza se ha reducido tanto en las zonas urbanas como rurales. Los agricultores se han beneficiado de iniciativas gubernamentales para aumentar el uso de fertilizantes. Y el negocio del café, prácticamente inactivo después del genocidio, es actualmente un cultivo de éxito gracias al cambio de estrategia hacia una producción más exclusiva.

La estabilidad política de Ruanda ha permitido un auge del turismo y sus famosas excursiones para observar gorilas, una actividad que cuesta unos 375 euros (500 dólares) por persona. Según Eric Kacou, director de OTF Group, una firma internacional que asesora al Gobierno, todos estos elementos han ayudado a que el país deje atrás su triste reputación por el genocidio.

"Las marcas tienen un papel importante en la forma como se percibe un país", explica. "La estrategia exportadora de Ruanda se ha diseñado para que ayude a cambiar la imagen del país".

Kacou es el primero en reconocer que Ruanda S.A. es mucho más que primates y tazas de café a tres euros. Pese a que las organizaciones occidentales de derechos humanos critican a Kagame por su arbitrariedad, el presidente se ha ganado el reconocimiento de personas importantes, desde el religioso norteamericano Rick Warren al ex primer ministro británico Tony Blair.

Según Kacou, la clave es la escasa corrupción y un Gobierno proactivo, algo bastante novedoso en un continente donde más de uno considera los sobornos un derecho. Los ministros que malversan dinero público afrontan un gran castigo y aquellos que esperan tener vehículos de lujo se deben consolar con mirar hacia ciudades como Nairobi o Kampala.

Sin embargo, la erradicación de la burocracia no es garantía de éxito. A pesar de las ideas innovadoras del Gobierno ruandés y el atractivo internacional de Kagame, los críticos sostienen que los paralelismos con los tigres asiáticos no están del todo claros. Por ejemplo, el rápido crecimiento de Singapur se basa en el acceso al mar, el giro hacia la manufactura y la exportación y un sistema educativo bien desarrollado. Ruanda, sin mar, debe hacer frente a enormes costes de transporte y su población tiene escasa preparación.

Kacou explica que no hay que ser rigurosos con la analogía con Singapur. "Es más la forma de pensar. Si alguien lo ha hecho, se puede lograr". Ruanda, añade, tiene sus propias ventajas estratégicas, entre ellas, una adecuada red de carreteras, la fibra óptica que pronto llegará a Kigali, la proximidad con El Congo, un país rico en minerales, y diversas oportunidades de comercio regional gracias a un nuevo mercado común de África Oriental.

El principal activo de Ruanda, no obstante, es la visión estratégica del Gobierno, que ha realizado reformas e inversiones en educación para acabar con una de las principales debilidades de la población, la falta de preparación.Viateur Mugenzi es la prueba de que esta idea no se limita al sector público. "El futuro de Ruanda es el espíritu emprendedor", afirma. "Los ruandeses tienen muchas ideas, necesitamos las destrezas para poder materializarlas. Cuando eso suceda, las empresas como Microsoft vendrán aquí a buscar nuestro talento".

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