"Sarkozyismo" en los medios franceses

  • La última polémica la han causado los rumores y la publicación de supuestos affaires matrimoniales en el matrimonio presidencial Sarkozy-Bruni castigada con despidos. Pero las quejas en el gremio de los periodistas y entre numerosos lectores por presuntas censuras a la prensa no son nuevas. Nikolas Sarkozy tiene buenos contactos en los medios de comunicación y son muchos los que consideran que le tienen "en palmitas".
Nicolas Sarkozy, presidente de Francia
Nicolas Sarkozy, presidente de Francia
lainformacion.com
Mildrade Cherfils | GlobalPost

(París, Francia). Las informaciones de prensa que especulan con la vida amorosa del presidente francés y la primera dama han llamado la atención por una razón inusitada: la posibilidad del gobierno de presionar a la prensa. Dos periodistas han sido despedidos después de publicar una historia sobre los rumores de infidelidad de la pareja.

El artículo apareció en la página web de Le Journal du Dimanche, propiedad de un amigo del presidente Nicolás Sarkozy.

La posibilidad de presiones indirectas del gobierno contra la prensa francesa siempre ha sido una tema de preocupación entre organizaciones defensoras de los derechos de los periodistas como Reporteros sin Fronteras. La agrupación sitúa a Francia en el puesto 43 en su índice de libertad de prensa que reúne a 175 países. Sin embargo, "hay algo peor que la censura" entre los periodistas en Francia, explica Hicham Hamza. "La autocensura".

Este periodista freelance de 33 años cubre temas de política, cultura y religión. Dice que ser periodista en el ambiente actual le ha permitido "observar en primera persona el mecanismo de dominio sobre la prensa".

Estas tensiones no son nuevas en Francia y sirven de alimento para el debate sobre la tirante relación entre los políticos y la prensa. Esa relación se ha resentido especialmente durante el Gobierno de Sarkozy. Los autores de varios blogs han bautizado al presidente con el nombre de "Zarkozy" y Sarkosconi".

El mandatario francés tiene vínculos personales con varios dueños de medios de comunicación y la influencia del Gobierno en la prensa ya era un tema de debate en Francia antes de los rumores de una relación extramarital. En noviembre de 2008, Le Figaro manipuló una foto de la ex ministra de Justicia, Rachida Dati, para borrar un ostentoso anillo de diamantes.

Otros dos incidentes implican a la ex mujer del presidente, Cecilia. Un ex editor de Paris Match perdió su empleo después que la revista publicara una foto de la ex primera dama con su nueva pareja, algo que no fue del gusto de Sarkozy. Y Le Journal du Dimanche decidió no publicar una historia que indicaba que la ex mujer de Sarkozy no había votado en la segunda vuelta de las elecciones de 2007.

Reporteros sin Fronteras expresó su preocupación en cada uno de esos casos. En Francia, "consideran a los periodistas como gente que intenta desprestigiar o como personas cercanas al poder, que comen con los políticos, y que están desconectadas de la población", afirma Pascual Riche, editor y fundador de la página de noticias Rue89.

Según un sondeo realizado en enero, publicado por La Croix, el 66 por ciento de los encuestados declaró que desconfiaba de los periodistas porque están sometidos a presiones políticas, que obstaculizaban su independencia. Casi el 60% señaló que las presiones financieras también juegan un papel en la cobertura de la información. "La opinión pública tiene una impresión muy arraigada de confabulación entre los periodistas y el gobierno, es un desafío a la profesión que cuestiona su propia ética", afirmaba La Croix en su análisis de los datos.

Esa percepción desde luego no favorece a la prensa en un país donde el Gobierno aporta una gran parte de los ingresos –algunos hablan de un 40 por ciento- de France Presse, la principal agencia de noticias del país, pese a que actúa con independencia. Tampoco ayuda el hecho de que la agenda privada del presidente sea una especie de quién es quién del mundo de los medios de comunicación o que muchos de los periódicos del país sobrevivan gracias a los subsidios públicos.

"Ningún periódico nacional es rentable", afirma Riche. Más aún, "¿cómo puedes investigar algo grande si tu jefe es un gran amigo de Sarkozy?".

El periodisa Hamza indica que el presidente ha pasado más de dos décadas haciendo contactos a todo nivel, entre ellos, los medios de comunicación. Las historias poco importantes, como los rumores de infidelidad, son una distracción para la población y hacen que la prensa no se concentre en temas que realmente critican al gobierno o que son importantes para los franceses, en su opinión.

Este "Sarkozismo" es una forma de pensar", afirma Hamza. Un periodista puede adaptarse y ser "compatible con Sarkozy" o no hacerlo y arriesgar su carrera en un mercado laboral precario, explica Hamza. Sin embargo, este periodista freelance cree que aquellos que están dispuestos pueden aportar "una dosis de aire fresco al periodismo".

Ese sería el caso de algunas publicaciones online de reciente creación. La prensa satírica como Le Canard Enchaîné y Charlie Hebdo también lucha contra el establishment. Por otra parte, la televisión también ha recibido sus golpes, en especial ahora que la normativa otorgará a Sarkozy un papel más destacado en el nombramiento del futuro presidente de France Télévision, la organización que agrupa los canales de televisión públicos.

La difusa frontera entre la vida privada y pública de los políticos también ha contribuido al la incertidumbre de la prensa sobre qué cubrir. El control de la prensa se pone a prueba cuando, por ejemplo, Carla Bruni Sarkozy actúa como una portavoz de facto. Ese fue el caso cuando hizo declaraciones a la radio para desmentir los rumores de infidelidad. Para muchos franceses, se trata de la primera vez que están tan expuestos a la vida personal del presidente. Y este error le ha costado muy caro a Sarkozy.

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