Se acabó la función para la rica política india del collar de mamut

  • La ex primera ministra del Estado de Uttar Pradesh, Mayawati Kumari, ha saltado a los titulares por el sospechoso aumento de su patrimonio durante su mandato. Pero, ¿por qué es prácticamente la única entre los políticos ricos de la India que ha llamado la atención de los medios?

Crimen de honor, justicia de casta
Crimen de honor, justicia de casta
Jason Overdorf | GlobalPost

Recientemente en uno de sus artículos Rupa Subramanya del Wall Street Journal toca una cuestión imperiosa para la sociedad india:

¿Cómo de ricos son en realidad los políticos del país?

Si la corrupción está realmente tan generalizada como sugieren el activista Anna Hazare y compañía, los políticos de la India deberían ser mucho más ricos que el ciudadano medio. Y deberían enriquecerse aún más después de llegar al poder.

Sin embargo, aunque podemos marcar ambas opciones, Subramanya reúne algunas nuevas investigaciones para añadir algo de complejidad a la historia.

Para empezar, resulta que los candidatos que ganan las elecciones no acumulan mucha más riqueza que la gente a la que derrotan.

En un estudio aún no publicado, "los economistas Ray Fisman, Florian Schulz y Vig Vikrant revelan que los candidatos que consiguen ganar un escaño en la asamblea estatal (tanto diputados ordinarios como ministros) sólo tienen un poquito más en términos de acumulación de activos que los candidatos a los que derrotan", escribe Subramanya.

La verdadera historia es que los ministros del gabinete acumulan una riqueza de 15 puntos porcentuales por encima de sus rivales más cercanos, lo que sugiere que no basta con ser un político. Tienes que ser responsable de la toma decisiones.

Pero ¿es una escala que va en aumento? ¿Acumulan riqueza más rápido los ministros que son jefes de Estado que sus ministros de gabinete? ¿Puede el primer ministro de un Estado grande amasar más riqueza que el primer ministro del país?

Todas esas preguntas están fuera del alcance del estudio, y,acorde con esto, también más allá del alcance de la excelente síntesis de Subramanya sobre sus conclusiones.

Pero la vinculación a la actualidad que ella elige –un caso de "activos desproporcionados" contra la ex primera ministra del Estado de Uttar Pradesh, Mayawati Kumari, que ha cobrado importancia desde su destitución en las recientes elecciones estatales– plantea estas preguntas y más.

Mayawati ha sido el blanco de acusaciones de corrupción durante la mayor parte de la última década, y el aumento de su riqueza, junto con su ascenso político, parece ciertamente dudoso.

Pero la cuestión no es sólo si es posible que ella sea un inversor tan inteligente como Warren Buffett (o tal vez mucho más inteligente). La pregunta que también hay que hacerse es por qué ella es prácticamente la única entre los políticos ricos de la India que ha llamado tanto la atención de los medios.

Uno puede esgrimir el argumento de que sus fiestas de cumpleaños extravagantes despertaron una atención adicional.

O que su experiencia como humilde maestra, en oposición al conocimiento de los negocios de un político como el ministro del interior P. Chidambaram, hace menos creíble que haya podido multiplicar sus activos a través de actividades legítimas.

Pero uno no puede tampoco obviar que su casta ha podido jugar también un papel.

Proveniente de una de las castas más bajas -una vez conocida como intocable, ahora llamada "dalits"-, Mayawati ha utilizado una personalidad de diva y despilfarros para ganarse el apoyo de su electorado oprimido.

La conocida por el apodo de "Reina Dalit", cada vez que encarga una tarea a un político de casta superior o aparece en público con un collar de mamut de 500 rupias (uno de sus ritos habituales de cumpleaños), les recuerda a los dalits que pueden ser tan poderosos, tan ricos, e incluso tal vez tan despiadados como la gente que les había estado golpeando durante un par de miles de años.

Un reciente editorial del portavoz nacional del Janata Dal United Party desvela que el suyo no es el único caso.

"Es un patrón: aquellos enmarcados en operaciones encubiertas y que están en la picota por corrupción pertenecen en su mayoría a las castas inferiores", escribe Shivanand Tiwari en el Indian Express.

Puede parecer una retórica demasiado ambiciosa. Pero Tiwari respalda su punto de vista con ejemplos específicos.

Bangaru Laxman, del Partido Bharatiya Janata (BJP)– el primer dalit en ser elegido presidente de una de las unidades estatales del partido - se vio salpicado por la corrupción, declarado culpable y condenado a la pena máxima.

¿El delito en cuestión? Robó alrededor de 4.000 dólares (Hay que tener en cuenta que la estafa de las telecomunicaciones, donde Andimuthu Raja, otro político de casta inferior, es el principal acusado, supuestamente implica pérdidas de unos 35.000 millones de dólares).

Tal vezes hora deprocesar aMayawatipor sussupuestas transgresiones.Pero también, hora deampliar la red.

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