Se cumplen 35 años del día en el que el presidente de Guinea Ecuatorial asesinó a su tío

    • Fue un 3 de agosto 1979 y en Guinea aún se conmemora como el 'Golpe de la libertad', aunque en su momento se conoció como 'Operación León'.
    • El actual presidente de Guinea Ecualtorial, Teodoro Obiang, temía que pudiera estallar una guerra civil, pero no podía echarse atrás y precipitó los acontecimientos.

Obiang pide ayuda a la ONU para reforzar las instituciones de Guinea Ecuatorial
Obiang pide ayuda a la ONU para reforzar las instituciones de Guinea Ecuatorial

Fue un 3 de agosto 1979 y en Guinea aún se conmemora como el 'Golpe de la libertad', aunque en su momento se conoció como 'Operación León'. No en vano, se trataba de derrocar al hombre más poderoso de Guinea y también al más sanguinario. Macías llevaba una década gobernando con guante de hierro, pero aquellos últimos meses fueron extraordinariamente duros incluso para sus más allegados. Ya no distinguía entre amigos y enemigos, maltrataba y humillaba a todos por igual. De hecho es muy posible que en el golpe que perpetró su sobrino, Teodoro Obiang, hubiera más instinto de supervivencia que valor o ambición de poder. Los asesinatos se sucedían y la desconfianza de Macías era tan arbitraria como su ansia de matar.

En realidad, urdir una conspiración en su contra era tarea sencilla, todo el que no estaba ejecutando quería verle muerto. Para Obiang fue relativamente fácil contactar con oficiales descontentos, aunque la conspiración era siempre arriesgada, sobre todo a medida que se acercaba la fecha de llevarla a cabo. En principio, se fijó para el 5 de agosto. Entre los soldados, las adhesiones eran aún más naturales, hacía meses que no recibían su paga. Sin embargo ocurrió lo peor. El plan se filtró y la guardia pretoriana de Macías, formada por sus más incondicionales, reforzó la vigilancia buscando indicios de insurrección. Obiang temía que pudiera estallar una guerra civil, pero no podía echarse atrás y precipitó los acontecimientos.

La mecha prende primero en Bata, donde soldados adictos a Obiang se hacen con la ciudad. Los combates armados ya están en marcha pero 'El Tigre', como es conocido Macías, confía en tener a sus órdenes a lo mejor del ejército. En su delirio, cree incluso que el pueblo le apoya. El siguiente paso de Obiang es liberar a los presos, con los que ganará un ejército feroz y con poco que perder. Las tropas insurgentes rodean ya el palacio presidencial, que resiste unas seis horas antes de claudicar. Macías había huido a la selva, donde sería cazado por las tropas de su sobrino como una fiera y ejecutado tras un juicio sumario.

Con Macías, caía un reino de terror en el que el libertador del pueblo, Teodoro Obiang, había participado activamente. Obiang estudió en la Academia Militar de Zaragoza y se graduó en 1965 como alférez. De vuelta a Guinea, se puso a las órdenes de su tío, Francisco Macías, que se había erigido en líder de la independencia, lograda el 12 de octubre de 1968. Obiang pasó por los cargos de gobernador militar de Fernando Poo, director general de Planificación y Aprovisionamiento y secretario de Defensa del Gobierno siempre bajo el gobierno de su tío, que instauró un régimen cruel, extraordinariamente violento y represor que convirtieron Guinea en el 'Auschwitz africano' y a Macías en el 'Líder de acero'.La población se exilió a Camerún, Gabón y España

Más de un tercio de la población del país se exilió voluntariamente a Camerún, Gabón o España, huyendo de aquel líder sádico y vengativo que se declaraba admirador de Hitler. Su represión pudo esquilmar el 10% de la población de Guinea, entre 25.000 y 50.000 personas fallecieron bajo su mandato. El arbitrario comportamiento de Macías empezó a preocupar incluso a su círculo más cercano, que fraguó una conspiración para derrocarle. Por entonces, Obiang contaba con la absoluta confianza de Macías, tal y como prueba su ascenso a teniente coronel y viceministro de Defensa, además de haber dirigido el penal de Black Beach, el siniestro centro de tortura del régimen.

Fue precisamente como director de aquel centro donde Obiang tomó la decisión de derrocar a su tío, después de que una de sus purgas alcanzara a uno de sus hermanos y a otros miembros de su propio clan. Unido a otros militares, como Eulogio Oyó, se hizo con el poder y fue elegido oficialmente presidente del Consejo Militar Supremo el 18 de agosto de aquel mismo año. España reconoció enseguida al nuevo presidente e incluso envió un paquete de ayudas para asistir a un pueblo que había sufrido una auténtica pesadilla bajo la dictadura del cruel Macías, pero que le tocaría soportar aún grandes calamidades.

De hecho, la actitud del Gobierno de Suárez fue tan amable que muchos creyeron que España había apoyado o incluso instigado el golpe de estado. El Gobierno de Macías había sido tan deplorable que todos los países se apresuraron a saludar a Obiang con esperanza, desde España hasta Francia, pasando por Estados Unidos, Marruecos, la URSS, Nigeria o China. En realidad, todos estaban tomando posiciones para cuando llegara la hora de explotar los ricos recursos naturales de Guinea, una oportunidad que llegaría en 1991, con el hallazgo fortuito de una importante bolsa de petróleo en la costa de la isla de Bioko, en aguas jurisdiccionales guineanas. Al año siguiente firmó acuerdos con las principales compañías del sector, Exon-Mobil y Texaco y desde entonces exporta cerca de 300.000 barriles al día.

La expansión de la economía guineana vino a partir de 1995, con la explotación de sus recursos petrolíferos. En 1996 su PIB creció un 37%, en 1997 un 76% y en 1998 un 93%, un crecimiento sin parangón en cualquier otro país del mundo. Claro que en la práctica, este crecimiento no ha servido más que para acentuar los desequilibrios sociales.Un maestro del pucherazo electoral

Pese a que Obiang gobierna en Guinea con plenos poderes, en noviembre de 2011 se celebró un referéndum sobre una reforma de la Constitución que ampliaba aún más sus competencias. Ganó el 'sí' con el 97,7% de los votos y gracias a ello pudo reforzar sus poderes proclamándose, por ejemplo, presidente del Consejo Supremo del Poder Judicial, el órgano que controla a los jueces. La Constitución reformada también prevé que la figura del presidente sea la que nombre o autorice a los directores de las instituciones que bajo el calificativo de 'independientes' controlan las cuentas del Gobierno. La reforma constitucional limitaba el mandato del presidente a dos períodos consecutivos de siete años, pero no lo aplicaba de forma retroactiva de modo que Obiang, que ya llevaba entonces 31 años en el poder, podría ampliar su mandato otros catorce hasta superar los 45 años de presidencia, algo que ningún otro dictador africano ha logrado hasta la fecha.

Respecto a la votación del referéndum, EG Justice y Human Rights Watch (HRW) denunciaron "fraude durante las votaciones, acoso a los partidarios de la oposición e intimidación a los votantes". Entre las irregularidades denunciadas por las dos organizaciones y por la oposición figuran la presencia de agentes de seguridad armados dentro de los colegios electorales, amenazas contra los miembros de la oposición que intentaban supervisar las votaciones y la imposición del llamado 'voto público', un procedimiento que obligaba a los votantes a exhibir públicamente las papeletas antes de introducirlas en las urnas.

Las mismas fuentes denunciaron irregularidades en el censo, que se habría cerrado con retraso y se habría basado en las listas de 2009, de modo que en algunas de las mesas aparecían nombres de personas fallecidas. EG Justice y HRW también advirtieron de que el hecho de que la Junta Electoral Nacional estuviese presidida por el ministro del Interior socavaba la independencia del organismo encargado de supervisar la votación y el escrutinio.

En la historia reciente de África, sólo tres dictadores han resultado ser más longevos que Teodoro Obiang, que a sus 72 años va camino de superarlos a todos. El dictador libio Muamar Gadafi, el de Gabón, Omar Bongo y el togolés Gnassingbe Eyadema – todos ellos ya fallecidos – han saboreado el poder durante más tiempo que el guineano, aunque Obiang es el más longevo de los que todavía se mantienen en activo. La gerontocracia se impone en África, aunque en el caso de estos sátrapas, la edad no se corresponde con una mayor prudenciay sabiduría sino que, como ocurre en el caso del propio Obiang, la perdurabilidad unida al poder absoluto, forman un cóctel de fastos y excentricidades absolutamente indignantes.

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