¿Se merece Corea del Norte ayuda internacional humanitaria?

  • Ante la carencia de alimentos, los embajadores de Corea del Norte han pedido donaciones a varios países para evitar una hambruna. Sin embargo, hay un debate sobre el uso político que el régimen de Pyongyang ha dado en el pasado a las ayudas humanitarias.
Corea del Norte pide ayuda humanitaria por carencia de alimentos
Corea del Norte pide ayuda humanitaria por carencia de alimentos
Gerald Bourke / Getty Images
Bradley K. Martin, Sri Lanka | Global Post

¿Los países que detestan el sistema político de Corea del Norte deberían de responder a sus peticiones de ayuda alimentaria para evitar una hambruna? Esa pregunta surge siempre que los graneros del país asiático se quedan vacíos, lo que ha estado ocurriendo cada año en las últimas décadas.

Algunos años son peores que otros, y la falta de alimentos logra atraer la atención de los medios internacionales.

La semana pasada el periódico surcoreano JoongAng Ilbo informó que embajadores de Corea del Norte en varios países han estado pidiendo donaciones de alimentos. El Programa de Alimentos Mundial de la ONU asegura además que las carencias del país son muy reales.

En EE UU y Corea del Sur (ambos oficialmente en guerra con Corea del Norte desde 1950) la compasión solía funcionar y en numerosas ocasiones se ha llegado a separar la respuesta humanitaria de la política.

Sin embargo, a lo largo de los años se han ido poniendo de manifiesto dos cosas.

Primero: que a los donantes no se les da la oportunidad de cerciorarse de que la ayuda llega realmente a los civiles que la necesitan. De hecho, gran parte de ella es desviada a manos de miembros del régimen, que o bien se la quedan ellos mismos, la entregan a los militares, o se la venden a intermediarios comerciales.

Segundo: el régimen norcoreano tiene la desfachatez de usar la ayuda como arma política.

En su propaganda interna alardean de que los enemigos no regalan la ayuda humanitaria, sino que la entregan porque el país es una potencia nuclear fuertemente armada y el "brillante general", el dictador Kim Jon Il, ha logrado asustar a las democracias occidentales y hacer que le rindan pleitesía.

El régimen de Pyongyang siempre se ha planteado el dar y entregar ayuda humanitaria en términos políticos.

Hasta el práctico colapso del comunismo en todo el mundo a principios de la década de 1990, el padre de Kim, el fallecido presidente Kim Il Sung, sacó provechó del bloque soviético gracias a su no alineamiento con el bloque chino.

Pyongyang mientras tanto se había convertido en un generoso donante a países del Tercer Mundo, a los que intentaba poner a su lado en su lucha con Corea del Sur por lograr reconocimiento diplomático y apoyo en organismos internacionales como la ONU.

En1984, cuando Corea del Sur sufrió graves inundaciones que dañaron sus cultivos, el Norte hizo un gesto del que sus gobernantes después se arrepintieron: ofrecieron enormes cantidades de arroz para ayudar a sus vecinos.

La idea teórica era que la oferta sería rechazada por humillante por los generales que gobernaban el sur. Pero contrariamente a lo que se esperaban, Corea del Sur aceptó la ayuda del norte.

Según testimonios de algunos desertores del régimen, la proeza del arroz solidario marcó el verdadero inicio de la ruina de la economía del norte. Las raciones de arroz en Corea del Norte tuvieron que ser reducidas drásticamente para compensar las cantidades enviadas al sur.

Aunque casi todo el mundo en el mundo exterior comprende ahora la magnitud del cinismo de los líderes norcoreanos, incluso en cuestiones como los alimentos, algunas personas todavía se muestran a favor de que se les entregue ayuda.

El verano pasado Kim Dong Cheol, un norcoreano que informa de manera clandestina para la agencia de noticias japonesa AsiaPress, grabó en vídeo unas imágenes horrendas de una mujer norcoreana visiblemente malnutrida que decía tener 23 años pero que parecía tener la mitad.

Escuálida, con los ojos en blanco, caminando como en un sueño, recogía briznas de hierba para vendérselas a familias que alimentan con ellas a los conejos de campo.

El periodista, cuyo nombre es un seudónimo, fue entrevistado en vídeo por el director de la agencia de noticias, Jiro Ishimaru, quien mostró esas imágenes en el Club de Corresponsales Extranjeros de Japón a finales del año pasado, como parte de su presentación de un libro que recopila reportajes de sus corresponsales clandestinos en Corea del Norte.

En la entrevista, Ishimaru le preguntó al reportero norcoreano si los países extranjeros deben donar alimentos a su país, aunque se sepa que gran parte no llegará a la población.

Contestó que sí, porque cada gramo de ayuda aumenta el volumen total de alimentos del país, y eso hace que disminuya el precio que los civiles tienen que pagar por ellos en los mercados.

La joven a la que Kim Dong Cheol grabó en vídeo murió poco después.

Según explicó Ishimaru a GlobalPost en un e-mail, "Kim grabó esas imágenes en junio de 2010, y nosotros las recibimos en julio. Kim volvió a ese mismo  lugar en noviembre, y se enteró de que la joven había muerto de hambre. Habían dejado su cadáver en los campos de maíz entre siete y 10 días. Su cuerpo estaba medio descompuesto, y los ojos habían sido devorados por las ratas o los buitres, según dice la gente que lo vio".

La joven es una víctima más de la desastrosa revaluación de la moneda que hizo el régimen norcoreano a finales de 2009, explica el periodista japonés.

"Los negocios y la distribución de repente se paralizaron. Sus padres tuvieron que vender su casa y la familia se quedó en la calle. Los padres se murieron de hambre antes que la hija", afirma.

Pero aunque haya razones válidas para considerar las acciones humanitarias, hay que tener en cuenta que Corea del Norte dista de ser el único país en donde la gente está sufriendo hambre.

Prestar atención a sus peticiones por encima de otros países igualmente o más necesitados significaría básicamente validar el planteamiento propagandístico del régimen que asegura que los donantes contribuyen porque tiemblan al ver el peligro que puede causar Corea del Norte.

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