¿Seguirá Marruecos el fin del régimen opresor nacido en Túnez?

  • La caída hace poco más de una semana de uno de los dictadores del mundo árabe, el ex presidente de Túnez Zine el Abidine Ben Ali, ha hecho que muchos marroquíes se pregunten quién podría ser el siguiente en caer. Las manifestaciones se han propagado por el Magreb y otros países cercanos, pero no parece que vaya a tener un efecto determinante en Marruecos.
Aida Alami, Casablanca (Marruecos)
Aida Alami, Casablanca (Marruecos)

La revuelta tunecina comenzó en la pequeña ciudad de Sidi Bouzid, después de que un vendedor ambulante llamado Mohamed Bouazizi se quemase a lo bonzo en protesta por la falta de oportunidades para los jóvenes con formación en su país. Esa inmolación desencadenó manifestaciones por todo el país en protesta por la falta de trabajo, la corrupción y la falta de libertades.Semanas después sucedió lo inesperado: Ben Ali, el hombre que había gobernado con mano de hierro durante 23 años, claudicó y huyó del país.

Muchos lo llaman “el milagro tunecino” y dirigen su mirada hacia otros países árabes, especialmente en el norte de África. La caída de Ben Ali ha sido como una descarga de corriente por toda la región, y no se dejan de extraer lecciones de lo sucedido.

“Dejad a los tunecinos que le muestren el camino al mundo árabe: ¡ya no más dictadores!”, dice un mensaje en Twitter de un abogado marroquí que escribe bajo el seudónimo de Ibn Kafka.

Figuras del mundo académico no ocultan tampoco su esperanza de que se produzcan más cambios. “Un saludo a Túnez, que ha abierto el camino a la libertad en el mundo árabe, devastado por años esperando en el arcén”, exclama Burhan Ghalioun, jefe del Centro de Estudios Orientales Contemporáneos en París y profesor de Ciencias Políticas en La Sorbona.

Pero ¿podría ocurrir algo parecido en Marruecos?

“¿Es Túnez la primera ficha del dominó en caer? ¿Se extenderá la Revolución de los Jazmines tunecina a lo largo del Magreb, y quizás por todo Oriente Medio?”, se pregunta Dominique Moisi, asesor del Instituto Francés de Relaciones Internacionales. Ya ha habido numerosas manifestaciones e inmolaciones desde Argelia hasta Egipto pasando por Yemen. ¿Pero puede llegar a echar a algún otro dictador del poder? ¿Traer la democracia a Marruecos?

Tiene dudas. Y muchos expertos en lo que ocurre en el norte de África coinciden con él. Moisi asegura que aunque las recientes reformas introducidas en Marruecos parecen insuficientes, aún así suponen un paso importante en comparación a sus vecinos más estáticos. “Por dos razones: monarquía y reforma”, escribía Moisi hace unos días en el diario francés “Les Echos”. “Enfrentado a una fuerte oposición, especialmente de los islamistas, el rey de Marruecos, ‘el comandante de los fieles’, tiene una legitimidad que no tienen los militares que controlan el poder en Argelia y en Mauritania, y la familia Ben Ali en Túnez”.

Marruecos tiene algunos de los mismos problemas a los que se enfrentan Argelia y Túnez, como desempleo y aumento de los precios. Pero Marruecos también tiene una estabilidad política derivada del símbolo unificador que es su rey. Mohammed VI, en el poder desde 1999, ha trabajado para modernizar y desarrollar su país aunque siga existiendo la censura en los medios y no se pueda hablar de una democracia. Además de intentar reformar la economía, ha implementado bastantes reformas sociales, en especial las que otorgan más derechos legales a las mujeres. También ha adoptado fuertes medidas antiterroristas tras los ataques de 2003 en Casablanca, en los que murieron 45 personas.

Pero uno de los principales problemas, según algunos analistas, es que el régimen marroquí, al igual que el de Túnez, reprime las libertades individuales, restringe la libertad de información y castiga a los activistas que hacen demasiado ruido.

“Túnez ha sido famoso durante mucho tiempo por su deriva autoritaria”, explica Khadija Riyadi, presidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos. “No debemos olvidar que la limitación de las libertades va en aumento en Marruecos. Hay muchísimos ejemplos: juicios contra periodistas, detenciones arbitrarias de activistas pro derechos humanos... todo esto no presagia nada bueno”.

El desempleo y la pobreza son también un factor. Pero aunque los precios de la comida se dispararon durante el año pasado y hubo algunas protestas a lo largo del país, parece poco probable que degenere en inestabilidad política. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha anunciado este mes que el índice del precio de los alimentos aumentó un 32 por ciento entre junio y diciembre de 2010 en Marruecos. Y se cree que los precios seguirán aumentando este año.

“En Marruecos la pobreza puede ser más amplia y más visible que en Argelia o Túnez, pero es menos probable que los estómagos se queden vacíos”, sostiene Moisi.

¿Cómo puede el Gobierno marroquí evitar un escenario como el de Túnez? Estimulando al país económicamente, plantea Khalid Tritki, director del diario online de Casablanca “Maroc Eco”. “Los eventos de Túnez pueden ser una oportunidad para renovar las políticas en los países árabes. De ahora en adelante la práctica de la política significa decir la verdad, actuar en consecuencia y asegurar que la gente sienta el cambio a diario”, asegura.

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