Soweto intenta engalanarse para recibir a los turistas del Mundial de Fútbol

  • Este conocido e histórico barrio de Johannesburgo, en el que vivió Mandela, está transformándose para prepararse ante la afluencia de turistas que llegarán a partir de junio. Sin embargo algunos de sus vecinos siguen pensando que no se está haciendo lo suficiente para conseguir ser un reclamo turístico. "En un suburbio blanco lo habrían aprovechado de una manera increíble", asegura uno de sus vecinos más conocidos.
Unos niños practican fútbol en las calles del barrio de Soweto (Sudáfrica), donde arrancará en junio el Mundial 2010.
Unos niños practican fútbol en las calles del barrio de Soweto (Sudáfrica), donde arrancará en junio el Mundial 2010.
johannesburg.org
Erin Conway-Smith | GlobalPost

(SOWETO, Sudáfrica). Cuando del Mundial de Fútbol comience en junio, todos los ojos se fijarán en Soweto, el famoso barrio de Johannesburgo en donde el partido inaugural se celebrará en un reluciente estadio con forma de olla tradicional africana.

Estos días la cercana Vilakazi Street, una de las calles con más historia del país y una de las principales atracciones de Soweto, se está sometiendo a una profunda transformación y se prepara para la afluencia de seguidores del fútbol. Pero algunos residentes dicen que no se está haciendo lo suficiente para asegurar que esta comunidad pobre saque el máximo provecho económico del evento.

Vilakazi, famosa por ser la única calle en donde han vivido dos ganadores del Premio Nobel de la Paz (Nelson Mandela, cuya casa es ahora un museo, y el arzobispo Desmond Tutu), está siendo reformada de tal modo que se diferenciará claramente del resto de calles llenas de socavones de Soweto.

La "cirugía reparadora" incluye asfaltado nuevo, aceras de diseño, farolas y árboles recién plantados, además de mobiliario urbano como bancos y pilares de hormigón que tienen una doble función: servir como asiento y también como barrera para que los coches aparquen sobre las aceras.

La Agencia para el Desarrollo de Johannesburgo, que está detrás de estos cambios, prevé que las obras de mejora harán de Vilakazi Street un bulevar para pasear, un lugar en donde turistas y locales puedan caminar por una calle repleta de cafés, restaurantes y tiendas. En la actualidad la mayor parte de los cerca de 1.000 turistas que visitan Soweto cada día llegan en grupos y no están mucho tiempo lejos del autobús.

Khulani Vilakazi, que dirige Nambitha, el primer restaurante que abrió en la calle, en 1999, dice que si bien los cambios son positivos y se parecen mucho a lo que soñaba, son todavía a muy pequeña escala. Según él, no se está haciendo lo suficiente para convertir esta calle tan especial en un reclamo turístico, y además hay muy pocos vecinos de la zona que estén aprovechando esta oportunidad que les llama a la puerta.

"Si esta herencia, este legado, esta historia tuviese lugar en un suburbio blanco, ya lo habrían aprovechado de una manera increíble", dice Vilakazi, que también preside un comité para impulsar la zona. "Somos un poquito lentos. Si este barrio estuviese en Nueva York o en cualquier otra parte, sería algo grandioso".

La calle precisamente lleva el nombre de su abuelo, B.W. Vilakazi, un poeta, novelista e intelectual que fue el primer profesor lector negro en la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, aunque en aquellos tiempos se le calificó solamente como "asesor de idiomas".

Fue en una esquina de Vilakazi Street en donde en 1976 el joven Hector Pieterson murió por culpa de los disparos de la policía, que abrió fuego contra escolares negros que protestaban en contra de la enseñanza obligatoria del afrikaans. Aquello pasó a la historia como la Revuelta de Soweto. Hay una famosa imagen periodística que muestra a un compañero de Pieterson llevando en brazos el cuerpo de su amigo por las calles.

"Es histórica por muchas razones", dice Vilakazi, que cambió una carrera en el mundo de la tecnología para convertirse en restaurador. "Este tipo de inversión permite a los visitantes a vivir una experiencia en Soweto, a estar más cerca de la historia, a caminar y a conectar realmente con su espíritu".

El turismo vinculado al Mundial de Fútbol ya está creando puestos de trabajo en la zona. Vilakazi está ampliando su exitoso negocio, que cuando vuelva a abrir el mes que viene pasará de 42 empleados a tener 60, y sitio para acoger hasta 280 clientes.

Sakhumzi, otro famoso restaurante de Vilakazi Street, abrió hace ocho años con cuatro empleados  y ocho mesas. Ahora de trabajo a más de 45 personas y puede atender a 450. "Para mi el 2010 será una muy buena oportunidad de negocio, y además podré crear más puestos de trabajo en mi comunidad", dice su propietario, Sakhumzi Maqubela.

Pero se queja de algunos de los cambios que se están haciendo en la calle, como los pilares de hormigón, que impedirán a los clientes aparcar directamente a la puerta de su restaurante. Además, dice que los turistas que llegan en excursiones no se quedan lo suficiente para pasear porque los tour operadores no les dejan demasiado tiempo libre.

Vilakazi dice que está planeando abrir un mercadillo de cerámica sudafricana que ocupará tres locales enfrente de su restaurante. Espera que este proyecto permita a los artesanos abandonar la calle, que es donde venden ahora sus mercancías, y pasar a estar en un espacio en donde los turistas se sentirán inclinados a estar más tiempo y gastar más dinero.

No obstante, el mercadillo de artesanías no abrirá a tiempo para el Mundial de Fútbol. Dice que en parte se debe a retrasos en la compra de los locales. La burocracia para recalificar unas casas en locales comerciales ha sido una pesadilla, reconoce. "Simplemente no hay una estrategia correcta entre la gente de negocios y las autoridades", afirma Vilakazi. "Aquí vamos a tener turistas a millares, ¿y dónde van a comprar los recuerdos?".

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