Sudán del Sur no sabe sus fronteras a un mes de su independencia

  • El norte y el sur del país están enfrentados por las fronteras que les separarán en un mes. La región de Abyei es la más disputada. Muchos sureños nacieron allí, pero el norte ya ha demostrado que no está dispuesto a renunciar al petróleo de la zona.
La región de Abyei es la más disputada. Muchos sureños nacieron allí, pero el Norte ya ha demostrado que no está dispuesto a renunciar.
La región de Abyei es la más disputada. Muchos sureños nacieron allí, pero el Norte ya ha demostrado que no está dispuesto a renunciar.
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Maggie Fick, Turalei (Sudán) | GlobalPost

El "camino final hacia la libertad" del sur de Sudán se ha convertido en un sangriento tambaleo.

Décadas de lucha armada y de guerra civil en la nación más grande de África culminarán el 9 de julio con la creación del estado más reciente del mundo: la República de Sudán del Sur.

Sin embargo, el frágil alto el fuego consagrado en 2005 en Sudán en el acuerdo de paz entre el norte y el sur ha estado al borde de la ruptura debido a una cuestión clave: el destino de Abyei, la zona fronteriza de Sudán más disputada. Conocida en ocasiones como la "Jerusalén de África", Abyei es una zona del tamaño de Connecticut (EEUU) donde dos pueblos han convivido durante siglos con mutuo recelo, y un lugar que ni el Gobierno del norte ni el del sur entregarán sin luchar.

El Ejército sudanés del norte intensificó la presión de forma dramática cuando invadió la estratégica ciudad el 21 de mayo, llegaron en tanques con cobertura aérea y haciendo rondas de disparos de mortero contra la base de la misión de paz de las Naciones Unidas. Decenas de miles de sudaneses del sur huyeron del violento ataque y sus hogares fueron saqueados y arrasados.

Esta acción militar fue condenada rápidamente por EEUU y por otros gobiernos occidentales tildando de "desproporcionada" la respuesta ante el tiroteo entre las tropas del norte y del sur en la región de Abyei, que se cree fue iniciado por las fuerzas del sur.

El Consejo de Seguridad de la ONU hizo un fuerte llamamiento para que el ejército del norte retirase sus tropas de la disputada frontera de Abyei. Pero el Gobierno de Jartum ha dejado claro que no va a renunciar a Abyei. De acuerdo con el Presidente del Gobierno del norte, Omar al-Bashir, si el territorio del sur, rico en petróleo, quiere convertirse en independiente (una abrumadora mayoría lo aprobó en el referéndum de enero) entonces tendrá que separarse sin Abyei, la cuna de nacimiento de algunos de los líderes más destacados del sur.

"No hay ninguna razón por la que Bashir deba ceder a la presión", ha admitido el ministro de Relaciones Exteriores del sur, Deng Alor, tras una visita a Turalei, una ciudad del sur que ha visto como su población se ha duplicado desde que cerca de 40.000 residentes en Abyei tuvieran que refugiarse aquí tras los ataques del 21 de mayo.

"Al final, nos veremos obligados a usar la fuerza contra ellos", pronostica Alor, manifestando que su deseo sería que hubiera "alguna manera" de resolver la crisis actual de una manera pacífica pero admitiendo que la ex guerrilla del sur podría tomar medidas para preservar sus derechos sobre este suelo al que están vinculados emocionalmente.

"Sólo hay dos opciones. La guerra en Abyei es o por el petróleo o por las fronteras", afirma la sureña Martha Abiem Beng, que se encuentra en Turalei.

El conflicto de Abyei también se trata de una competición por el agua de la región y por la tierra.

Los Ngok Dinka, agricultores de subsistencia pro-sureños hasta las llanuras de Abyei. Lucharon por el sur en la guerra civil y sufrieron fuertes bajas. Los pastores nómadas árabes cruzan con el ganado las tierras de Abyei todos los años y permiten que su ganado paste y beba. Los Misseriya se posicionaron al lado del norte durante la guerra civil.

A Abyei se le prometió su propio referéndum de autodeterminación en el acuerdo de paz de 2005. La votación hubiera dado a los residentes de Abyei la oportunidad de decidir si su territorio sería administrado por el norte o el sur. Pero el referéndum de Abyei no se llevó a cabo en enero debido a una disputa sobre si los nómadas Misseriya son ciudadanos de Abyei.

El ataque de Abyei por parte del norte hace poco probable que el futuro de la región sea decidido por una votación democrática.

A un mes antes de que Sudán se divida en dos, los diplomáticos occidentales y altos funcionarios de la Unión Africana y de la ONU están intentando convencer a las dos partes para que se sienten de nuevo a la mesa de negociaciones. Están desesperados por salvar a toda costa el acuerdo de paz internacional de 2005 que se ha roto, lo que podría resultar infructuoso si no se negocia una solución y rápido.

Las imágenes satélite de la devastación causada por las fuerzas del norte en Abyei se publicaron el 27 de mayo por el Proyecto Satélite Sentinel, un grupo respaldado por la estrella de Hollywood George Clooney. En las imágenes se aprecian chozas quemadas y mercados arrasados, que han sido enviadas por el Proyecto Sentinel al Tribunal Penal Internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU como evidencia de que los militares del norte han cometido crímenes de guerra en su invasión de Abyei.

El daño generalizado indica que será difícil reubicar a los 80.000 ciudadanos que huyeron al temer por sus vidas, muchos de ellos con las únicas posesiones que pudieron llevarse consigo.

"Si la guerra se resuelve podré regresar", dice Adau Bol Akon, una madre de tres hijos que espera cansada durante horas bajo el ardiente sol de la tarde para poder recibir una ración de sorgo del Programa Mundial de Alimentos. Forma parte del creciente asentamiento de personas desplazadas en el pueblo de Mayen Abun.

La máxima responsable humanitaria de la ONU en el sur de Sudán, Lise Grande, ha advertido el órgano no podrá hacer frente a la crisis humanitaria causada por el brote violento en Abyei si las decenas de miles de personas desplazadas se ven obligadas a permanecer durante meses en el sur debido a la inseguridad que hay en el país.

Cuando le preguntaron si podría vivir con sus antiguos vecinos, la respuesta de Kuei Deng, residente en Abyei, y de la tribu étnica Ngok Dinka, fue inequívoca.

"Después de que nos mataran y nos quemaran, no queremos que vuelvan a ser nuestros vecinos", dice de los pastores Misseriya, que emigran estacionalmente hacia el sur a través de las tierras doradas y verdes de Abyei hasta llegar al río Bahr el Arab para dar de beber a sus vacas.

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