Temor en Libia: ¿vuelven las fuerzas pro-Gadafi?

  • En las pantallas de televisión de toda Libia se han mostrado imágenes de enfrentamientos entre milicias de Bani Walid, mientras la población iba aumentando su temor a una nueva guerra civil.
Un grupo de gadafistas anuncia que controla la ciudad de Beni Walid
Un grupo de gadafistas anuncia que controla la ciudad de Beni Walid
Tracey Shelton, Bani Walid (Libia) | GlobalPost
Tracey Shelton, Bani Walid (Libia) | GlobalPost

La violencia y la confusión después de los enfrentamientos en Bani Walid son un recordatorio inquietante de los peligros persistentes de las lealtades cambiantes y de la desconfianza galopante que se mantiene en muchas ciudades libias.

Después de que los periodistas informasen el lunes pasado de que los soldados leales al asesinado líder libio Muamar al Gadafi habían retomado Bani Walid, grupos de milicias en Trípoli, Misrata y en las montañas de Nafusa se pusieron en alerta máxima, estableciendo puestos de control y enviando refuerzos para asegurar las rutas de entrada y salida de la zona.

Mientras las imágenes de los enfrentamientos se mostraban en las pantallas de televisión de todo el país, muchos temían el comienzo de una nueva guerra civil y un nuevo estallido de violencia entre los rebeldes y el régimen anterior. Un responsable local de seguridad en Bani Walid dijo que miles de ex soldados de Gadafi se habían reagrupado.

Sin embargo, Ian Martin, un diplomático de la ONU, y las autoridades libias anunciaron que las informaciones eran falsas y que la disputa había sido un asunto local. Las calles de Bani Walid estaban en calma.

Banderas rebeldes ondeaban en el horizonte y no había presencia militar, ni siquiera un arma, a la vista. Los residentes negaron que el reciente enfrentamiento fuese más allá de ser una disputa local que duró varias horas.

"Siempre hay peleas en Trípoli y otras ciudades, pero los medios de comunicación las catalogan como "enfrentamientos entre grupos rebeldes", dice Nasa Gheeton, un residente local, mientras señala varios edificios bombardeados meses antes por la OTAN. "Cuando hay peleas aquí todos apuntan: "son las fuerzas de Gadafi" ¿Por qué?"

Gheeton rechaza las afirmaciones de que exista un fuerte apoyo para el régimen anterior dentro de la ciudad, pero admite que las cosas están difíciles. Los precios han subido. Hay escasez de puestos de trabajo y como uno de los últimos reductos restantes de Gadafi, la ciudad todavía presenta grandes cicatrices de la invasión de los rebeldes hace tres meses.

El cartel sobre la entrada de la comisaría de policía local, acribillado a balazos, es ilegible y hay una bandera rebelde hecha jirones colgada sobre la fachada estropeada de la comisaría. Por el contrario, la entrada a otro edificio del Gobierno se ha salvado de las explosiones de las bombas.

Sentado en su escritorio, dando respuestas rápidas entre una avalancha de llamadas telefónicas, el director de seguridad de Bani Walid, Rajeb Mohamed Masud, repite su afirmación de que el choque había sido un ataque planeado por leales a Gadafi, un grupo que dijo que se contaba por miles. El grupo armado ha sido una constante amenaza a la seguridad desde que las fuerzas rebeldes se hicieron con el control de la ciudad, asegura.

"Hasta ahora no hemos encontrado ninguna solución, porque no tenemos suficientes armas o agentes de policía para arrestarlos", explica, y agrega que en realidad nadie sabe exactamente cuántas armas tienen con ellos o cuánta más artillería pesada han escondido en las montañas del desierto circundante.

Masoud dijo que el grupo atacó la base de uno de los dos grupos rebeldes locales, sustrayendo las armas y "cogiendo todo" antes de retirarse a su base."Si no vienen fuerzas de fuera para controlarles, atacarán de nuevo e intentarán matarnos", asegura.

Un residente local y el jefe de policía de 32 años, Masoud, dice que su familia apoyó la revolución desde el principio. Explica que su hijo fue uno de los primeros asesinados por las fuerzas de Gadafi en la ciudad en mayo.

Advirtió a dos ex combatientes rebeldes presentes en la entrevista que la ciudad no era segura para ellos, porque el 90 por ciento de sus habitantes aún apoya a Gadafi y mantiene un profundo resentimiento hacia las fuerzas rebeldes invasoras.

El camino desde Misrata había sido realmente tenso. La carretera desierta se abría hacia adelante a través de las llanuras vacías mientras las arenas del desierto rodaban misteriosamente a través del asfalto. De vez en cuando, un coche solitario pasaba, pero los mensajes eran confusos.

Un conductor de camión que estaba preparándose el almuerzo a un lado de la carretera nos advirtió de que no era segura para los vehículos de Misrata, una ciudad conocida como un bastión del sentimiento anti-Gadafi.

Según dijo, las fuerzas de Gadafi seguían controlando Bani Walid y el coche era un blanco obvio. Más adelante, un grupo de cuatro combatientes rebeldes informaron de que las fuerzas de Misrata estaban vigilando la carretera, pero que habían decidido dar marcha atrás debido a que las fuerzas de Gadafi podían atacar en cualquier momento.

Sin embargo, más cerca de la ciudad, una familia de Bani Walid nos dijo que era seguro y que los choques de poca importancia de hace unos días se habían resuelto.

A lo largo de la ruta de 120 kilómetros entre las dos ciudades, la única presencia militar es un pequeño puesto gestionado por combatientes rebeldes cerca de la vecina ciudad de Zlitan.  En Bani Walid, los rumores de la hostilidad y de la reagrupación de las fuerzas de Gadafi son difíciles de creer, pero aún existía temor para los visitantes de Misrata.

"La ciudad está en calma", dice el Dr. Taha Agela mientras camina por los tranquilos pasillos del Hospital de Bani Walid. "Ni siquiera hay puestos de control aquí. ¿Has visto algún arma o algún vehículo armado en la calle?

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