Torero apadrinado por Botero rinde tributo a su origen humilde en Colombia

  • Juan de Castilla, el joven apadrinado por Fernando Botero y figura en ascenso de la tauromaquia en Colombia, rindió tributo este fin de semana a su origen humilde con una lidia en Medellín en presencia del célebre artista.

"Fernando Botero fue mi trampolín directo", dijo a la AFP Juan Pablo Correa, cuyo nombre artístico hace honor al barrio Castilla donde creció, una de las 16 comunas de Medellín, donde el trabajo duro y el fútbol conviven con un ambiente violento y muy lejano al mundo de los toros.

Era más plausible que Correa terminara futbolista, como el famoso portero de la selección colombiana René Higuita, oriundo de Castilla, que novillero. Pero se enamoró del toreo cuando su padre, albañil de profesión, lo llevó a una finca de ganado bravo donde debía construir un palco.

"Yo quiero ser esto para sentir lo que ellos sienten", se dijo al ver "los movimientos tan estéticos de los toreros", contó este antioqueño de 21 años, delgado y con cara de niño.

Pero le faltaban recursos para cumplir su sueño. Entonces fue cuando escribió junto a su maestro Fernando Arango una carta a Botero, conocido amante de la fiesta brava, quien sorpresivamente, un 7 de septiembre, día de su cumpleaños, le contestó que le ayudaría con pasajes y apoyo económico para que viajara a España a formarse como matador.

"Sin el maestro hubiese sido más difícil (...) le debo gran parte de mi vida y lo que estoy consiguiendo", enfatizó sobre el gran pintor y escultor colombiano.

Correa vio este domingo por segunda vez en su vida a su benefactor en la plaza La Macarena de Medellín, donde pudo saludarlo y brindarle una encerrona con seis toros, una hazaña que promovió como reconocimiento a su mentor, pero también a su tierra y a sus padres, "que trabajan todo el día".

"Es el día más importante de mi vida (...). ¿A quién no le va a gustar un partido de fútbol en su cancha, para su gente y su familia?", dijo.

Botero siguió vivamente cada lance de su joven pupilo, quien durante la tarde sufrió un par de revolcones, cortó tres orejas y salió en hombros.

"Es una gran promesa", aseguró a periodistas el artista, un apasionado del coso, un espectáculo que ha plasmado incluso en su obra de volúmenes generosos y amplias dimensiones.

En Medellín, ciudad de contrastes, mientras Correa se preparaba para enfrentar a seis astados, la organización no gubernamental AnimaNaturalis realizó una protesta contra las corridas de toros en el Parque de la Vida.

Vestidos de negro y con carteles en forma de lápidas simulando un cementerio, los activistas mostraron el domingo su rechazo profundo a las prácticas que consideran tortura a los animales.

Para Correa, sin embargo, la tauromaquia es arte y cuestiona que los activistas por los derechos de los animales den más importancia a éstos que a los humanos.

"Yo vivo en el barrio Castilla, hay balaceras, hay muertos (...) pero (los animalistas) le dan más prioridad a un animal que a lo que le pueda pasar a un ser humano", dijo el entusiasta torero sobre los antitaurinos.

Es que Correa siente que cada corrida es un homenaje a su barrio y a su gente.

"Me parece que toreando es la forma más directa de agradecerle a mi barrio lo que ha hecho, que hay personas muy buenas, luchadoras y soñadoras, por eso llevar el Juan de Castilla es un orgullo", dijo. "Allá en España ya conocen la Castilla de Medellín", concluyó.

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