Los traficantes, a menudo, son tachados de criminales, de personas sin escrúpulos que se aprovechan de los débiles. Pero Abdullah ha conseguido cambiar el significado de esta palabra con su valentía y lucha contra el terror en la ciudad siria de Al Raqqa. Allí ejerce el que puede uno de los trabajos más peligrosos del mundo. Se dedica a rescatar a las mujeres yazidíes de las garras del Estado Islámico en la autoproclamada capital de los yihadistas.
Según publica el diario británico, The Telegraph cuenta con una red de 30 colaboradores que ponen en marcha operaciones de rescate cuando una persona retenida llama a su familia. "Sin una llamada telefónica no podemos ayudar", cuenta.
Tras recibir esa llamada empieza su difícil misión. Empieza a recopilar información, rastrear el terreno y vigilar la casa donde se encuentra la mujer retenida. Una vez que están seguros de los movimientos en la vivienda, organizan lo más complicado: el rescate. “A menudo lo hacemos cuando están rezando, cuando bajan la guardia", aclara Abdullah.
Las personas que trabajan en el terreno del Estado Islámico se enfrentan a una muerte segura si son sorprendidas en el acto. Es por ello, que este traficante mueve a sus hombres por su propia seguridad. Su red está compuesta en su totalidad por árabes locales, algunos de los cuales incluso han luchado previamente al lado de los yihadistas. Abdullah reconoce que sus servicios no son gratuitos y debido a la peligrosidad de la misión,”el precio ha aumentado”, concluye.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios