Los zapatitos de la pequeña Hala, de solo cinco años, son el símbolo de la vergüenza y los protagonistas de la nueva campaña de sensibilización y denuncia de la ONG Save the Children. “Hemos mandado unos zapatos a Rajoy, y no son unos zapatos cualquiera, son los zapatos de Hala que conocimos en el campo de Idomeni, en Grecia”, explican en un comunicado.
Los zapatitos rosas de Hala se quedaron allí en el campo a las puertas de las vallas, esas a las que ahora recurre Europa y que recuerdan a otros muros que separaban en plena Guerra Fría la libertad y la opresión separando familias enteras.
Hala ya conoce cómo es el sonido de las bombas. Tal vez sea el primero que haya escuchado. Era su 'nana particular' en su ciudad natal en Siria, donde vivía hasta hace unos meses con toda su familia. Ahora, tras haber tenido que vivir la terrible experiencia de cruzar el mar en un bote hasta Lesbos y de haber perdido prácticamente todas las pertenencias que le quedaban en el camino, su hogar es otro bien distinto. Una pequeña tienda de campaña en el campo de refugiados de Idomeni donde ella y sus 4 hermanos esperan poder cruzar la frontera y seguir su camino hasta Alemania.
Ni Hala ni sus hermanos saben leer ni escribir porque su escuela fue destruida por las bombas. Una generación pérdida es la consecuencia de cinco años de guerra en Siria. La única esperanza para que Hala tuviera una vida era huir. Es lo que piensan esos padres a los que vemos día a día llevando a su familia a cuestas.Estos son los zapatos de Hala*, una niña refugiada de 5 años que lleva semanas viviendo en el campo de Idomeni, Grecia. Estamos pensando mandarle al presidente del Gobierno estos zapatos junto a la historia de Hala para que entienda la situación que están viviendo miles de niños. ¿Qué os parece la idea? 🤔 *Hala no se quedará sin zapatos, en Save the Children estamos repartiendo ropa interior y de abrigo en Idomeni.Una foto publicada por Save the Children España (@savethechildren_es) el 5 de Abr de 2016 a la(s) 3:38 PDT
La familia de Hala ha invertido todo su dinero en esta aventura que les conducía a la esperanza aunque ahora estén parados en el infierno. El cierre de la frontera de Grecia con Macedonia les retiene en el campo de refugiados de Idomeni donde viven desde hace semanas.
Los niños no cuentan apenas con ropa de abrigo porque perdieron casi todo en el trayecto en barco hasta Lesbos. Las condiciones higiénicas son lamentables. Pero resisten.
Hay 4.000 Halas atrapados con sus familias aquí con sus familias, no deberíamos olvidarlo. Ni la imagen de sus zapatitos tampoco.
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