La Píldora Económica

¿Somos productivos o competitivos? Cuidado con los indicadores per cápita

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¿Somos productivos o competitivos? Cuidado con los indicadores per cápita.
L.I.

Uno de lo problemas de los indicadores económicos es saber para qué sirven realmente, cómo interpretarlos y qué conclusiones se pueden extraer de su evolución. A finales del año 2023, la prensa prestó mucha atención a la publicación del indicador de renta per cápita en España y concluía, en la mayor parte de los artículos, que el país iba mal porque caía la renta per cápita. La evolución era tan mala que volveríamos a acceder a los fondos europeos de cohesión al caer nuestra renta por debajo del 90% de la europea.

Un primer punto es la utilización de la renta per cápita como un indicador que refleja el grado de avance en el bienestar o de desarrollo de un país. Pero como tal este indicador es incompleto y no refleja bien el nivel de vida en el país. Por ello, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas lanzó en 1990 el índice de desarrollo humano (HDI) que incluye tres variables: las expectativas de vida al nacer, los años de estudios y la renta per cápita. Este índice supuso un gran avance para entender y comparar mejor el nivel de desarrollo y bienestar de nuestros países. El HDI es muy criticado porque no corrige por el hecho de que la renta puede crecer continuamente, pero las expectativas de vida o los años de estudio, no. Este problema queda mejor resuelto en el índice de Desarrollo Humano Aumentado (AHDI) que corrige este problema de forma que, básicamente a partir de una alta renta per cápita, las otras variables pasan a ser más relevantes. Además, el índice AHDI añade una cuarta variable esencial en el bienestar y el desarrollo: el grado de libertades civiles y políticas. Por todo ello deberíamos mirar la evolución de España en este índice para realizar comparaciones de bienestar con los países de nuestro entorno y no la renta per cápita. Si realizamos la comparación entre 1985 y 2020, último año disponible, España ha pasado de tener un índice equivalente al 88% de la media europea al 92%. Luego estamos mejorando, aunque es verdad que no tenemos todavía datos de los últimos tres años.

Además, este índice ha sido desarrollado por el gran historiador económico español Leandro Prados de la Escosura, al que solo se puede felicitar y dar las gracias. Esperaremos a la publicación del índice de estos últimos tres años para sacar nuevas conclusiones.

Si seguimos analizando los indicadores, conviene diferenciar entre Renta Nacional per cápita y PIB per cápita, ya que en muchos países y regiones difieren mucho y se deben usar con cuidado. Así, una parte de la renta puede no proceder de producción interior si no de rentas generadas fuera del país y esto explica una diferencia entre los dos indicadores. Un caso claro es el peso de las remesas de emigrantes en los países latinoamericanos donde la renta per cápita es mayor que el PIB per cápita. También ocurre esto en las regiones donde las transferencias públicas (pensiones y otras) se traducen en que la renta per cápita es superior al PIB per cápita, aunque muchas veces los utilicemos indistintamente.

Es verdad que entre los países socios del euro las diferencias entre producto o renta nacional y producto interior no es significativa y que podemos hablar de que el resultado en las comparativas es el mismo con cualquiera de los dos indicadores.

Una segunda cuestión importante para el análisis de los indicadores es que el año de comparación es importante: si hablamos de que desde 2019 a 2022 cayó la renta per cápita en España es porque ha aumentado mucho más la población, como consecuencia de un fuerte aumento de la emigración. Ahora bien, si tenemos en cuenta un periodo más largo, la lectura de la situación es distinta. La evolución desde 2016 es mejor, aunque muy parecida, a los países más grandes del euro. Desde el año 2016 hasta hoy la evolución del PIB per cápita es similar en Alemania, Francia y España, donde crece un 4%, un 4,4% y un 4,8% respectivamente. Por lo tanto, si utilizamos el indicador renta per cápita, desde el año 2016 hemos mejorado más que Francia y que Alemania. 

El caso más llamativo es el de Italia, que mejora mucho más en este periodo a pesar de tener el menor crecimiento económico de todos los grandes socios: Italia mejora su renta per cápita más porque su población no aumenta, de hecho, disminuye un 3% en el periodo. Por último, Holanda, que es el país cuya población aumenta más en porcentaje, es también el que más crece. Por lo tanto, hablar de caídas de la renta per cápita en España es solo en la comparación 2019 2022, pero si lo comparamos desde 2016 vemos que el único país que nos supera de “forma saludable” es Holanda, porque en Italia la población en el periodo disminuye. Luego en este ciclo económico no podemos habar de un comportamiento diferencial o más negativo de la renta per cápita española.

También fueron muy comentadas a finales de 2023 las conclusiones de un documento de dos brillantes -y a pesar de eso amigos economistas- sobre el no crecimiento de la productividad en España. Dado que la productividad a largo plazo es casi todo, concluye que España sin más productividad no podrá mejorar ni aumentar el PIB per cápita.

Estando de acuerdo con muchas de las conclusiones del análisis, creo que la percepción de lo que aparece en prensa es demasiado negativo, porque la otra cara de la productividad es la competitividad y España está demostrando ser muy competitiva. Un país puede no mejorar su productividad durante un periodo de tiempo porque tiene margen extensivo y añadiendo más factor de producción trabajo consigue aumentar sus exportaciones de bienes y servicios y su PIB. Si pensamos porque no aumenta más la productividad, analicemos la falta de incentivos y en particular el tratamiento fiscal que tienen las empresas que quieren invertir para aumentar su productividad. Y recordemos que muchas de las actividades más productivas son intensivas en energía y los precios comparativos de la energía para empresas en España son más altos que en nuestros competidores alemanes y franceses. Desde luego, y da para otro artículo, el indicador en el que superamos a nuestros socios es el crecimiento de la ratio ingresos fiscales sobre PIB, más conocido como presión fiscal. ¿A ver si esto también explica que no aumente la productividad?

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