OPINION

Los ciberdelitos en España son muy rentables: hay una impunidad del 95%

Hacker
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Según el último anuario estadístico del Ministerio del Interior, correspondiente al año 2018, en España se produjeron un total de 2.131.118 infracciones penales (conocidas), de las cuales sólo se esclarecieron 673.594 (31,6%), deteniendo y poniendo a disposición judicial (como investigados) a 394.824 personas (18,5%), sin que se ofrezca el dato de cuántas de ellas fueron finalmente condenadas.

Si el porcentaje de detenciones, sobre el total de infracciones penales (conocidas), parece bajo (quedan impunes más del 82,5%), todavía es peor cuando hablamos de ciberdelitos. Según el “Estudio sobre la cibercriminalidad en España” del propio Ministerio, de 110.613 ciberdelitos (conocidos), se esclarecieron 24.767 (22,4%) y sólo fueron detenidas y puestas a disposición judicial 5.697 personas (6,3%).

Es decir, en España más del 93,7% de los ciberdelitos quedan impunes. Cifra que, sin duda, es mayor, porque hay muchos ciberdelitos que no llegan a conocerse por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad -sin contar que en el Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC) no participan Cataluña y País Vasco- y no todas las personas que son detenidas y puestas a disposición judicial, acaban siendo condenadas.

Una buena noticia y una mala

La buena noticia es que los 110.613 ciberdelitos (conocidos) en 2018 representan sólo el 5,2% del total de 2.131.118 infracciones penales (conocidas) en España. Por lo que queda claro que el entorno digital es más seguro que el entorno físico. Éste ‘gana’ por una goleada del 94,8%, entre otras cosas, porque hay delitos, como los asesinatos o las violaciones, que -todavía- no se pueden cometer digitalmente.

Pero la mala noticia es que los ciberdelitos están creciendo muy rápidamente, año tras año, a medida que se extiende el uso de internet y se profesionaliza la industria del cibercrimen, que cada vez es más internacional, lo que dificulta su persecución. Así, de 2017 (81.307) a 2018 (110.613) los ciberdelitos se incrementaron un 36%. Desde 2015 (60.154) a hoy han subido un 84%. Y desde 2012 (42.812) un 159%.

Pero, desgraciadamente, no han subido en la misma proporción las detenciones y las puestas a disposición judicial de los autores de los mismos (como investigados). Pues de 2017 (4.912) a 2018 (5.697) sólo se incrementaron aquéllas en un 16%. Y eso porque en los años 2016 (4.798) y 2017 (4.912) habían descendido; estando actualmente casi al nivel de 2015 (5.443) y sólo un 15% mejor que en 2012 (4.931).

Adsuara gráfico 10 de dic
   

Delitos ‘de’ internet y delitos ‘a través de’ internet

Una de las críticas que se hace al concepto de ‘ciberdelitos’ y a estas estadísticas es que no se refieren solamente a los delitos ‘de’ internet o ‘delitos informáticos’: exclusivos del nuevo entorno digital, sino también a los delitos ‘a través de’ internet: viejos delitos del entorno físico que ahora se cometen también en el entorno digital, por lo que -dicen- deberían computarse con independencia del medio de comisión.

Aunque es verdad que en muchos casos se trata sólo de nuevas “modalidades de comisión” de viejos delitos, no es menos cierto que internet la ha facilitado mucho, por lo que sí tiene interés su cómputo separado, como pasa con las estadísticas del comercio electrónico. Además, la denominación y las categorías utilizadas son las oficiales internacionalmente (Convenio sobre Ciberdelincuencia de Budapest).

En este sentido, el ciberdelito por excelencia es el mal llamado ‘fraude informático’, que, en realidad, no es sino un ‘fraude económico’ por vía informática o por internet, que supone más del 80% de los ciberdelitos en 2018 (88.760), con un aumento del 46,7% desde 2017 (60.511), del 117,2% respecto desde 2015 (40.864) y del 226% desde 2012 (27.231). Le siguen, a mucha distancia, las amenazas y coacciones.

Adsuara 10 de dic
     

Conclusiones

1. El cibercrimen es rentable

Como dice el hacker / experto en ciberseguridad Román Ramírez, el ciberdelito es rentable: la infraestructura y tecnología para atacar es accesible, barata y sencilla de emplear, las penas son menores que en la criminalidad ‘física’, la distancia hace difícil la captura y los beneficios son muy cuantiosos en cortos periodos de tiempo, pudiéndose calcular, con una fórmula, hasta la ‘rentabilidad’ de cada ciberdelito.

2. ¿Estadísticas ‘infladas’?

Dicen las malas lenguas que los números ‘negros’ de la cibercriminalidad se inflan (por los expertos y empresas de ciberseguridad) para asustar a los ciudadanos, empresas tradicionales y administraciones y así conseguir mayores presupuestos. Y puede que tengan razón respecto de las tentativas de ataques y vulnerabilidades, pero en estas estadísticas sólo se habla de ciberdelitos cometidos y conocidos

3. Más medios y colaboración

El cibercrimen es una industria que se ha profesionalizado y globalizado y que cada vez cuenta con más medios: humanos, tecnológicos y económicos (porque, como hemos dicho, es un ‘negocio’ rentable). Pero los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad no tienen esos mismos medios y necesitan instrumentos ágiles de colaboración internacional, tanto policiales como judiciales, con administraciones y empresas

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