OPINION

Adiós a Chiquito de la Calzada, el maestro de la comedia de lo absurdo

Chiquito de la calzada
Chiquito de la calzada
Chiquito de la calzada
Chiquito de la Calzada, su expresividad siempre inolvidable.

La primera vez que Gregorio Sánchez Fernández se subió a un escenario tenía sólo 8 años. Había nacido un artista, Chiquito de la Calzada. De hecho, su arte flamenco se paseó por el Teatro Calderón, La Latina e incluso emigró hasta Japón.

Aunque no fue hasta los 62 años cuando dio el salto a la fama tras una corazonada del productor Tomás Summers, que preparaba un nuevo programa en Antena 3, Genio y Figura, y que supo vislumbrar el poder televisivo del bailaor.

No se equivocó, Don Gregorio se transformó en un fenómenos social irrepetible. Sus frases se contagiaron de forma arrolladora entre la población. Y sus imitadores se multiplicaron. Expresiones como ‘Fistro’ y ‘pecador’ cambiaron su sentido y llegaron dispuestas a quedarse para siempre en aquel verano de 1994.

El magnetismo mediático del humorista logró que un VHS recopilatorio de sus mejores actuaciones en Antena 3 cosechara ventas millonarias y una facturación de 500 millones de pesetas. De ahí que hasta decidieran incluir sus ‘coletillas’ remezcladas en una edición del disco Bolero Mix. También dio el salto a la radio, como colaborador de La Mañana de Cope junto a Paz Padilla, otro descubrimiento del mismo Genio y figura.

Y, claro, este filón terminó en la pantalla grande. Chiquito protagonizó tres películas. Las dos primeras, Aquí llega Condemor, el pecador de la pradera y Brácula (Condemor II), funcionaron más que bien en taquilla. La tercera, Papa Piquillo, ya acusó la decadencia del furor.

Chiquito trajo aire fresco folclórico al humor, creando un código propio (el chiquitistaní) que fue imitado hasta la saciedad, por profesionales y anónimos, convirtiéndose en una figura (lo de genio ya era más subjetivo) a la que ningún español permaneció ajeno.

Su forma de caminar, su expresividad en las manos, su extraña dicción… Todo tenía esa fascinación de lo diferente, del personaje extraterrestre, completamente distinto de lo visto en materia humorística hasta ese momento. No se entendía lo que decía, sus chistes eran desconcertantes, pero ni falta hacía: su personalidad era un delirio magnético que ejemplifica la brillantez de la comedia de lo absurdo. Descanse en Paz.

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