OPINION

'La Voz' llega a su final: el fallo que debe enmendar el talent show

Llega La Voz
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Antena 3 cierra esta noche 'La Voz', la temporada más vista de los últimos tres años -como repiten intensamente sus promociones-. Pero la versión de adultos del talent show ha estado lejos de ser un fenómeno social, no ha logrado el impacto que debía tras las audiciones ciegas. Ni siquiera ha generado 'memes' en las redes sociales, termómetro actual del éxito del entretenimiento del prime time televisivo.

Este miércoles es la 'gran' final del concurso, pero causa cierta indiferencia que gane uno u otro. Y eso es lo peor que puede suceder a un formato de estas características.

El problema principal ha estado en los coaches. Antonio Orozco, Paulina Rubio, Luis Fonsi y Pablo López no han conseguido sostener un show televisivo y lo han abocado al aburrimiento que invita a la desconexión.

El éxito de 'La Voz' en Telecinco estaba en que era un programa familiar, pero no políticamente correcto. No son cosas incompatibles. Como sucede a Antena 3 con 'Tu cara me suena' que también es un programa familiar, pero no políticamente correcto. 

Orozco, Rubio, Fonsi y López ni se pican entre ellos, ni entran en el juego cuando el programa intenta que sean una pizca más traviesos ni siquiera argumentan con espíritu didáctico sus veredictos, detalle decisivo. Todos los concursantes suelen recibir un inflado y ñoño juicio de valor que busca no mojarse y, por tanto, no aporta razones al espectador para que se implique con la competición del programa.

Como consecuencia, tampoco el concursante evoluciona, pues según los coaches es perfecto. O eso le hacen creer con tanta frase pelota que no dice nada y que, lo que es peor, es intercambiable. Orozco, Rubio, Fonsi y López la utilizan para cualquier participante. 

Y, claro, sin el 'coaching' o 'entrenamiento' que predica la dinámica del concurso, los 'talents' siguen cantando como el primer día. No parece que hayan aprendido demasiado en su paso por el programa. Algunos ni siquiera transmiten telegenia encima del escenario y se quedan mirando al suelo con cara de intensidad mal entendida, como se hace en los karaokes... cuando de fiesta con tus amigos crees que transmites mucha más fuerza vocal por poner cara de estreñido y mirarte los pies con ímpetu. Ojo, la telegenia no es ser guapo de manual, es contar con aptitud ante la cámara. Y eso se lleva de fábrica, pero también se puede aprender con buenos maestros. 

El casting de grandilocuentes coaches ha fallado, le puede pasar a cualquiera. Pero Antena 3 pinta que se resarcirá con la versión de niños, 'La Voz Kids', que está al caer y cuenta con Vanesa Martín, David Bisbal, Rosario Flores y Melendi como coaches. Más folclóricos, pueden enmendar el fallo de esta Voz de adultos, que ha perdido fuelle porque se ha convertido en previsible al no tener unos coaches que entraran al trapo en el buen sentido de la palabra, además de que el programa sigue sin acertar en una selección de repertorio musical en gran medida basado en la nostalgia que la audiencia tenía en 2001. Cuando YA estamos en 2019.

Orozco, Rubio, Fonsi y López se despiden de La Voz sin pena ni gloria. Han querido quedar tan bien y han terminado siendo olvidables. Y este resultado no debería sorprender a nadie, ni a ellos mismos. Porque esta circunstancia ha propiciado que la cámara sólo haya captado el frío postureo del artificio que es la antítesis de lo que busca el espectador: la verdad con la que empatizar. No es fácil conseguir transmitir verdad, pero es más sencillo si se apuesta por la ironía, la constructividad e incluso el buen rollo de la travesura.

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