OPINION

La obsesión de la tele por otras épocas

MAXI IGLESIAS TOLEDO
MAXI IGLESIAS TOLEDO

Ayer Antena 3 estrenó Toledo. Nueva serie que se une al furor por las ficciones de época. No es Águila Roja, no es Hispania, no es un Gran Hotel, no es Tierra de Lobos… ahora es Toledo. Y, como nos gusta inspirarnos tanto en las grandes series americanas, nos recordó un poquito a la base de  Juego de Tronos. Aquí no hay siete reinos, pero sí un Rey con sus tronos por los que pululan intrigas, batallas y amoríos de castillo.

Hace quince años ninguna televisión se fiaba de las series de época. Hasta que llegó Cuéntame cómo pasó. El proyecto de la serie de Imanol Arias rodó por los despachos de todas las cadenas sin éxito. Nadie quería esta ficción: las cadenas pensaban que sería un fracaso asegurado. Pero, un buen día, TVE creyó en ella. Y arrasó en audiencias, a pesar de ser estrenada en la resaca de los atentados del 11S, con una población aún impactada por la tragedia.

Cuéntame funcionó porque sentimos a los Alcántara como de nuestra familia. Era fácil identificarse con sus vivencias, porque esa España la habíamos visto de cerca a través de nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros mismos. Era un espejo del alma de un país, unido a unas tramas muy bien escritas, con las que siempre ha sido muy sencillo empatizar.

Cuéntame cómo pasó sentó precedente y luego llegaría Amar en tiempos revueltos, alejándose un poco más en nuestra historia hasta los años 30. También fue un rotundo éxito, que no consigue desgastarse con el paso del tiempo. La nostalgia siempre conquista a la audiencia y da un plus de posibilidades a las tramas de los guionistas.

Con estos precedentes, los directores de las cadenas han empezado a distanciarse en el tiempo y se han ido a otras épocas históricas que no hemos vivido, pero que dan lugar a escenarios para albergar aventuras perfectas.Pero aunque estas producciones no son muy fidedignas, da igual. Porque en eso mismo consiste la magia de la tele: para hacernos imaginar. Y, en los tiempos que corren, quizá es saludable fantasear con otras épocas reinventadas en corchopán que con la cruda realidad.

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