OPINION

'Sálvame' y los pasillos de Telecinco como coartada para crear intriga

Reencuentro de Isabel Pantoja y Mila Ximénez
Reencuentro de Isabel Pantoja y Mila Ximénez

Si no tienes como invitada a Isabel Pantoja, búscala. En 'Sálvame' saben lo que hacen. Aunque no lo parezca.

Esta semana, el gran fichaje de Telecinco, Isabel Pantoja, acudía a una reunión a la sede de Mediaset y todos los magacines de la parrilla diaria de la cadena, acostumbrados al canutazo callejero, aprovecharon tal acontecimiento en tiempos de sequía de noticias. Primero fue 'El Programa del Verano'. Isabel estaba al lado del plató, pero, claro, no entraba al plató. Sólo una entrevista en conexión en directo con el pasillo.

Después hicieron lo propio los de 'Sálvame'. Pero, por supuesto, no se conformaron con una simple conexión. Ellos, que llevan diez años creando un show sin demasiado límites, tampoco físicos en las instalaciones de Mediaset, fueron más allá. La inteligencia de las mentes perversas de 'Sálvame' diario directamente ideó una trama a la caza de Isabel Pantoja por el laberinto de corredores de Mediaset. Una trama con suspense y todo. Porque estuvieron bien de rato a la caza de la tonadillera por la cadena sin éxito. 

Brillante Paz Padilla al frente del programa, realizando comedia de este pasaje de la picaresca nacional. Colaboradores buscando a la folclórica y haciéndolo mientras cuchichean entresijos de la propia emisora... como que, en ese mismo momento, la cantante debía estar comiendo en algún despacho con el mandamás de Mediaset. Despacho que Mila Ximénez sabe en qué lugar está y lo deja caer para disfrute del público que, a la vez, se siente partícipe de esta traviesa hazaña de ser paparazzi de pasillo.

Los colaboradores de 'Sálvame' entienden muy bien las fronteras que no deben sobrepasar para no molestar a las cúpulas de la emisora pero, al mismo tiempo, han interiorizado que este tipo de televisión consiste en tensar sus salidas de tono hasta lograr que el espectador sienta que todo puede pasar. De esta forma, el programa desprende una percepción de producto completamente inesperado. 

De repente, con la coartada de salir al pasillo, 'Sálvame' pinta un enredo de intriga con los colaboradores rastreando Mediaset para pillar infraganti a Pantoja.  Y, en tal cometido, se encuentran a Pedro Piqueras, se cruzan con Carme Chaparro y, al final, tras regresa al plató y volver a salir... se topan, por fin, a Isabel Pantoja en el interior del camerino número siete. Sale, les atiende. Todo parece espontáneo, aunque probablemente todo está apalabrado y cocinado con la carencia de tiempo exacta para construir bien la atmósfera de emoción el show.

Aunque no basta con saludar a Pantoja que está en Telecinco para grabar una promoción de quizá un talent show con el que Telecinco disparará a matar a 'La Voz' de su competencia en el nuevo curso. No es suficiente, y como en buen culebrón se coloca en la trama un buen giro dramático, el programa favorece el reencuentro de Isabel con Mila Ximénez. Exclusiva al canto: sellan la paz en directo dos mujeres enfrentadas por obra y gracia de los dimes y diretes de Telecinco desde los lodos de 'Aquí hay tomate'.

Ximénez y Pantoja se sonríen, se abrazan, se abrazan muy fuerte. Lo hacen en un pasillo y lo graba una sola cámara autónoma. Costumbrismo de folclore español que representa el infalible gancho de 'Sálvame' durante una década: el programa no se queda en el evidente choque de personajes, sino que lo envuelve de un contexto más arrebatador. En esta ocasión, ese envoltorio en el que se desarrolla la acción del reencuentro es en el descansillo de una escalera que, en definitiva, resume la esencia de un programa que es eso mismo: la versión televisiva de los dramas del patio de vecinos de toda la vida.

Quizá incluso 'Sálvame' debería desembocar en un nuevo formato centrado todo el rato la intriga que esconden los pasillos de Telecinco con sus respectivas puertas, recovecos y secretos.  Adictivo un rato.

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