OPINION

Telecinco: así conecta en directo con el retrete

baños Telecinco
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'La última cena' es la enésima versión de 'Sálvame'. Telecinco estira el culebrón de sus contertulios ahora con la excusa de crear conflicto entre guisos, cacerolas y cuchillos. De hecho, cuando la cosa se pone fea y el volúmen de gritos se amplifica empiezan a volar literalmente unos chuchillos por la pantalla. Eso sí, cuchillos virtuales, que nadie se asuste.

El programa es un caos de baratillo, pero los maestros del show 'lowcost' de Mediaset saben mucho de las artes de la tele y han entendido que había que dotar de elementos narrativos para que se desmoronara (menos) el interés por este programa pillado con frágiles hilos. 

Así han incorporado la conexión en directo con el retrete. Allí Nuria Marín está como enviada especial para custodiar la única indiscreción que le faltaba a Telecinco por mostrar en directo: los servicios. Bueno, no es la primera vez que Jorge Javier Vázquez acompaña a alguna estrella al WC, pero ahora directamente tiene un equipo desplazado para poder pinchar la cámara del lavabo en cualquier instante.  

De esta forma, se provoca un punto de interés antagónico al plató en otra localización: el baño. Lo que sucede en su interior -aunque en realidad no pase nada- dinamiza el ritmo del show y rompe con la monotonía cuando el delirio de la sobreactuada disputa en el estudio se agota un poco. 

Y allí, repartiendo toallitas en el servicio, Marín demuestra la inteligencia de la ironía. La ex presentadora del desaparecido 'Cazamariposas' es rápida de reflejos. Su instinto del espectáculo hace el programa mejor, aunque sea una cutrez y no haya nada que rascar. 

'La última cena' no pasará a la historia de la televisión. Es un invento exprés para sostener la cuota de pantalla de la emisora con tramas de las que surja más cotilleo de usar y tirar, aunque este espacio sí evidencia quiénes son las personas que son decisivas para que la cadena brille. Con Jorge Javier al frente todo sale mejor. El presentador hace risas hasta de donde no hay risas. Incluso de los feos servicios de la cadena, que ya son tan famosos como Lydia Lozano para un espectador fiel de Mediaset que siente que conoce cada recoveco del canal como si fuera su casa. 

La televisión es crear iconos que calan, y es indudable que Telecinco ha hecho icónica su sede en Fuencarral, los viejos Estudios Roma -donde grababan los payasos de la tele-, hasta lograr que la audiencia más fanática sueñe con ir a hacerse un 'selfie' con sus cuartos de baño. Monumentos de la televisión de masas del siglo XXI.

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