Curiosidades hispánicas: ¿cómo gastábamos nuestro dinero hace medio siglo?

¿Saben cuánto nos gastábamos en ocio y diversión, comilonas y vacaciones, hace 50 años? El 20% de nuestros ingresos. ¿Saben cuánto nos gastamos ahora? El 40%. El doble.

Es decir, nos lo pasamos mucho mejor que antes.

Al menos eso es lo que se concluye viendo la Encuesta de Presupuestos Familiares que elabora el INE. En realidad, no es que lo pasemos mejor, sino que ha cambiado radicalmente nuestra forma de gastar.

Por ejemplo, antes nos gastábamos en ropa y calzado casi el 15% de nuestros ingresos. Ahora apenas un 5%. ¿Cómo es posible? ¿No nos sentimos culpables de estar comprando más ropa que la necesaria?

Lo que ha sucedido en España y en el resto del planeta es que los precios de los productos textiles han caído.

Lo mismo sucede con la alimentación. Hace 50 años, una familia española se gastaba casi la mitad de sus ingresos en comprar comida. Se trabajaba para comer. Hoy, la alimentación no es el principal de nuestros gastos. Solo se lleva el 15% de los ingresos familiares. Es más, hoy, comemos mejor y más barato. Llenar la cesta de la compra es muy barato en comparación con lo que costaba en los años sesenta.

Coches, alimentos, ropa, teléfonos... Todas esas cosas se nos han hecho asequibles gracias a que ahora producimos mejor. Somos más eficientes. Hace poco, Warren Buffett dijo en su tradicional carta al accionista que hoy vivimos mejor que los Rockefeller en 1930. Mucho mejor. Una familia media tiene acceso a una calidad de vida superior a los más ricos de hace décadas.

La parte fea, en el caso de España, es que nos gastamos en vivienda mucho más que nuestros abuelos. Más de la cuarta parte de la renta: el 27%. En cambio, hace 50 años, una familia española se gastaba en vivienda el 7% de sus ingresos. La mayor parte vivía de alquiler. Y si querías comprar un piso, lo podías pagar en menos años.

En cambio, los coches, las comunicaciones, y el ocio costaban entonces mucho más que ahora.

La gran diferencia entre las España de los años sesenta y la de hoy era que entonces, había sobreempleo. Hoy hay una tasa elevada de paro. Encima, los contratos de hoy son temporales, de modo que no hay seguridad. Antes había ilusión de que el año siguiente fuera mejor que el anterior. Hoy tenemos miedo de que el próximo año sea peor que el presente.

Esa es la gran diferencia.