OPINION

Israel necesita un dircom

Mala pata: a bordo de la flotilla de la paz iba un escritor que ha vendido más de 25 millones de ejemplares de las aventuras del inspector Wallander. Se trata de Henning Mankell. Se había solidarizado con los palestinos y viajaba en uno de los barcos. Con el poder de persuasión y el dominio de la escritura, nada libra a Israel de aparecer como el Gran Satán en un próximo artículo de Mankell. O en una novela. Y en miles de entrevistas.

Israel tiene un serio problema de imagen que no hay forma de corregir.

En general, la prensa europea es propalestina. La española, quitando ABC, es propalestina. La prensa norteamericana intenta quedarse en el medio, aunque es más proisraelí. Ayer, The New York Times publicaba un reportaje curioso sobre lo que le pasó a un barco lleno de judíos en 1947, cuando intentó dirigirse a Palestina (no existía el estado de Israel). Los buques británicos impidieron que atracase. Le obligaron a dar la vuelta. Murieron tres pasajeros. El mundo entero se puso de lado de los judíos, y un año después el antiguo protectorado británico llamado Palestina se llamaba Israel.

Hoy, justo lo contrario.

En cualquier caso, Israel necesita un dircom, un director de comunicación. Lo necesita desde hace tiempo porque el hecho de tener a miles de palestinos internados en unos campamentos del submundo, destroza la imagen de Israel en el planeta. Europa, desde luego, condena desde hace tiempo la existencia de estos campamentos. Miles de voluntarios europeos viajan cada año a entregar víveres o a solidarizarse con los palestinos.

¿Cuánto durará esto? Seguramente, cuando los palestinos tengan su país. Como lo tuvo Israel en 1948, después de que un barco intentara desembarcar con miles de emigrantes. De ahí nació una película llamada Exodo, protagonizada por Paul Newman.

Pero, que se sepa, no hay palestinos en los estudios de Hollywood.

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