Leo que Pamplona instalará cámaras de alta definición para frenar las agresiones sexuales durante las fiestas de San Fermín. Por lo que llevo oyendo varios días, pareciera que este tipo de agresiones machistas se han convertido en una plaga. Pero siempre que tocan el tema, lo ilustran con imágenes como esta.
Entonces yo me quedo un poco a cuadros. Qué quieren qué les diga. Juzgando por la cara de la protagonista, e imágenes similares tomadas en aquel momento, ahí no veo ninguna agresión sexista. Veo otra cosa.
Cuando una persona se desnuda voluntariamente en medio de una celebración, y no hace ascos a que la fotografíen o la manoseen, e incluso sonríe mientras eso ocurre, no está siendo agredida.
Habrá quien opine que se trata más bien de una agresión contra el buen gusto, la decencia o el pudor.
Otros no querrán entrar en valoraciones morales y lo entenderán como una forma más llamativa de comportarse en una celebración que tiene al alcohol como invitado principal. No faltará quien sentencie: “Nadie tiene que decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo”.¿Quién hace las estimaciones de agresiones sexuales?
A mí no me gusta esa imagen. Pero la mire como la mire, desde el juicio más riguroso o desde la conciencia más laxa, nadie aparece agrediendo a nadie en esta foto. O como indica el diccionario de la RAE, nadie “está atacando a alguien para hacerle daño o matarlo”.
Las ordenanzas municipales regulan el comportamiento o el decoro que deben guardar los ciudadanos. Si la actitud que refleja la foto contraviene las normas vigentes en Pamplona, debe aplicarse la correspondiente multa a los infractores. Pero no llamemos agresión a lo que no lo es. No lo hagamos en honor a la verdad y en honor a las personas que en verdad son agredidas sexualmente.
Sigo leyendo en la noticia que “el número de denuncias por agresiones sexuales en los sanfermines no ha sufrido grandes variaciones en los últimos años: cinco en 2014, diez en 2013 y seis el año anterior, según datos del Instituto Navarro de Igualdad. Sin embargo, como explican desde la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista, esa cifra no es un reflejo real: “Se estima que sólo se denuncian un 10% de las agresiones, hay mucha cifra en negro, que no sale a la luz”, explica María Ortega, abogada y miembro de la asociación".
Vuelvo a leer porque no salgo de mi asombro. “Se estima que sólo un 10% de las agresiones salen a la luz”. ¿Quién estima tal cifra? ¿La señor María Ortega? ¿Su asociación? ¿Las fotos de twitter? ¿Quién?"Una mirada puede ser una agresión"
El año pasado, ya se hablaba de este penoso asunto. Entonces la portavoz de la Plataforma de las Mujeres de Violencia sexista hacía la siguiente valoración en un artículo de El Confidencial: “Una agresión sexista puede ser incluso una mirada. Una cosa es que pronunciemos un piropo como parte de un juego de dos personas y otra que se lo digamos a alguien a quien no le gusta”.
Ojo al dato, que diría García. Una mirada puede ser una agresión sexista. El día en que el Parlamento se ponga a legislar sobre las miradas sexistas, me gustaría asistir al debate. ¿En qué ángulo de visión pasa una mirada de ser admirativa a ser sexista? Fascinante cuestión.
¿Entrarán en la categoría de “agresión sexista” las miradas al “culito de Pedro Sánchez” que la directora de Espejo Público, Susana Griso, comentó desenfadada en 'prime time'? ¿Abordarán este tema en su espacio “Tolerancia cero con el maltrato”?
Supongo que a España le sobra dinero para comprar cámaras de alta definición que vigilen las miradas sexistas. Si es así, me alegro mucho saberlo. Pero quizá convendría no olvidar que sigue habiendo mujeres realmente amenazadas por sus exparejas. Y que algunas mueren sin haber recibido la debida protección.
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