Economía e independentismo catalán

¿Cómo el Nacionalismo catalán, pactista de origen se ha convertido en independentismo radical? Es un tema para una tesis doctoral. Aunque probablemente hay muchos factores a considerar uno de ellos es el económico. Por eso adelanto una hipótesis a comprobar por algún investigador más constante e incisivo.

La teoría es esta:

a)      El regionalismo catalán nació en su faceta económica para defender los intereses de su industria. La Patronal Fomento del Trabajo aliada con los partidos catalanistas, la Lliga fundamentalmente, consiguen una política económica autárquica en todo el Estado español. Además había un catalanismo cultural, que siguió su marcha autónoma al margen del económico, pero subvencionado por este.

b)      Los industriales catalanes se ven favorecidos por un mercado cautivo, ajeno a la competencia internacional, que les permite fomentar sus empresas. Cataluña se industrializa a costa de los sobreprecios que pagan el resto de los españoles. Barcelona se moderniza y convierte en un centro cultural burgués, el liceo es su máxima expresión.

c)       El proceso, que se inicia en el último tercio del siglo XIX, con la pérdida del mercado americano, se consolida en el siglo XX y, en particular durante el franquismo.

d)      En el franquismo los empresarios catalanes realizan un eficaz Lobby en las estructuras del Estado y se diversifican manteniendo la hegemonía en un mercado cerrado. Por ejemplo con la creación de SEAT que monopoliza desde Martorell el vehículo nacional. Luego crea además una banca incipiente en la segunda fase de la dictadura (Banca Catalana, Baunkunión, Banco Atlántico) y algunas industrias energéticas como Gas Natural que siguen viviendo al amparo del proteccionismo. Sin embargo la apertura de la economía, iniciada en los años sesenta ya augura un cambio en las condiciones de competencia.

e)      Durante los primeros años de la democracia se mantienen las condiciones económicas del franquismo. CiU se convierte en el brazo político del empresariado catalán¸ es un Nacionalismo pactista, el de Jordi Pujol, quesaca beneficios de su posición en el Congreso tanto con el PSOE, como con el PP, cuando éstos lo necesitan para gobernar por estar en minoría parlamentaria.

f)       La entrada en la Unión Europea supone el cambio definitivo en la estructura económica del país. La autarquía, al menos frente a Europa, deja de ser posible. Las empresas catalanas basadas en mercados españoles cautivos se ven abocadas a competir en igualdad de circunstancias que las extranjeras. Sólo sobrevivirán si son competitivas.

g)      El empresariado ya no ve en nacionalismo pactista tan necesario y el nacionalismo catalán se aleja de los intereses del empresariado, dado que empieza a vivir de los “cargos públicos” de la Generalidad. Cambia la petición de mercados cautivos por la demanda de subvención a sus estructuras. Por otra parte el nacionalismo cultural, basado en las ayudas de la Generalitat y la política educativa empieza a devenir en independentismo, que capitaliza cada vez más ERC.

h)      El eslogan: “España nos roba” en realidad debería decir, “España ya no nos deja vivir a su costa, por eso nos tiene que subvencionar”.

i)        Ante la imposibilidad de tener un trato “diferencial” desde el Estado, al que estaba acostumbrado vía autarquía económica, el nacionalismo se rebela con cambios en el “Estatut”, demandas económicas para nutrir la Generalitat, y finalmente con la deriva independentista.

j)        Al principio estas demandas son una postura negociadora para conseguir una mayor subvención económica. Pero como siempre pasa en las revoluciones, los moderados son superados por los radicales, CDC cede su primacía a ERC y luego a la CUP.

Así se puede explicar cómo un nacionalismo económico pactista catalán, se fue convirtiendo en un esquema independentista. Esquema del que sus primeras víctimas, como se está viendo ya, son los moderados de CDC. Esquema que ha suscitado en Cataluña y, en el resto de España una reacción constitucionalista que puede ser el final del proceso. Unos y otros, empresarios, independentistas y constitucionalistas, deberían ser conscientes de ello. Pueden ser las víctimas.