Estrujando sueldos España bate récord histórico de exportaciones

Lo nunca visto: durante el pasado mes de julio las empresas españolas vendieron al exterior casi 25.000 millones de euros, un record histórico. Aunque de menor repercusión que la sensacional victoria en el eurobasket, el dato es más relevante para la economía y el bienestar de los españoles.

¿A qué se debe este florecimiento exportador? Por lo breve: desde hace tres años los sueldos españoles han bajado o, cuando menos, han dejado de subir y, en consecuencia, los productos nacionales son más competitivos en el exterior.

Es verdad que en Alemania, el país exportador por excelencia, los sueldos no bajan y son mucho más altos que los españoles: han alcanzado el punto óptimo de vender al exterior sin reducir los sueldos en el interior.

Mucha fruta y pocos ordenadores

Explicar la diferencia no requiere mucha ciencia: España exporta productos de tecnología baja-media, en la que el coste de la mano de obra supone más de la mitad del precio del producto, Alemania, por su parte, exporta productos de alta tecnología, en los que el coste de la mano de obra apenas supone la tercera parte del precio al que se vende. O sea, que para bajar los precios, los fabricantes españoles deben bajar los sueldos de la gente que los hace, mientras que en Alemania los sueldos pueden subir o bajar, moderadamente por supuesto, sin afectar al precio final de sus productos.

Unos pocos números ilustran el escenario: en el comercio internacional de frutas, aceites, vino, hortalizas, etc., la balanza es favorable a España porque exporta casi siete mil millones más de lo que importa… Mientras que en ordenadores la situación es exactamente la contraria: se importan 5 mil millones más de lo que se exporta que es muy poco.

Coches baratos

Es verdad que la estrella exportadora de este año y del anterior ha sido el sector del automóvil (25 mil millones de euros entre enero y julio de este año, que se dice pronto), pero en este sector, con productos estandarizados a nivel global, con media docena de grupos que fabrican en todo el mundo, cuenta mucho el coste de la mano de obra.

Si las factorías de Almusafes, Pamplona, Valladolid o cualquiera otra de las instaladas en España, consiguen carga de trabajo es precisamente porque las respectivas plantillas han aceptado rebajar sus sueldos o aumentar su jornada.

Para mí tengo que cada una de estas fábricas españolas de residencia, pero extranjeras de propiedad, constituye un islote dentro del laberíntico escenario laboral español, pues allí los convenios no atienden a disposiciones nacionales o sectoriales, sino a la realidad de cada una de esas fábricas y a su necesidad de competir con las fábricas de la misma marca situadas en otros países.

Un modelo sin futuro

Desde luego que España debe seguir exportando al precio que sea y los 150 mil millones exportados entre enero y julio son un dato absolutamente positivo. La exportación se necesita, en primer lugar, para atender la enorme deuda exterior y también porque el desarrollo exige comprar, y pagar, bienes que aquí no se fabrican.

Pero, claro, este modelo de vender productos baratos gracias a que los sueldos bajan al ritmo que lo pida la competencia internacional, acaba en un callejón sin salida. Lástima que con la urgencia electoral no haya tiempo para debatir la cosas importantes.