OPINION

La banda robótica Bit-52´s interpreta el "Rock Lobster" de los B-52´s

La mítica banda estadounidense de New Wave The B-52's vuelven al estudio. Pero esta vez son sustituidos, pelucas incluidas, por la banda Bit-52´s creada por James Cochrane, un conjunto formado exclusivamente por máquinas robóticas y demás basura sonora que el solista ha encontrado por su casa.

The Bit-52's está dedicada a todos los fans de The B-52's, también conocida como la “Party Band más grande del mundo” y la idea se ha ido gestando en la mente de James Cochrane durante el último par de años. Después de muchos meses de dilaciones, finalmente ha sido concluida y presentada en sociedad interpretando el éxito más conocido de la banda original, el Rock Lobster, el primer single que lanzaron allá por 1978.

Sin duda influenciados por la banda robótica "The Trons", originarios de Nueva Zelanda y considerada la primera “banda robótica del panorama internetero”, The Bit-52´s están formados por un sintetizador TI99/4a con emulador de voz que hace de gutural Fred Schneider; Cindy Wilson y Kate Pierson son sustituidas por dos escáneres HP Scanjet 3C, mientras que el resto de instrumentos, como la guitarra, el teclado, el cencerro (Fred, además de estarlo, gustaba mucho de tocarlo), pandereta y platillos están controlados por diversos tipos de solenoides (unos 23) alimentados por cuatro pilotos Darlington y dirigidos por dos microcontroladores.

The Trons

Tras ver el resultado, curioso cuando menos, algunos espectadores han mencionado problemas con respecto al tempo de la canción, que no acaba de ser perfecto. James Cochrane se explica diciendo que los solenoides son dispositivos mecánicos y su funcionalidad se ven afectada por muchos factores.

El tiempo de respuesta es uno de ellos, ya que cada solenoide tiene que superar la tensión del muelle antes de disparar su acción. Este hecho varía para cada solenoide y depende de la función que realizan. La temperatura es el factor más importante, ya que si se calientan muy rápidamente disminuye la intensidad de campo magnético, retrasando el tiempo de respuesta y la fuerza del pistón.

También, si no se mueven los hilos lo suficiente rápido en el mástil de la guitarra las notas tienden a vacilar, haciendo que el sonido salga fuera de tono. Para expiarse, el autor recuerda que cada solenoide fue tomado de restos de equipos averiados y que están siendo utilizados para aplicaciones para las que no estaban destinadas.

Para terminar de cerrar las bocas, algunas de admiración, otras de rechazo, afirma que “los seres humanos somos máquinas muy bien diseñadas con una destreza sorprendente para el movimiento y esto no puede ser fácilmente replicado con un montón de basura”.

Aún así, el resultado le ha quedado padrísimo.

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