OPINION

Los franceses cambian los ruidosos camiones de la basura por discretos carros de caballos

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La crisis económica nos está haciendo regresar a los orígenes, por más que nos resistamos a tan romántica idea. Mucho antes que el "reciclaje" se convirtiera en una palabra familiar, un prefecto de París llamado Eugene Poubelle (el bautizado como “padre del cubo de basura”) presentó en 1884 tres contenedores separados para que los hogares tiraran sus residuos (cristal y cerámica, conchas de mejillón-ostras y el resto de residuos). Esos cubos era recogidos por operarios y trasladados al vertedero en carros tirados por caballos.

Ahora, más de un siglo más tarde, un número creciente de ciudades francesas están regresando a la recogida de basura a lomos de caballos como la forma más efectiva de cerrar el círculo de reciclaje. Y no es de extrañar. La figura del camión de la basura, con su intempestiva aparición, es una de las lacras urbanas más denostadas por los ciudadanos: ruidosos, olorosos, provocadores de atascos, grandes, agresivos...pocos son estos adjetivos para una máquina que, además de ser enormemente molesta para el ciudadano, gasta un Potosí en gasoil.

Por eso son más de 60 las localidades francesas que se han pasado a la recogida de basura a caballo. Según un estudio, el uso de un caballo para la recolección de basura en lugar de un camión puede registrar un ahorro del 35% de la huella de carbono. Una ganancia que podría ascender al 40% si se trata de residuos de poda en espacios verdes e incluso subir hasta el 90% si se trata de horticultura.

En Saint-Prix, uno de los pueblos que han sustituido los camiones de basura por caballos, están seguros que ahorran dinero, ya que con la novedad del servicio incluso ha aumentado las tasas de reciclaje. La gente está más concienciada con el compostaje y lo que antes les costaba recoger 107 € por tonelada, ahora sólo pagan 37 € utilizando caballos de tiro.

En comparación con los costes anuales de un camión diesel, que están entre 5.000-7.000 €, el coste de un caballo de tiro se sitúa entre 1.000-1.500 € y pueden vivir alrededor de 25-30 años. El precio del camión es de alrededor de 25.000 € y no suelen durar más de cinco años. Haciendo las cuentas, éstas salen.

Pero siempre hay gente que no está contenta con esta "involución" y que preferiría seguir despertándose con el camión engullendo bolsas con su compactadora sonando a todo trapo. Y son precisamente los criadores de caballos de tiro, como critica Pit Schlechter, presidente de la FECTU, la Federación Europea para la Promoción y el Uso de los Caballos de Tiro, con sede en Luxemburgo.

Sorprende, con la que está cayendo, que esta asociación defienda que "los caballos sólo resultan rentables en lugares como la isla alemana de Juist, donde los vehículos de motor están prohibidos; o en Gaza, donde los carros de burros han vuelta debido a la escasez de gasolina”. A estos puristas del tiro equino también se les unen los defensores de los derechos de los animales, que prefieren ver a los caballos corriendo libremente por los pastos en vez de sirviendo a un animal aún más grande, como el hombre.

Sea como fuere, en Francia están seguros que el cambio es inevitable y los caballos han vuelto para quedarse. Por eso los carros también están saltando a otros sectores del transporte, sirviendo (por ejemplo) de autobús escolar para llevar a los infantes a las clases mientras son mecidos por el suave tic-tac de los cascos de un caballo percherón; un sonido al que los padres ya se han acostumbrado también por la noche, a la fatídica hora de la recogida de la basura.

Un ejemplo de carro de la basura.

Vía Developpment Durable

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