OPINION

El bordado de mensajes de texto, una alternativa para salvar nuestra memoria virtual

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Fue a principios del año pasado cuando Lynne Brindley, directora de la Biblioteca Británica, alertó a la sociedad sobre los peligros del registro, a largo plazo, de contenidos en formato digital sobre páginas webs. Ya advirtió que “los sitios web vienen y se van, por lo que la memoria de la nación pueden desaparecer también, dejando a los historiadores y los ciudadanos del futuro con un "agujero negro" en la base del conocimiento del siglo 21”.

Para tapar este agujero, propuso guardar el contenido de todas las webs alojadas bajo el dominio .uk, en soportes más duraderos, ante el riesgo que los formatos digitales se convirtieran, a la postre, en efímeros contenedores de información.

En un nivel más personal, muchos de los momentos más importantes de nuestra vida también tienen sangre con codificación digital, a menudo en forma de mensajes de texto. Si uno no tiene un teléfono con gran capacidad de almacenamiento, es probable que tenga que limpiar con frecuencia su memoria de SMS antiguos, borrando también parte de sus historia más reciente.

La artista Ginger Anyhow ha descubierto una curiosa manera de mantener esos SMS en un formato accesible e imperecedero: bordando los textos sobre tela.

En su serie de mensajes de texto bordados, recibidos entre febrero de 2006 y abril de 2007, Ginger recrea, puntada a puntada, los SMS de esta época de su vida, en una especie de archivo digital de mensajes trasladado al mundo pre-analógico; una suerte de diario vital en petipuá.

Y es que la idea de cuidadosamente bordar aquel mensaje, que ella o él te escribió en aquella tarde lluviosa, es algo, cuando menos, lleno de romanticismo. Al igual que la posibilidad de enmarcar aquel SMS donde un amigo te decía, mientras estabas atrapado en un aeropuerto, que España había ganado el Mundial..

La idea de Ginger Anyhow de “imprimir” los SMS de nuestra vida en formatos más "clásicos" recuerda mucho a la impresora “Please, keep my secrets”, creada por la artista japonesa Mayuko Sakisaka. En este caso Mayuko pensaba que las cartas en papel es la forma más poética, a la par de romántica, de decir las cosas.

Por eso en su impresora “de guardar secretos” el mensaje de texto puede ser escrito en un pergamino antiguo. El usuario lo único que debe hacer es enviar a la caja el SMS que ha recibidos a través de Bluetooth. Dentro, los mensajes se van acumulando en papel fino, convirtiendo la impresora en un cofre del tesoro donde guardamos, para la eternidad, lo mejor de nuestras experiencias telefónicas.

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