OPINION

FutureLab: probamos un cargador de energía solar para portátiles

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Cuando uno entra en el mundo de la portabilidad, el teletrabajo y la itinerancia entra también en el mundo de la frustración energética: el móvil, el portátil y la consola podrán ser libres respecto a sus antepasados, el teléfono inmóvil y el ordenador de sobremesa, pero más pronto que tarde acaban necesitando un enchufe para alimentar sus circuitos. Al final, es habitual ver a usuarios “móviles” mendigando unos watios de electricidad en cafeterías, aeropuertos o casa particulares (“¿te importa que cargue el móvil?”).

Estuve buscando por Internet cargadores de energía solar para nutrir mi nuevo portátil y el teléfono móvil. Ninguno me pareció demasiado convincente hasta que un día me topé inopinadamente con uno, cuando fui a comprar a una tienda de electrodomésticos de barrio una batidora túrmix para mi hermana (¡Felicidades!). Era pequeño, ligero, no muy barato (25 euros) pero tampoco demasiado caro, repleto de clavijas y marca “nisu”, como suele decirse: SBS, un inconfundible “made in China”.

Tenía dos semanas para probarlo antes dentro del período de devolución, así que me he pasado varias mañanas teletrabajando desde la piscina, aprovechando el soleado mes de septiembre que nos ha regalado Madrid como bola extra del verano. La buena noticia es que no devolveré a la tienda el cargador solar pasado el período de prueba. La mala, que aún queda mucho camino por recorrer para que la energía solar sustituya eficazmente a la red eléctrica.

El portátil con el que he realizado la prueba es un Samsung N150, un subnotebook con una autonomía considerable: 5 horas, pero insuficiente para una genuina autonomía. El móvil es un HTC Magic con sistema operativo Android. He aquí los resultados:

-Cada 12 horas de sol alimentan el portátil durante aproximadamente 3 horas. Así, el cargador solar consigue ralentizar el descenso de carga de la batería; para reemplazar totalmente al enchufe debería convertir en tiempo real toda la energía solar recibida en energía eléctrica.

-En el caso del móvil la velocidad de carga era mucho más rápida. En apenas una hora, el HTC estaba completamente cargado, más o menos lo mismo que con la carga en red.

-La diferencia puede deberse a la vía de entrada del cable a la placa solar. A pesar de tener media docena de diferentes clavijas, ninguna se adapta a mi Samsung N150, de modo que tuve que utilizar el puerto USB. Además de ser aparentemente más lento (aunque no estoy seguro de si es así) la desventaja de este puerto es que necesita que el ordenador esté encendido, cuando sería mucho más práctico que estuviera cargando la batería en los períodos de apagado.

-El diseño de la placa es espartano, en sintonía con su funcionalidad: tan sólo tiene sendas luces de indicación de carga: una verde y otra roja, para cada una de las salidas. La roja indica que la pila del aparato está cargada y la verde que está utilizando la salida de móviles para hacer la carga.

Posibilidades de éxito: Muchísimas, siempre y cuando no suceda lo que parece más razonable: que portátiles y móviles empiecen a incluir de serie una placa solar.

El autor, en su oficina veraniega.

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