¿Puede una tendencia surgir de la nada, como si fuera un fotón despistado comportándose como onda cuando le toca hacerlo como partícula? En cuestión de minutos he encontrado sendos diseños de pantalones que incluían un extra tan absurdo como llamativo. Me he permitido bautizarle como el "pichero", la funda de lo que viene a ser el pene masculino.
La primera imagen aparece en el diario Público, con el ingenioso título de "Los jóvenes no dan la talla", que uno no puede por menos que pinchar. En realidad el artículo no habla de dimensiones anatómicas, como cabría suponer sino de la Pasarela Cibeles, donde los diseñadores jóvenes cayeron en lo "monótono, evidente y previsible", según Alex Carrasco, que firma el texto. La imagen de la noticia no podía encajar mejor con el título. ¿O era al revés?
La cuestión es que apenas unos minutos después llego por vez primera a un blog llamado Bits & Pieces, donde me he topado con esta otra foto bajo el epígrafe "Gracias, abuelita".
¿Intertextualidad?, ¿telepatía?, ¿física cuántica?, ¿filtraciones entre coolhunters?
Posibilidades de comercialización: Pocas y estrictamente restringidas a Carnaval y despedidas de soltero.
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