OPINION

Interruptores LED con forma de reloj de arena que indican cuánto falta para apagarse la luz

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El concepto de temporizador para las luces de escaleras o garajes es, posiblemente, una de las primeras soluciones para evitar el derroche energético que se instalaron en los edificios de vecinos. Aunque llevan décadas entre nosotros (más por ahorrarnos un pico en los gastos comunes que por la actual preocupación sobre el medio ambiente) estos temporizadores siempre han tenido una gran cadencia.

Una vez que la luz se enciende en un piso, el resto de los demás niveles desconocen el momento en que se va a apagar. Imaginen la escena, a todos nos ha pasado: uno sale de su casa y se encuentra la luz de la escalera dada; se pone a bajar andando y a mitad de camino se hace la oscuridad. Para las visitas puede hasta resultar hasta un acto imprudente, al enfrentarlos de manera sorpresiva a los oscuros escalones y sin conocimiento de dónde se encuentra en el interruptor.

Normalmente muchos, al salir de casa, ven la luz encendida y vuelven a pulsar en un acto muy español, para obtener un bonus extra de luminosidad que les permita entrar o salir con seguridad, incrementando la factura eléctrica que le llega al Presidente de manera notable.

Con las luces de muchos baños públicos en bares y establecimientos pasa lo mismo. Da igual que entres con la luz encendida pulsada por el anterior ocupante, que seguro que te sorprende la noche, de repente y con el pantalón bajado.

Ambos desagradables sucesos podrían evitarse con este concepto de interruptor con temporizador visual e intuitivo creado por los diseñadoras chinas Jia Wen Chen & Wei-Ting Chen y que han ganado uno de los prestigiosos premios Lite-On 2010, el concurso de diseño industrial de mayor renombre del país asiático.

Este interruptor no hay que pulsarlo, sino que hay que girarlo para ponerlo en funcionamiento. Una vez volteado, su forma de reloj de arena permite conocer el inexorable transcurrir del tiempo gracias a unos LEDs, que caen como las partículas de arenilla que simulan. Así se sabe si está cerca el fin del ciclo luminoso (que se puede programar de 30 segundos a una hora, por ejemplo) antes de aventurarse por las escaleras o dentro de la taza del baño.

Como concepto es sobresaliente, aunque interruptores que se giran y marcan el tiempo ya existen en el mercado; aunque no con LEDS de arenilla, todo sea dicho. Sin embargo sería imbatible si todos los interruptores de los distintos pisos pudieran marcar el paso del tiempo a la vez, al igual que lo marca la unidad que desencadena el encendido.

También podría ser un interruptor magnífico para poner en las habitaciones infantiles, permitiendo programar la hora en que “se apagará la luz”, con la posibilidad de vendérselo a los infantes como un truco de birli-birloque para que se duerman.

O para colocar en una casa donde todos sus ocupantes dejan las luces encendidas a su paso, para evitarnos ese sabio consejo (también muy español) que todo padre concienciado ha soltado alguna vez a sus vástagos:

“¡Hala, todo encendido!, ¿Es que os creéis que trabajo en Iberdrola?”

Probabilidades de comercialización: 60%, un concepto fresco pero habría que verlo competir, en cuestión de eficiencia, con los socorridos sensores de movimiento que llevan años inundando muchas escaleras comunitarias.

Vía Yanko

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