OPINION

Siete formas imaginativas de deshacerse de las deposiciones humanas

peepoo
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Es una de esas cosas que todos damos por sentado. Uno acude al excusado y, con un tirar de la cadena, nos deshacemos de esa realidad nuestra de cada día que son los subproductos de nuestro organismo, por así de hacerlo. Les decimos adiós y no volvemos a pensar en ellos. Por suerte. Pero no siempre puede hacerse de esta manera.

Porque en determinadas circunstancias no queda más remedio que recurrir a “formas alternativas” de disponer de nuestros propios desperdicios. Cuando las circunstancias (de todo tipo) son adversas, no es cuestión de dejar las cosas por cualquier lado. Es más: algunos métodos incluso ofrecen más de un beneficio sobre las actuales… y otros nos hacen replantearnos un par de cosas sobre nuestro modo de vida.

1. Convirtiéndolas en ceniza

Una buena alternativa al método más clásico: ¡incinerar nuestros desperdicios! Existen varios modelos de retretes que convierten nuestras deposiciones en cenizas de manera rápida y eficiente. De hecho, los primeros prototipos datan de 1904. Por supuesto, tienen dos inconvenientes. En primer lugar, aislar la “taza” de tanto calor, y en segundo, la energía requerida para hacer algo semejante, cosa de la que tampoco andamos muy sobrados en estos momentos de la historia.

2. Llevándolas en la mochila

El montañismo de elite está solo al alcance de cuerpos y mentes privilegiados. Pero incluso ellos tienen que evacuar de vez en cuando. Por ejemplo, en el Everest se han recogido ya 400 kilos de desperdicios humanos desde 2008, para desesperación de las autoridades.  Los más ecologistas tienen una opción: cargar con una unidad contenedora donde ir almacenándolos durante la ascensión y el posterior descenso. Tiene una capacidad de entre 10 a 14 usos (según lo que se coma), y puede aguantar caídas de hasta 700 metros, con lo cual todos nos quedamos más tranquilos. Sobre todo los que vienen por debajo.

 

3. Eliminándolos a mano

Nosotros viviremos en la sociedad del bienestar, pero en el mundo hay millones de personas que carecen de unos sanitarios como Dios manda. Por ejemplo, en India el 10% de las ciudades no disponen de alcantarillado. En estos lugares se utilizan letrinas… que luego hay que vaciar a mano. Un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo. En el caso de la India, suelen pertenecer a la casta de los intocables, la más baja de todas, a cuya integración no ayuda precisamente dedicarse a esta labor. Una labor a la que se dedican, atención, más de un millón de personas.

4. Reciclándolos

En una nave espacial, los suministros no abundan, precisamente. Por eso, en la Estación Espacial Internacional, la orina es reciclada mediante un complejo proceso, y vuelve a convertirse en agua potable. Los desechos más sólidos vuelven a ser llevados a Tierra, puesto que de expulsarse, pueden congelarse y formar pequeños meteoritos. En el caso de los transbordadores espaciales, son introducidos en cápsulas y  expulsados en contenedores que arden al entrar en la atmósfera terrestre.

5. Usándolos como fuente de energía

En 'Mad Max III', Negociudad tenía energía gracias al metano extraído de los residuos de centenares de cerdos. Nuestras deposiciones no son tan ricas en ese gas, pero con algo de tiempo también puede convertirse en una fuente de este metano. Privando las heces de oxígeno, las bacterias actúan sobre esta materia maloliente y crean este combustible, que puede usarse en cocinas de gas, calefacción o hasta para crear electricidad. ¿Los desechos? Tras un tiempo fermentando, pueden usarse como fertilizante.

La empresa Loowatt presenta una buena opción para seguir este procedimiento, con retretes de cartón desechables y unos procesadores anaeróbicos que realizan el proceso ya explicado.

6. Tirándolos por toboganes

En lugares de rápido desarrollo como Dubai, es un problema lidiar con los excrementos: allí todavía no hay alcantarillado, así que estos se almacenan en depósitos que recogen camiones al final del día. En los rascacielos más altos, estos tienen que caer por conductos de hasta 300 metros de altura, haciendo un ruido terrible. Tras detectar este problema, se ideó un sistema simple: la tubería iría dando vueltas para evitar un descenso brusco, cayendo al camión que se lo lleva al único centro de tratado de basuras de la ciudad.

7. Metiéndolos en una bolsa

Las bolsas “peepoo” (piscaca) son una nueva alternativa para aprovechar las cualidades del excremento y ayudar con la situación sanitaria del tercer mundo. Se trata de un envase biodegradable recubierto de cristales de urea. Estos esterilizan las deposiciones y rompen su estructura para que se convierta en fertilizante para cosechas de una manera más rápida y eficaz. Las bolsas son a prueba de olores durante 24 horas, y deben de ser enterradas bajo tierra. Con el tiempo, se pueden usar para alimentar las cosechas.

Visto en Discover Magazine, Loowatt  y Peepoole.

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