OPINION

Este discapacitado necesita una licencia de tanques para pasear con su silla de orugas

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Jim Starr es un ex-jardinero británico de 36 años con una enfermedad crónica de espalda y articulaciones que le tiene postrado en una silla de ruedas desde 1999. Su principal sueño es poder moverse con mayor libertad para salir al aire libre con su esposa Emma, su hijo Leo, de ocho años, y su hija Skye, de cuatro. Lo que más le gustaría del mundo es "dar un paseo por la playa con su familia" en Dorset (UK), donde vive.

A principios de este año Jim recibió un regalo de navidad muy especial. Un amigo suyo se había gastado 15.000 € en comprarle una Tank-Chair, una silla de ruedas eléctrica customizada que sustituye las ruedas por dos orugas tractoras que le permiten moverse por cualquier tipo de terreno, ya sea asfalto, barro o la fina arena de una playa.

“Es una máquina fantástica, la silla de ruedas normal es inútil para mi, esto es lo que realmente necesito” afirmó tras probar la silla incluso por las calles nevadas de su localidad. La silla se maneja con un joystick en una mano para la dirección y una palanca de potencia en la otra mano para la velocidad, pudiendo alcanzar los 15 km/h con un motor de baterías de 24 voltios. También es capaz de superar pendientes de un 10% de inclinación.

Sin embargo, la silla ha sido inmovilizada por la Driver and Vehicle Licensing Agency (DVLA), que dice que la silla-tanque no puede ser calificado como un vehículo válido para transitar por las calles, ya que es 22 cm más ancha que las sillas eléctricas normales y sus 220 kg la hacen demasiado pesada para su uso en terrenos públicos.

El centro de licencias le ha dicho a Jim que deben solicitar un permiso de conducción de la categoría H, que permite a ciertos profesionales conducir vehículos de orugas, como los tanques, por la vía pública. A los chicos que vigilan las normas se les ha debido pasar que Jim Starr está postrado en una silla de ruedas, y que por tanto no puede obtener una licencia para conducir carros de combate por mucho que sea el primero en presentarse a los exámenes.

Pero a pesar de las comprobaciones iniciales con la DVLA y de la policía, que sí que sugirió la posibilidad de que Jim Starr pudiera usar la máquina de forma excepcional, se ha comprobado que sólo se permite en terrenos privados. “Es ridículo que haya encontrado una forma para moverme como siempre he deseado y ahora vengan las autoridades a dar la vuelta a la tortilla y a decirme que es ilegal”.

El vehículo está diseñado por la empresa norteamericana TC Mobility para uso fuera de carretera y por lo tanto no sería necesario tenerlo registrado. No obstante, si se desea utilizar el vehículo en la vía pública, entonces se trata de un vehículo de motor, y se exige su licencia y tener la categoría de permiso de conducción correspondiente.

Jim afirma que no quiere usar el vehículo en carreteras o aceras, pero que tendría que cruzarlas para llegar a las zonas despejadas donde pueda utilizar su silla legalmente. Pero ni por esas.

Por ahora, paradojas de la vida, además de estar postrado en una silla de ruedas, ahora también está confinado en los límites de su jardín, el único lugar donde puede usar su silla-tanque sin recibir una multa por sus anhelos de libertad.

Vía This is Dorset

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